El Método Paranoico-Crítico de Dalí: qué y cuáles son sus características

Te explicamos en qué consiste el sistema del más famoso de los pintores del Surrealismo.

El método paranoico-crítico de Dalí

Seguro que más de uno recuerda el famoso dibujo de la vieja-joven, en el que, dependiendo de cómo y de quién mirara, aparecía ante nosotros la imagen de una muchacha o de una anciana. El dibujo en cuestión no hace más que recoger los preceptos del famoso método paranoico-crítico de Salvador Dalí o, lo que es lo mismo, entrar en la mente del espectador y manipularla.

Dicho así, suena bastante contundente, e incluso inquietante. Sin embargo, estamos cansados de contemplar obras que siguen esta idea, especialmente las que forman el corpus daliniano; representaciones de una realidad totalmente subjetiva cuyo artífice máximo es el espectador.

En este artículo hablaremos del método paranoico-crítico de Dalí, cuáles son sus características y qué significó para el Surrealismo y la historia del arte en general.

¿Qué es el método paranoico-crítico?

El método paranoico-crítico se basa en la capacidad que tiene el cerebro humano en percibir relaciones entre cosas que, en realidad, no poseen ninguna asociación. Este fenómeno ha sido ampliamente estudiado por la ciencia, y no han sido pocos los artistas que se han inspirado en esta curiosidad de la mente para crear obras no menos curiosas.

Porque, de hecho, y aunque fue su máximo impulsor, Salvador Dalí no fue estrictamente el creador de este sistema, aunque sí que lo bautizó con este original nombre (en su línea, claro) y lo explotó hasta el límite.

Pongamos por ejemplo su famoso cuadro Las tres edades, ejecutado en 1940.

Las tres edades de Dalí

A priori, lo que nuestro cerebro capta son tres rostros, relacionados con las tres edades del título: el niño, el joven y el anciano.

Sin embargo, si echamos otra ojeada al cuadro, quizá nos demos cuenta de los elementos que permanecen escondidos a la retina del espectador: el joven es, en realidad, una mujer y un niño sentados ante un agujero de la roca, y los ojos, unas montañas lejanas que parecen un antifaz. En cuanto al viejo de la parte izquierda del lienzo, está compuesto, a su vez, por una anciana encorvada ante unos árboles. Así, mágicamente, aparece ante nuestra vista un cuadro diferente, una nueva obra, otra realidad.

Delirios paranoicos

En 1932, Dalí se encuentra ya inmerso en el grupo de los surrealistas, que le habían acogido en París en 1929. Sin embargo, en la década de 1930 el pintor catalán empezará a desvincularse de las directrices del movimiento “oficial” y comenzará a seguir sus propias reglas. Esto, por supuesto, no gustó nada al resto de surrealistas, que acabaron expulsando a Dalí del grupo en 1934.

Ese año de 1932 cae en sus manos un ejemplar de la obra De la psychose paranoïaque dans ses rapports avec la personnalité, escrita por su amigo Jacques Lacan (1901-1981), quien, según cuenta Dalí en sus memorias (ver bibliografía), fue a visitarlo a raíz de la publicación de su artículo El burro podrido, que había impresionado vivamente al psiquiatra. Con Lacan colaboró más tarde en el primer número de la revista Minotaure, una de las publicaciones más icónicas del movimiento surrealista.

El libro de Lacan hace hincapié en que, en contra de lo que estipulaba la psiquiatría clásica, el delirio paranoico es fruto de la conjunción entre la interpretación de la mente y el delirio.

Es decir, a diferencia de lo que se postulaba en las aulas, donde se afirmaba que para crear el delirio paranoico debía existir primero una interpretación errónea de la realidad, Lacan sostenía que ambos fenómenos se daban a un mismo tiempo. De esta idea extrajo Dalí la base de lo que se convertiría en su método más famoso.

Jugando con el cerebro

Pero la inspiración daliniana no se detuvo allí. Incansable y curioso, estudió en profundidad cómo funcionaba la paranoia en el cerebro, y se fijó especialmente en cómo nombraban los pescadores del Cap de Creus a las rocas de los acantilados. Estos nombres tenían mucho que ver con las figuras que sus mentes “veían”, y que variaban según la persona, la perspectiva y el momento del día: un águila, un gallo, un camello… Algo parecido sucede cuando nos quedamos contemplando un cielo cuajado de nubes e intentamos “descubrir” qué forma tienen.

Por tanto, está claro que el cerebro humano crea realidades y establece conexiones que, en verdad, no existen. La paranoia tiene mucho que ver con esto, pues clínicamente se trata de pensamientos, generalmente obsesivos, que poco o nada tienen que ver con la realidad. En ambos casos, la mente está interpretando a su manera un elemento concreto.

Con todo ello, el pintor catalán ideó un sistema para recrear este efecto paranoico en el espectador, a través de obras expresamente diseñadas para este fin. El cuadro que hemos citado anteriormente, Las tres edades, es un buen ejemplo de ello, pero también encontramos este método en otras creaciones dalinianas, como Aparición de una cara y un frutero sobre una playa (1938), o Galatea de las Esferas (1952), en que una serie de átomos acaban dibujando el rostro de una mujer (en este caso, de Gala, su esposa).

Dalí y el “nuevo surrealismo”

A pesar de que el método paranoico-crítico no fue la causa de la expulsión de Dalí del grupo de Breton y compañía (tuvo mucho más que ver el hecho de que no se adhiriera al comunismo), sí que podemos decir que la idea básica de este nuevo sistema daliniano es totalmente contraria a la propuesta de los surrealistas.

Por un lado, Breton y sus colegas apostaban por la creación automática (el denominado automatismo) cuya base era la no participación consciente en la ejecución de la obra. En el caso de Dalí, en cambio, todo está escrupulosamente estudiado. El método paranoico-crítico no deja nada al azar, precisamente porque juega con las composiciones para estimular la mente del espectador. No hay nada automático en la creación daliniana, sino más bien un sistema bien pensado y organizado al detalle.

André Breton, el líder del movimiento, llegó a alabar a Salvador Dalí, a quien consideraba dotado de un enorme talento, y en su libro Qu’est-ce que le surréalisme (publicado el mismo año de la expulsión de Dalí del grupo), afirma que el método paranoico-crítico es un “instrumento de primer orden”. Resulta curioso, pues, que a pesar de semejante fascinación, las divergencias acabaran pesando más, con el resultado que todos sabemos.

Los otros métodos paranoico-críticos

Sí, Dalí fue el máximo exponente de este método y lo aprovechó en toda su expresión, pero ya hemos dicho que no era un método original. Hacía siglos que la historia del arte se valía de la interpretación errónea de la realidad para crear imágenes poderosas y atrayentes. Sin ir más lejos, los famosos trampantojos renacentistas (cuyo nombre ya es suficientemente explícito, trampantojo, “trampa al ojo”) no dejan de usar, en cierta forma, el método paranoico-crítico daliniano.

Por otro lado, existen artistas que han cobrado su fama a través de “jugar con el cerebro”. Giuseppe Arcimboldo (1526-93), por ejemplo, elaboró sus famosísimos retratos con frutas con esta intención. Su obra Cesta de frutas, ejecutada hacia 1590, es un bodegón si la miramos al derecho; pero si giramos el lienzo, aparece de repente un rostro humano. Un poco más recientemente, artistas como Charles Allen Gilbert (1873-1929) nos dejó su propia aportación al método con su obra Todo es vanidad, bastante reproducida, donde aparece una muchacha mirándose a un espejo que, observada cuidadosamente, se convierte en una calavera. Pero de todo esto era consciente el mismo Dalí cuando proyectó una obra sobre los surrealistas antes de los surrealistas que, desgraciadamente, nunca vio la luz.

  • Cómo Dalí usó el método paranoico-crítico para crear pinturas de doble imagen, video del canal de Youtube Kat (Kat McCoy): https://www.youtube.com/watch?v=Uj9rvHIthhU&t=9s
  • Dalí i Tusquets: diseño paranoico-crítico, conferencia de Caixaforum, impartida por Oscar Tusquets y Juli Capella, abril de 2020: https://www.youtube.com/watch?v=XkwZbSqY7no
  • Dalí, S. (1995), La vida secreta de Salvador Dalí, ed. Empuries
  • Ibarz, V.; Villegas, M. (2007) El método paranoico-crítico de Salvador Dalí, publicado en la Revista de Historia de la Psicología, vol. 28
  • Lacan, J. (2015), De la psychose paranoïaque dans ses rapports avec la personnalité, ed. Points.

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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