¿Cómo identificar la ansiedad infantil por separación?

Estas son las señales de alerta que ayudan a detectar problemas de ansiedad por separación en niños.

Cómo identificar la ansiedad infantil por separación

La ansiedad infantil por separación es, dicho de manera resumida, el malestar que muestran algunos niños y niñas cuando se separan físicamente de su figura de apego. En los primeros meses de vida es completamente normal que aparezca una experiencia de este tipo cuando los padres y madres se alejan momentáneamente del bebé, pero pasada una cierta edad, puede constituir una psicopatología.

Esta ansiedad se puede manifestar mediante distintas conductas, como rechazo a salir de casa, pesadillas relacionadas con la separación o dolores somáticos (como podría ser dolor de cabeza).

En este artículo conocerás mejor cómo identificar el trastorno de ansiedad por separación en los más pequeños, qué rasgos característicos presenta su diagnóstico y qué síntomas pueden ser observados en este.

¿Qué es la ansiedad infantil por separación?

La ansiedad por separación está clasificada en la quinta edición del Manual Diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatras (DSM 5) como un trastorno dentro de la categoría de trastornos de ansiedad. La identificación e intervención de esta afectación es relevante, ya que es uno de los primeros desajustes emocionales asociados a la ansiedad en aparecer en las etapas tempranas de la vida, pudiendo derivar en otros problemas más graves.

El síntoma principal de esta patología es un miedo o ansiedad excesiva e inapropiada para el nivel de desarrollo del individuo, en relación a la separación de aquellas personas por las que siente o tiene apego. Además, se deben presentar tres síntomas o conductas adiciones que citaremos más adelante.

Como sucede con otros trastornos mentales, la sintomatología debe presentarse un mínimo de tiempo, en este caso de al menos 4 semanas en los niños y adolescentes. Actualmente, también se puede hacer el diagnóstico en la edad adulta, pero en esta población será necesario que se prolongue la afectación mínimo 6 meses para que el problema sea diagnosticado como trastorno de ansiedad por separación. Asimismo, la patología provoca malestar o afectación en alguna de las áreas de la vida del sujeto.

El DSM 5 sitúa la prevalencia de este trastorno entre el 0,9 y el 1,9% de la población, siendo muy superior en la infancia, con un porcentaje del 4%. El trastorno de ansiedad por separación se considera más frecuente en los niños menores de 12 años respecto a otras afectaciones de ansiedad. Si nos fijamos en la población clínica, es decir aquella que ha sido diagnosticada, vemos mayor número de varones afectados, pero si tenemos en cuenta la población general, todos los sujetos, es más habitual en mujeres.

La edad en la que se observa mayor presencia de esta patología es a los 9 años, aunque se propone un intervalo de los 6 a los 11 años como periodo de más riesgo para desarrollar este tipo de ansiedad. Cabe apuntar también que la ansiedad por separación es un fenómeno relativamente normal entre los 8 a los 18 meses de bebé, no considerándose esta patológica.

Detectar el trastorno de ansiedad por separación en niños

¿Qué conductas son típicas en la ansiedad por separación?

Para poder identificar y hacer el diagnóstico de trastorno de ansiedad por separación es importante fijarnos en algunas conductas o actuaciones del niño en situaciones en las que deja de estar físicamente muy cerca de los cuidadores. Al tratarse de un tipo de ansiedad que aparece en unas situaciones concretas y dado que la edad del sujeto que puede presentar la patología dificulta que sea él mismo quien exprese lo que siente, será fundamental contar con la opinión y observación de terceros, como por ejemplo los padres o profesores.

Como ya hemos dicho el síntoma principal es la presencia de ansiedad o miedo por parte del sujeto ante la posibilidad de separarse o la separación de una persona o personas con las que tiene un vínculo estrecho, normalmente los padres. Este miedo se expresa mediante distintas conductas, de las cuales 3 deberán mostrarse para poder hacer el diagnóstico. Es también esencial fijarnos en la intensidad y duración de los síntomas, puesto que es pertinente que el malestar, preocupación, ansiedad o miedo sea excesivo y se produzca de modo persistente.

Aunque todos los síntomas pueden aparecer a cualquier edad, hemos visto que unos son más típicos en edades más tempranas y otros en edades más tardías. Por ejemplo, en el periodo de 5 a 8 años son más habituales las pesadillas; en cambio, los adolescentes suelen quejarse más de malestar somático, como podría ser dolor de estómago.

Veamos pues qué síntomas nos ayudan a detectar e identificar la ansiedad por separación en niños.

1. Malestar excesivo y repetitivo cuando ocurre o se anticipa la separación del hogar o de la figura de apego

Es habitual que los niños con este tipo de ansiedad se muestren angustiados ante la separación de su figura de apego e incluso presenten mucho malestar cuando anticipan que esta puede aparecer, aunque aún no haya tenido lugar. Ante esta situación se pueden mostrar apáticos, con falta de motivación, tristes y con retraimiento social, es decir, no interactúan con otras personas que no sean sus padres.

Tal es el malestar ante la separación que puede manifestar síntomas propios del ataque de pánico como sudoración, temblor o aceleración del latido del corazón. También puede expresar el miedo o malestar con llanto.

2. Preocupación excesiva y persistente ante la posibilidad de perder a la persona de apego

Los niños con ansiedad por separación se muestran muy preocupados ante la posibilidad de perder a sus padres, que los abandonen, o ante el pensamiento que su figura de apego pueda desaparecer por sufrir algún daño, enfermedad o incluso la muerte.

3. Preocupación excesiva por la posibilidad que un acontecimiento adverso suponga la separación de la figura de apego

El niño expresa miedo o ansiedad a que pueda pasarle algo malo a él y que genere la separación de su figura vinculada. En este caso es similar al síntoma anterior, ya que teme la posible separación, pero en esta ocasión la preocupación es que le ocurra algo a él y no a sus padres, por ejemplo que se pueda perder o ser raptado por alguien.

4. Muestra resistencia a salir lejos de casa

Vemos cómo el niño se resiste o rechaza irse de casa de manera repetida sin que haya una razón obvia; es decir, si el niño estuviera malo podría justificarse su conducta. Así pues, evita salir de su hogar y muestra oposición para ir a la escuela o cualquier otro lugar aunque la actividad a realizar le pueda gustar.

5. Presenta resistencia a estar solo en casa

Asimismo, el niño muestra resistencia estar solo en casa o con alguien que no sea su figura de apego.

En referencia a este síntoma sí que debemos tener en cuenta la edad del niño; esto quiere decir que valoraremos su conducta dependiendo de cuantos años tenga, si es pequeño está claro que lo normal no será dejarlo solo en casa.

Apuntar también que se considerará que cumple este síntoma si muestra rechazo a quedarse solo en una habitación, aunque estén sus padres en casa pero en otra estancia. Suelen seguir constantemente a sus padres a donde vayan, no los dejan nunca solos.

6. Muestra rechazo a dormir fuera de su casa

El niño rehúsa dormir en otro sitio que no sea su propia casa, aunque el lugar sea conocido como la casa de un familiar. También puede ser que se resista a dormir lejos de la figura de apego, pudiendo dormir fuera de casa, pero siempre que sea con ella.

Del mismo modo observaremos que no quieren ir de colonias, quedarse a dormir en casa de un amigo o viajar.

7. Tiene pesadillas repetidas relacionadas con la separación

El niño refiere tener sueños relacionados con la separación, perdida, de la figura de apego. Estas pesadillas se presentan de manera repetida y persistente y, como ya hemos mencionado anteriormente, son más comunes en sujetos de menor edad, entre los 5 a 8 años.

8. Refiere quejas repetidas de síntomas físicos cuando tiene lugar la separación

El niño se queja de malestar somático, físico, como dolor de cabeza, de estómago, muscular… Cuando prevé próxima la separación de la figura vinculada o cuando está sucediendo tal acontecimiento. En este caso también es importante valorar si este malestar aparece solo ante la separación, es decir, solo en esta situación concreta y comprobar que no es una conducta puntual, sino que persiste en el tiempo y se repite.

9. Muestra problemas para irse a dormir

Es común observar que en el momento de irse a la cama, los niños con este problema se resisten a hacerlo o piden que sus padres se queden con ellos. También pueden levantarse por la noche e ir a la habitación de sus padres o hermanos para dormir con ellos.

10. Puede presentar otros miedos

El niño puede expresar tener otro tipo de miedos como podría ser a la oscuridad, a ladrones, a accidentes, a animales o a seres fantásticos, entre otros. Es decir, temor a estímulos o elementos que pueden comportar la separación con la figura vinculada.

La solución pasa por acudir a terapia

Ante la ansiedad por separación, la manera más eficaz de superar el trastorno es asistir cuanto antes a terapia psicológica, de manera que esta alteración no produzca un efecto dominó dando lugar a otras fuentes de malestar emocional y psicosocial.

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  • American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
  • Dabkowska, M., Araszkiewicz, A., Dabkowska-Mika, A. y Wilkosc, M. (2011) Separation Anxiety in Children and Adolescents. Different Views of Anxiety Disorder.
  • Alonso, V. (2018) Manual CEDE de preparación PIR: Psicología clínica infantil. CEDE: 5ª Edición.

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