¿Cómo ayudar a un niño con TDAH a pasar el confinamiento?

Consejos a aplicar en casa para ayudar a los niños y niñas con TDAH en tiempos de confinamiento.

Cómo ayudar a un niño con TDAH a pasar el confinamiento

Vivir un confinamiento es un momento duro, muy duro. No poder salir ni siquiera para dar un paseo es una situación estresante y desagradable tanto para los adultos como para los niños y, especialmente para los que tienen TDAH.

Los niños y niñas con este trastorno no pueden pararse quietos, necesitando gastar sus energías (si es que en algún momento se les acaban) durante todo el día. Si no pueden salir a correr ni jugar al parque está claro que sus familias van a tener que afrontar una situación complicada añadido a lo difícil que ya es de por sí un confinamiento.

Es por esto tan importante dar pautas a los padres sobre cómo ayudar a un niño con TDAH a pasar el confinamiento en previsión a que tengamos que volver a vivir uno como el que se empezó en el mes de marzo.

Consejos para ayudar a un niño con TDAH a pasar los meses de confinamiento

El primer confinamiento fue altamente disruptivo. Nadie se lo esperaba y nadie sabía cómo encajarlo. Supuso un auténtico quebradero de cabeza para padres y profesores, teniendo problemas con el cuidado y la educación en el hogar de los niños, quienes veían cómo cambian sus rutinas y actividades a causa del COVID-19. Esto era todavía más grave en el caso de los niños con TDAH, tan necesitados de estructura y apoyos adicionales para manejar los desafíos de atención y comportamientos propios de su trastorno.

El confinamiento de marzo echó a tierra el día a día de todos los niños quienes vieron como su horario escolar se esfumaba, siendo sustituido de la mejor manera que se podía por clases virtuales. La rutina asentada tras medio año académico acababa súbitamente. El problema es que los niños, y más los que tienen problemas de atención e hiperactividad, necesitan rutina.

Sea divertida o sea aburrida, necesitan algo que dé estructura a su tiempo, que les haga saber qué viene después. En caso de no ser así habrá incertidumbre y eso es especialmente disruptivo en el aprendizaje y desarrollo de cualquier niño.

Pero el problema no solo fue el cierre de las clases, sino además el no poder salir a la calle. Los niños necesitan jugar, gastar sus energías corriendo y pasándoselo bien con los demás. No poder salir a la calle, estando encerrados durante semanas en casa, fue una situación especialmente mala para los niños con TDAH. Al ser una situación totalmente nueva por aquel entonces, no existían manuales sobre qué hacer en tal situación, lo cual se tradujo en malos hábitos de sueño, abuso de las nuevas tecnologías y problemas de conducta varios.

Afortunadamente, hemos aprendido del primer confinamiento. No sabemos con exactitud si va a haber un nuevo confinamiento, aunque lamentablemente la situación no pinta bien. El primer confinamiento pilló a los padres, psicólogos, psicopedagogos, profesores y, como no, a los niños con TDAH desprevenidos. Por fortuna, tras la experiencia de la primera reclusión hemos aprendido qué hacer para ayudar a un niño con TDAH a pasar el confinamiento de la mejor manera posible y evitar que esta tan abrumadora situación altere profundamente su comportamiento y regulación emocional.

Cómo superar un confinamiento con niños con TDAH

La mejor estrategia para padres y madres de niños y niñas con TDAH es anticiparse a la probable situación de confinamiento. Durante el primer confinamiento todo vino de repente: entre que se cancelaban las clases de los pequeños de la casa y los padres no sabían cómo iban a teletrabajar, todo el mundo estaba confundido. Por fortuna, ahora que hemos vivido esa primera experiencia sabemos qué podemos hacer para pasar esta situación con nuestros hijos con TDAH.

Es fundamental diseñar un plan de actuación semanal, que sea revisable, pactado y modificable. Este plan será un horario que organizará el tiempo del niño con TDAH, algo que, como hemos comentado, es fundamental en estos pequeños con problemas de regulación. Las actividades que deben haber en este plan deben estar enfocadas a lo que puede aprender el niño en casa, habiendo algunas que despierten su interés y sirviéndole para mantenerse ocupado en caso de no poder salir de casa.

Ahora bien, ¿cómo y qué puntos debería tener este plan de actuación? La vida de los niños con TDAH puede ser muy “caótica”, así que disponer de un buen orden y organización es el mejor aliado para combatir los problemas asociados a este trastorno, problemas que van a emerger con toda su fuerza a causa del confinamiento. A la hora de planificar la semana de los niños y niñas con TDAH, conviene tener en consideración lo siguiente:

1. Crear una rutina

Los niños y niñas con TDAH tienen dificultades de autorregulación, motivación y activación. Son niños que se frustran, explosionan y se alteran con más facilidad, especialmente en las situaciones ambiguas, repetitivas, monótonas y poco estimulantes. Por este motivo es tan fundamental crear una rutina bien clara, pensada y mantenida a largo plazo. La rutina le transmitirá una sensación de tranquilidad y cierto control y, como consecuencia, el funcionamiento familiar durante este confinamiento será algo menos difícil.

Está bien mantener su interés con actividades nuevas, pero el cuerpo de este plan, es decir, la estructura principal debe contener actividades que siempre sean las mismas los mismos días a la misma hora. El plan debe hacerse a imagen y semejanza de los horarios a los que el niño estaba acostumbrado en clase, motivo por el cual es muy importante tener en cuenta qué asignaturas hacía a la semana.

2. Colgar el horario por escrito

Es muy importante dejar la planificación escrita en algún lugar bien visible de la casa, preferiblemente la puerta de la nevera o un lugar en el que el niño vaya a pasarse mucho tiempo durante el confinamiento (escritorio, sala de estar o su habitación). El horario debe tener elementos visuales que indiquen fácilmente lo que el niño tiene que hacer (p. ej., hacer deberes de matemáticas = dibujo de una calculadora), marcando las asignaturas o tipo de tareas de diferentes colores.

En caso de que la escuela no haya organizado un horario concreto de clases virtuales, es especialmente recomendable que el niño haga los deberes después del desayuno, justo en un momento en el que ya está despierto y todavía no está demasiado cansado para concentrarse. Todo lo que sea ocio lo podrá hacer por la tarde, que es el momento recomendado para ello. Se le puede decir que si consigue hacer los deberes por la mañana tendrá toda la tarde libre para aquello que quiera hacer.

3. Acordar la planificación

Es muy importante que los niños participen en la planificación. La idea no es que hagan todo lo que quieran, pero tampoco que se les imponga solo actividades aburridas, las cuales van a dejar a medias y van a cambiarlas por todo tipo de distractores que ellos mismos buscarán.

Por este motivo debemos hablar con ellos sobre qué les gustaría hacer para, en la medida que se pueda, convertirlo en actividades educativas y lúdicas, algo que le sirva para entretenerse pero a la vez aprender.

4. Cuidar los hábitos personales

Pero además de tenerse en cuenta las actividades de la escuela, también se deben asentar y mantener hábitos personales. Muchos niños asocian la idea de estar por casa a un día festivo, cosa que en el confinamiento no debería suceder porque se puede alterar gravemente sus patrones de sueño, higiene y, como no, estudio. De hecho, esto no solamente es algo que ha pasado a los niños pequeños, con o sin TDAH, sino también a los adultos.

Por este motivo es fundamental marcar bien claro en el horario a qué hora deben despertarse, cuándo deben irse a dormir, indicar los días que deben ducharse o bañarse, cuándo cepillarse los dientes, cuándo vestirse (no deberían ir con el pijama puesto todo el día en casa), a qué hora pueden ver la tele, cuánto rato… y cualquier otra conducta que se nos ocurra. Deben comprender que por mucho que estén en casa no dejan de estar en un día entre semana y, por lo tanto, deben estar estudiando.

Como padres debemos asegurarnos de que esto se cumple. Si el niño no se despierta por sí solo, lo tendremos que despertar aunque nos sepa mal. También, deberemos respetar las horas del desayuno, comida, merienda y cena y, si es posible, poner un horario de comidas imitando el mismo que los comedores escolares siguen. La idea es que la vida del niño esté lo más organizada posible, pese a la incertidumbre de no saber cuándo podrá volver a salir a ver a sus compañeros de clase o jugar en el parque.

5. Implicar al niño en las tareas del hogar

Además de organizar las tareas educativas y los hábitos personales, podemos aprovechar el confinamiento para que el niño nos ayude con las tareas del hogar, siendo esto una forma fantástica de hacer que canalice su energía hiperactiva en algo que tendrá que aprender tarde o temprano para poder ser un adulto funcional. Pueden acordarse tareas en las que padres e hijos se ayudan mutuamente, como barrer, hacer las camas, limpiar los platos...

Implicar al niño en las tareas del hogar hará que aprenda cosas que le servirán para el futuro y que, por regla general, no se enseñan en la escuela, y mucho menos en una clase virtual. Además, servirá para que padres e hijos compartan un momento juntos, no necesariamente lúdico, pero sí significativo puesto que los niños y niñas verán que pueden ser útiles y ayudar a sus padres en el cuidado del hogar.

6. Recompensar al niño adecuadamente

En general, los niños con TDAH necesitan gratificación a corto plazo. Por este motivo las tareas deben organizarse de tal manera que, tras hacer una menos agradable, haga una que sí le interesa para así mantener su atención. Por ejemplo, si no le gusta hacer los deberes ni estudiar matemáticas pero sí leer, podemos organizar su mañana poniendo primero la actividad “hacer los deberes” seguida de “lectura” y, después, “hacer mates”. La idea es intercalar las actividades para que la gratificación no sea continua pero tampoco esté demasiado demorada.

No obstante, el “premio gordo” debe llegar por la tarde. El momento lúdico del día debe venir en un momento en el que el niño está demasiado cansado como para poder seguir estudiando, normalmente después de las 17h. Es ese momento en el que podrá jugar a videojuegos, hacer deporte en casa, escuchar música, hacer manualidades o ver la tele. Es muy importante igualmente especificar qué actividades de ocio podrá hacerlas solo y cuáles las podrá hacer con sus padres.

Si bien los dispositivos electrónicos son un premio como cualquier otro, es muy importante limitar su uso, y más teniendo en cuenta que como los niños no podrán salir de casa ni tener contacto directo con sus amigos y amigas, lo más probable es que pierdan la noción del tiempo usando estos aparatos. Si les dejamos usarlos, deberíamos vigilarlos mientras o, al menos, poner un programa de control parental y programar el dispositivo para que se apague pasado un tiempo.

7. Comunicarse con la escuela

Es muy importante mantenerse comunicado con la escuela para saber qué hacer. Es importante conocer cuáles son los apoyos que recibe nuestro hijo en clase y cómo podría mantenerse la continuidad de lo aprendido en el hogar. Debemos preguntarle a los profesores qué debemos hacer para mantener a nuestro hijo organizado, enfocado y centrado en la tarea. No pueden omitirse las siguientes preguntas:

  • “¿Qué funcionaba con mi hijo cuando quería que se concentrara?”

  • “¿Cómo puedo ayudarle con los deberes?”

8. Organizar sesiones con otros padres

Con la experiencia del primer confinamiento, muchos padres aprendieron la importancia de mantenerse conectados y organizarse para que sus hijos e hijas pudieran verse al menos a través de una pantalla. Si no hubiera sido por estas sesiones muchos niños no hubieran visto a sus compañeros durante más de 6 meses, teniendo en cuenta que la desescalada empezó justo cuando acaba el curso académico.

No obstante, muchas veces estas sesiones fueron anárquicas, en el sentido de que se acordaban de un día para otro. Lo ideal es que los padres y madres organicen mínimo una sesión semanal para que los niños y niñas compartan lo que les ha pasado durante la semana, qué deberes han hecho, qué les gustaría hacer cuando se puedan volver a juntar o jugar a un juego en línea.

Estas sesiones pueden ser especialmente nutritivas también para los padres, sobre todo dentro de un grupo con niños con TDAH. Seguro que alguno de los padres ha descubierto alguna actividad o estrategia que le permite regular emocionalmente a su hijo en tiempos tan duros y que no tendrá problema en compartir con los demás. También se puede crear un grupo aparte en el que se comente cómo se lo van a montar para coordinar el aprendizaje de los niños estando en casa.

Naturalmente, además de los padres también se deberá consultar a los profesores de los chicos y chicas. El maestro no es simplemente el adulto que va a clase y les explica lo que tienen que aprender, sino un hombre o mujer que es tan referente como lo puede ser un padre. Por este motivo hay que mantenerlos informados y pedirles también información y, a modo de recreo virtual, organizar una sesión de juego también incluyéndolos a ellos.

9. Usar la atención positiva

La atención positiva es el motivador más poderoso que se tiene para influir en el comportamiento de los niños, y lo es especialmente con los niños con TDAH. Los niños con dificultades de atención y control de los impulsos se benefician mucho de recibir elogios grandes, alentadores e intensos. Cuando hablamos de atención positiva no deberíamos pensar en términos de si nuestros comentarios son negativos o positivos, sino en cuánto tiempo y de qué forma les prestamos atención y la calidad de la misma.

No es lo mismo decirle al niño un breve y escueto “Buen trabajo” que un “¡Guau! ¡Muy bien por empezar los deberes tan pronto!”. El segundo comentario es más personal, está mejor pensado y tiene un componente mucho más motivador. El niño o niña se esfuerza más si ve que los adultos valoran su esfuerzo. El niño debe ver que se valora lo que hace, no que se le deja hacer los deberes para tenerlo alejado de los adultos e impedir que los moleste mientras están teletrabajando.

10. Indicarle cuando los adultos están libres

Por último vamos a hablar de algo que tiene más que ver con los adultos que con los niños: el teletrabajo. En un confinamiento no son solo las clases de los más pequeños que dejan de ser presenciales sino que también cambia la forma de trabajar. Durante el primer confinamiento esto fue especialmente caótico para aquellos trabajadores que nunca en toda su vida habían hecho tal cosa como trabajar desde casa, teniendo que hacer las tareas del hogar y cuidar a los hijos a la vez, es decir, hacer malabares con la vida.

Por este motivo es muy importante hacerles comprender a los niños que habrán momentos que tendrán que hacer sus tareas o entretenerse solos. El problema es que los adultos no siempre van con horarios marcados, así que no le podemos decir al niño que vamos a estar libres una hora concreta del día porque ni nosotros mismos sabemos si va a ser cierto o no. Por este motivo, a modo de alternativa, podemos usar un código tipo semáforo para decirle al niño o niña si papá o mamá está libre.

No es muy complicado este método. Simplemente consiste en poner una cartulina verde (libre) o roja (ocupado) en la puerta del despacho o en donde sea que lo pueda ver el niño y sepa si el adulto está libre o no. Si ambos padres trabajan, pueden usar los dos el mismo método usando sus propios semáforos. Así, los padres pueden turnarse para jugar o vigilar al niño.

Es muy importante también que si le hemos prometido pasar un rato a nuestro hijo con TDAH, aunque también es aplicable a uno sin el trastorno, no estemos distraídos. Si nos ha pedido que le ayudemos con los deberes o quiere jugar al parchís, deberemos dejar cerrado el correo del trabajo o el móvil apartado de nuestra vista. La idea es pasar un tiempo con nuestro hijo, desconectar del trabajo ahora que podemos y aprovechar este momento padre/madre-hijo/a que es de las pocas cosas buenas que nos da el confinamiento.

Conclusiones

Cuidar a niños con TDAH no es sencillo ya en situaciones normales debido a sus problemas de regulación emocional, autocontrol e impulsividad, algo que es todavía más complicado en tiempos de confinamiento. En el hipotético caso de que nos vuelvan a encerrar en nuestras casas, es esperable que los niños estén muy nerviosos por no poder salir a jugar a la calle y gastar toda la hiperactiva energía que sus pequeños cuerpecitos son capaces de producir. El primer confinamiento nos pilló por sorpresa, el segundo ya no.

La rutina es fundamental para ayudar a un niño con TDAH a pasar el confinamiento de la forma menos abrumadora posible. Saber cuándo tiene que hacer los deberes, alternando actividades agradables con aquellas que menos le gusta, es una forma perfecta de mantenerlo ocupado y que siga aprendiendo en una época en que el principal lugar de aprendizaje, la escuela, está cerrada. También se deben vigilar los hábitos personales, el patrón de sueño, la higiene y enseñarle cómo ayudar en casa.

Por último es fundamental mantenerlo en contacto con sus amigos y amigas, puesto que, al igual que pasó con el primero, no sabemos cuánto tiempo podría durar un nuevo confinamiento. Podrían ser semanas, podrían ser meses, podría ser medio año. Sea el tiempo que sea, es fundamental que los niños y niñas sepan cómo están sus compañeros, les vean las caras a través de aplicaciones de videollamada y puedan hablar de los mismos temas que hablaban a la hora del patio, solo que ahora de forma virtual.

Referencias bibliográficas:

  • Brown, T.E. (2006). Trastorno por déficit de atención. Una mente desenfocada en niños y adultos. Barcelona: Masson.
  • Korzeniowsk, C. & Ison, M.S. (2008) Estrategias Psicoeducativas para Padres y Docentes de menores con TDAH. Revista Argentina de Clínica Psicológica, XVII, pp. 65 - 71.

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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