El mundo está en constante movimiento, y los acontecimientos se precipitan y crean situaciones nuevas, que requieren un nuevo lenguaje y una nueva forma de mirarlas. El arte, expresión genuina del ser humano, no podía quedarse atrás en este sentido.
Ya en el siglo XX, de la mano de las vanguardias artísticas, había nacido un concepto nuevo de artista; el individuo que no solo no debía nada a nadie, sino que se rebelaba contra el mundo que, en cierta manera, lo había creado. Este sentimiento de rebelión conformó una necesidad de reestructurar y renovar los conceptos de arte y creación artística. Así, a mediados del siglo XX nació el arte popular o pop art, que democratizaba el objeto artístico y lo ponía al servicio de la masa. De esta nueva realidad nació el arte de los nuevos medios, llamado a convertirse en el abanderado artístico de inicios del siglo XXI.
Os proponemos un interesante viaje a través de la transformación del arte en el último siglo, que os permitirá comprender mejor qué es y cuáles son las características del llamado arte de los nuevos medios o new media art.
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¿Qué entendemos por arte en los nuevos medios o new media art?
Llamamos arte de los nuevos medios al arte que incorpora las nuevas tecnologías, ya sea en su creación, en su uso o en ambas situaciones. En inglés, el concepto se denomina new media art; en este caso, el new hace referencia al uso de tecnologías estrictamente punteras, para diferenciar este arte del vinculado al resto de tecnologías que están ya plenamente integradas en nuestro día a día.
Lo que es importante es que el new media art no solo comporta el uso creciente de la tecnología más innovadora, sino que, en un nivel más profundo, implica la democratización absoluta de la cultura. En otras palabras, el uso de las nuevas técnicas en la realización de las obras de arte permite un mayor acceso del público a las mismas; no solo al resultado, sino también al mismo proceso de creación. Esto, como veremos, no es nada nuevo; ya se venía augurando desde la revolución tecnológica que supuso el advenimiento del siglo XX.
El arte de los nuevos medios propone un nuevo ejemplo de artista: el que trabaja en colaboración no solo con otros colegas, sino también con la gran masa del público. Al trabajar a menudo con imágenes ya existentes, el artista de los nuevos medios rompe con la idea de que la creación es algo único y vinculado a una sola persona. En la década de 1920, y como veremos en el siguiente apartado, Marcel Duchamp ya hizo lo propio cuando pintó unos bigotes a una reproducción de la famosa Monna Lisa.
El conjunto de creaciones que abarca este tipo de arte es muy amplio. A lo largo de este artículo, analizaremos sus manifestaciones más importantes; pero primero, veamos cuáles son sus antecedentes históricos más inmediatos.
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Los antecedentes históricos: las vanguardias y la democratización del arte
Un movimiento o un estilo no nace de forma espontánea. Más bien tiene una serie de antecedentes que, a veces sin quererlo, lo configuran y moldean su sentido. Así, podemos decir que el dadaísmo, el estridentismo y el pop art contienen parte de lo que, más tarde, sería el new media art. Veámoslo a continuación con más detalle.
El dadaísmo o la negación del arte
El precursor más antiguo del llamado “arte de los nuevos medios” es el dadaísmo o movimiento dadá, del que el new media art recoge algunas de sus características más esenciales; especialmente, elementos formales como los collages y los fotomontajes, pero también la sátira y la burla.
El movimiento dadá nació en 1916 en el Cabaret Voltaire, en la ciudad de Zurich, Suiza. A pesar de que se ha inscrito en las llamadas vanguardias artísticas del siglo XX, en realidad el dadaísmo pretendía todo lo contrario. A través de sus composiciones absurdas y, a menudo, sin sentido, los creadores de este movimiento lanzaban una ácida burla al mundo burgués encorsetado que les rodeaba y que, en última instancia, les había llevado al horror de la Primera Guerra Mundial.
¿Qué tiene que ver este arte de vanguardia con el arte de los nuevos medios? Pues mucho, como ahora veremos. Baste tomar como ejemplo una de las obras dadá más famosas: la reproducción de La Gioconda de Leonardo da Vinci a la que Marcel Duchamp, uno de los abanderados del dadaísmo, añadió un par de lustrosos bigotes.
El movimiento dadá se fundamentaba en las reproducciones, en los montajes y los “engaños” para dar forma a su reivindicación, ya en una fecha tan lejana como 1916. De esta manera, este movimiento negacionista estaba sentando las bases para las futuras expresiones artísticas, como el estridentismo y, sobre todo, el pop art, que también se cuentan entre los precedentes del arte de los nuevos medios.
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El estridentismo mexicano
Nacido en Ciudad de México en 1921, este movimiento está estrechamente unido al avance tecnológico que supuso el cambio del siglo XIX al XX. Durante las primeras décadas de este último proliferan en todo el mundo las publicaciones periódicas, que contienen y se nutren de los avances fotográficos e industriales más innovadores.
En este sentido, es la revista mexicana Horizonte la que se convierte en vehículo a través del cual el estridentismo promueve sus ideales estéticos, hecho en que ayudó, y mucho, que sus miembros se convirtieran de una u otra manera en parte del nuevo gobierno. Por ejemplo, Manuel Maples Arce, el fundador del movimiento, fue secretario del gobierno de Veracruz.
Como no podía ser de otra manera considerando la fecha en que nació, el estridentismo mexicano estaba completamente adherido a la vanguardia. A través de las páginas de Horizonte y otras publicaciones, un grupo heterogéneo de artistas e intelectuales (el propio Maples Arce, pero también el poeta Germán List, el escritor y diplomático Luis Quintanilla o la fotógrafa Tina Modotti) reivindican la destrucción del mundo “antiguo” y el surgimiento de una nueva realidad social y artística.
El pop art o el “arte popular”
Pero quizá el movimiento que más ha influido en la aparición del nuevo arte de los medios es el conocido como pop art o arte pop, surgido en Gran Bretaña y Estados Unidos a mediados del siglo XX y que supuso una auténtica revolución en el arte de la creación. Lo esencial de este tipo de arte es que se basa en objetos de consumo cotidianos, como anuncios, comics e incluso latas de comida.
Por propia definición, el arte pop (de “popular”) se vincula esencialmente al gran público, y va en contra, por tanto, del arte elitista e intelectual. En este punto se da la mano con las vanguardias del XX; tanto el dadaísmo como el estridentismo, que hemos comentado en los anteriores puntos, así como otros tantos movimientos en los que no entraremos, se rebelan contra la teoría cultural oficial, y utilizan para ello recursos al alcance de las masas populares.
El pop art crea iconos populares y los multiplica hasta el infinito. Para ello usa técnicas industriales y de gran consumo, como la impresión a gran escala. Todo ello permite la introducción de las imágenes pop en todos los hogares, y consigue de esta forma la popularización del objeto de arte.
Como vemos, esto guarda mucho en común con internet y los nuevos medios, que permiten el acceso de la masa a las producciones artísticas. El abaratamiento de los costes de los productos informáticos facilitó, ya en la década de 1990, que los usuarios de ordenadores personales pudieran acceder a un software fácil de tratamiento de imágenes, sonido y video, lo que permitió que el arte de los medios diera sus primeros pasos.
Tipos de new media art
La tipología de manifestaciones artísticas del arte de los nuevos medios es amplísima y, en algunos casos, se pueden incluir unas dentro de otras. En este apartado solo nos detendremos en las más características.
1. El arte interactivo
Este tipo de arte tiene como característica principal (por otro lado, común en casi todas las manifestaciones de new art media) el altísimo grado de interacción con el público (de ahí su nombre). En una época en que el arte ya no se concibe como un elemento aislado en que el artista crea y el público solo contempla, el arte interactivo utiliza todos los medios tecnológicos a su alcance para crear una red que englobe a artista y espectador. Tal y como recoge Luis Andrade Baldeón en su obra Espacio de arte interactivo digital: “El Arte interactivo designa a prácticas artísticas en las cuales participa el espectador de modo directo en la realización de la obra, no simplemente como intérprete o receptor”.
Tenemos, por un lado, el arte interactivo que se basa en engranajes y palancas que se accionan. Representa, por supuesto, un estadio temprano de arte interactivo. En segundo lugar, encontramos el arte interactivo basado en tecnología electrónica, que usa imágenes, sonido y video informatizado para interactuar con el espectador. Este tipo de arte interactivo está cada vez más presente en los museos.
2. El net.art
Bajo este curioso nombre encontramos a todas las creaciones realizadas expresamente para Internet, cuyo origen se remonta a los años 90 del siglo XX, justamente cuando se empezaba a desarrollar la red mundial. Una de las características esenciales de una obra net.art es que debe crearse exclusivamente a través de elementos de la red, como por ejemplo el hipertexto, que permite enlazar información de diferentes sitios de internet.
Muchos artistas usaron y usan el hipertexto para reestructurar obras ya existentes, siguiendo la denominada Narrativa hipertextual.
Algunos de los artistas más conocidos del net.art son Mark Amerika, profesor de arte de la Universidad de Colorado, o el dúo de artistas Jodi.org, formado por Joan Heemskerk y Dirk Paesmans.
3. Artivism
La palabra se crea a partir de “arte” y “activismo”, y hace referencia a las manifestaciones artísticas que se crean para protestar contra un hecho o reivindicar otro. En general, los “artivistas” usan sus creaciones para protestar contra la política y la sociedad de consumo, y para ello cuentan con Internet y otros medios de comunicación.
4. Augmented reality art
Literalmente, arte de realidad aumentada. Como su propio nombre indica, este tipo de arte se sirve de la tecnología gráfica informática para que el espectador se vea sumergido en una realidad virtual. La idea es combinar estos elementos virtuales con elementos físicos, para crear así una experiencia única. El arte de realidad aumentada tiene como finalidad básica la educativa, y ya son muchos los museos y centros culturales que la usan para sus visitantes.
5. El metaverso
Para muchos, el futuro del arte. Muy ligado a la realidad aumentada, el sistema del metaverso sumerge al usuario en un mundo virtual 3D en el que él es solo un elemento más. Se ha hablado de las grandes posibilidades que el metaverso podría tener no solo como elemento lúdico, sino también educativo.
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