Muchos niños y niñas viven en familias donde su padre está ausente. Si bien esto no significa que la familia sea menos eficiente, educadora y amorosa que una familia tradicional, lo cierto es que no tener al padre en el núcleo familiar puede despertar muchas incógnitas a los pequeños, interrogantes que quieren que les sean respondidas.
Tanto si su padre está formando otra familia, no se sabe dónde está, falleció o se mostró totalmente desinteresado en la crianza del pequeño, es necesario que su hijo o hija lo sepa, y se le explique de la mejor manera.
Saber cómo explicarle a un niño la ausencia de su padre no es tarea sencilla, y requiere de suma delicadeza pero contándole la verdad pues, al fin y al cabo, tienen derecho a saber cuáles son sus orígenes. Descubramos cómo.
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¿Cómo explicarle a un niño por qué su padre no está en la familia?
Cuando hablamos de familia, la primera idea que se nos viene a la cabeza es la llamada familia tradicional: un papá, una mamá y uno o varios hijos. A pesar de que esa es la idea prototípica de lo que es una familia, ésta no se corresponde con todas. Con el paso de las décadas, la sociedad ha ido volviéndose más consciente de que existen otros modelos de familia que, siempre y cuando satisfagan las necesidades de los pequeños y les brinden amor, son tan buenas como las tradicionales.
Entre los tipos de familia más comunes se encuentra la monoparental o, mejor dicho, monomaternal. Muchas familias son conformadas solo por la madre y sus hijos, estando el padre parcial o completamente ausente en la vida de los pequeños. Esta ausencia puede llegar a ser muy dolorosa para los niños y niñas pues la ausencia de un padre que saben que tiene que existir y vivir en algún sitio puede influir muy negativamente en su proceso de crecimiento si no se les explica el por qué.
Que el padre esté ausente se puede deber a varios motivos. Uno de ellos es la desgraciada situación en el que el padre falleció, quedándose la madre viuda. Otros, en cambio, el padre sigue vivito y coleando, pero se desentiende de sus propios hijos, ha formado su propia familia o la madre no conoce quién es el padre verdadero. Puede que el padre embarazara a la madre y, nada más saberlo, huyera despavorido al sentir que no estaba preparado para criar a un hijo.
Queremos resaltar que no se necesita un padre y una madre para tener un correcto desarrollo infantil. La experiencia científica ha demostrado que los núcleos familiares alternativos a la familia tradicional puede ser igualmente beneficiosos para el desarrollo del pequeño. Lo importante no es la cantidad de padres que se tienen, sino la calidad de sus relaciones con los pequeños.
Sin embargo, y especialmente en las familias monoparentales (tanto sin madre como sin padre) es normal que el niño o niña se pregunte por qué sus compañeros de escuela tienen una mamá y un papá y ellos solo tienen uno. En el caso de las monomarentales, la pregunta de “¿qué fue de papá?” va a surgir inevitablemente. Siendo madre, es muy importante saber comunicar esta situación a los pequeños, pues tienen todo el derecho de saber qué le pasó a su padre biológico y cuáles fueron los motivos por los que no está presente en su vida.
Decírselo a los pequeños no es fácil, pero es necesario. No pueden vivir en la completa ignorancia sobre el paradero de alguien tan importante como lo es su padre. Sea lo que sea lo que hiciera ese hombre, no deja de ser el 50% del origen de la criatura. El niño o la niña tiene todo el derecho a conocer cuál es su origen, tiene derecho a saber qué pasó. Se debe saber cuándo es el momento correcto, cómo explicarlo.
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Consejos para explicarle que su padre no está
La naturaleza de los niños y niñas se caracteriza por la curiosidad. En su camino por descubrir y entender el mundo, los pequeños van haciendo toda clase de preguntas, preguntas de las que quieren recibir sus respuestas cuanto antes mejor. Como decíamos, llegará el día en el que, al ver que los demás compañeros de la escuela tienen papá y mamá, se pregunten por qué su familia no es cómo las demás. “¿Dónde está papá?” y otras interrogantes similares van a empezar a salir de sus labios. ¿Qué responder?
Responder a esta pregunta requiere adaptar la respuesta a su edad, dando los detalles necesarios para que comprendan la situación pero acorde a su propio grado de entendimiento. Si el pequeño todavía está en edad preescolar, debemos evitar detalles innecesarios sobre la relación con su padre puesto que seguramente no lo entiendan. En cambio, se les puede explicar que los niños y niñas pueden vivir en distintos tipos de familias y que, a veces, en algunas falta un papá o una mamá, pero que en todas ellas puede haber el mismo amor que en las familias con padres y madres.
Es fundamental ser consciente de que la información que se les dé a los pequeños de quién fue su padre va a influir en la construcción de su historia personal, su autoconcepto y autoestima. Por esto, es muy importante proporcionarle toda la información necesaria sobre su padre, como por ejemplo saber cómo era físicamente, lo que le gustaba, sus rasgos de personalidad y otras características que permitirán al niño imaginarse cómo era su padre, concibiendo una idea más real del mismo.
Es muy importante contarle historias que sean verdad, no mentirles sobre el tema, porque eso les generará inseguridad. No obstante, también se deben seleccionar qué aspectos sobre esa verdad se le quiere transmitir. Hay detalles que son innecesarios, y la verdad debe ser matizada y positivizada pues, si es todavía demasiado pequeño, algunos datos negativos no los va a saber encajar. Ya en la adolescencia se podría introducir aspectos más serios, pero siempre explicados en clave neutral, como por ejemplo si presentaba un trastorno mental, no era buen padre o trataba a la madre abusivamente.
Muy importante es no generar a los niños falsas expectativas. Si como madres no tenemos claro si el padre de nuestor hijo va a volver a aparecer en su vida, no podemos decirle cosas como “va a venir a verte un día”, confiando que el pequeño ya se olvidará y dejará el tema. Frases como esa lo único que hace es incrementar más la ilusión y las ganas por algo que seguramente no ocurrirá, partiéndole el corazón. Tampoco vale la excusa de “tu padre es astronauta” o “está en un largo viaje”. Hay que transmitir expectativas realistas, sin carga emocional negativa como, por ejemplo, “tu papá no puede venir”.
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Cómo explicar al pequeño que somos madres solteras
En este apartado en concreto, hablaremos del caso de las familias monomarentales surgidas por adopción o insiminación artificial. Son casos muy particulares pues aquí, como la madre no conoce quién fue el padre, si el pequeño pregunta sobre sus orígenes, no se podrá responder a su pregunta “¿Quién es mi padre?”. El padre sigue vivo, seguramente, pero no se conoce su paradero. Por no saberse, no se sabe ni quién es. Para explicárselo se deben usar palabras sencillas y sensibles.
Se les puede hablar un poco sobre qué es la adopción o la inseminación artificial, pero con sumo cuidado y adaptando el tema a su edad. A edades muy pequeñas, se debe evitar hablar de la adopción como lo que viene después de haber sido abandonado, ni plantearle la posibilidad de que sus padres biológicos no lo querían. Es mejor explicarle que hay madres que recurren a lugares para conseguir tener un niño en sitios donde otras personas dejaban a sus niños para que tuvieran un futuro mejor.
Si se ha tenido al hijo por inseminación artificial, se le puede explicar que la madre quería tener un hijo pero no podía. Así, como no encontraba al mejor papá posible, decidió pedirle ayuda a médicos, quienes la ayudaron a quedarse embarazada y traer al pequeño al mundo. A medida que vaya entendiendo un poco mejor cómo funciona la concepción humana, al niño se le puede explicar que tiene un padre biológico, pero que su madre no lo conoce, pero gracias a su donación ella pudo tener al pequeño.
En esta situación, es fundamental hacerle entender al niño que es una persona querida, que la madre se sintió preparada para criarlo y por ello pidió la inseminación artificial, y que su madre y el pequeño forman el equipo perfecto para ser felices y que no necesitan a más personas durante este proceso. Naturalmente, si la madre tiene una pareja en el futuro, hombre o mujer, siempre y cuando ayude a criar al pequeño, será bienvenida.
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Cómo explicarle que su padre tiene otra familia
Las familias reconstituidas son muy comunes. Éstas se conforman por parejas cuyos miembros tienen hijos de relaciones anteriores. A veces pasa que un padre se divorcia de su primera esposa, con quien tuvo hijos, y forma una nueva, desentendiéndose o teniendo escasa implicación en su primera familia. Es una situación especialmente difícil para los pequeños de la relación anterior pues ven que su padre invierte tiempo, recursos y amor en otra familia, a pesar de tener una anterior. “¿Por qué papá no me presta tanta atención como a mis otros hermanos?” “¿Soy un hijo menos querido?” “¿Qué he hecho mal para que mi papá no me quiera?”.
Cada persona tiene que hacer su camino. Tras un divorcio, aunque sea doloroso, tanto el padre como la madre tienen todo el derecho del mundo a conocer a nuevas personas, crear nuevas familias y disfrutar de una nueva vida. Lo ideal es que, al momento de rehacer su vida, no se olviden que tienen hijos de relaciones anteriores, pero tristemente pasa que el progenitor que ya no forma parte de la familia central del niño, al crear su propia familia, inevitablemente le va a prestar más atención a esta nueva.
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Cómo decirle a un niño o niña que su padre no es su padre biológico
No hace falta ser el padre biológico para ser un buen padre. Sin embargo, llegará un momento en el que el niño o niña deba saber toda la verdad, que el hombre con el que sale su madre no es su padre biológico. Al margen de cuál sea su relación con él, el niño o niña tiene todo el derecho a saber que su padre no es su padre biológico, aunque no por ello menos padre en términos educativos y afectivos. Ocultarle esta realidad por demasiado tiempo es contraproducente, y lo único que conseguirá es aumentar más su confusión.
Es totalmente natural que las madres y los padrastros tengan miedo de entablar esta conversación, pero el pequeño merece y debe saber la verdad sobre sus orígenes. Deben ser honestos con el niño o niña, porque no hacerlo le provocará más daño que bien, y ninguna buena madre quiere eso para sus hijos. La pareja puede ser de gran ayuda durante este proceso pues, si ya ha sido como un padre para el pequeño, podrá demostrarle lo que siente por el niño y que, a pesar de no ser su padre biológico, lo considera como un hijo. La parentalidad no entiende de genética ni similitudes físicas.
Los expertos consideran que se debe informar a los pequeños lo antes posible, pero teniendo en cuenta su edad. Entre los 6 y 8 años podrían empezar a entender la situación con lo que demorar esta conversación hasta la adolescencia podría generar profundos conflictos, discusiones, reproches. El joven lo viviría como que ha estado viviendo una mentira la mayor parte de su vida, y podría llegar a albergar un rencor tan grande tanto a su madre como a su padrastro que podría afectar incluso a la propia pareja.