La estimulación temprana es crucial para el desarrollo cognitivo, social, emocional y motriz de los bebés. De hecho, numerosos estudios científicos han demostrado la relación directa que existe entre las experiencias que tienen los niños en sus primeros meses -y años- de vida y su crecimiento cerebral, así como la forma en la que aprenden a relacionarse con su entorno. Sin embargo, y a pesar de saber su importancia, muchos progenitores desconocen cómo y cuándo deben hacerlo, puesto que las necesidades de estimulación varían según la etapa de crecimiento del bebé. Pero,¿Qué es la estimulación temprana en bebés?
Se entiende por estimulación temprana al conjunto de actividades, ejercicios y técnicas educativas de intervención temprana que se dan a los bebés y niños (desde su nacimiento y hasta los 6 años, aproximadamente) con el objetivo de ayudar a promover su desarrollo intelectual, físico y social. Para que sean efectivas, estas actividades deben ser adecuadas a cada franja de edad y al nivel de evolución del niño.
¿Por qué es importante estimular a los bebés desde su nacimiento?
Desde su creación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha dejado de enfatizar la importancia de estimular adecuadamente a los niños durante sus primeros años de vida, para lograr su correcto desarrollo físico, cognitivo y emocional.
Y es que entre el nacimiento y el tercer año de vida, los bebés experimentan su máximo desarrollo neuronal, ya que su cerebro tiene más plasticidad (es decir, su sistema nervioso tiene más facilidad de cambiar y adaptarse a su entorno), lo que permite que aprendan con más rapidez y eficacia. Este máximo desarrollo va desapareciendo hasta que los niños llegan a los 6 años, momento en el que sus interconexiones neuronales ya están definidas y empiezan a disponer de mecanismos de aprendizaje que ya se asemejan a los de los adultos.
¿Cada cuánto es necesario estimular a los bebés?
Según la Academia Americana de Pediatría (AAP), “los bebés necesitan estimulación diaria, desde su nacimiento y especialmente durante los primeros 12 meses de vida”, ya que si no son suficientes o son irregulares, el cerebro no se desarrolla al ritmo que debería y, en consecuencia, sus capacidades sociales, cognitivas y motoras se pueden ver afectadas. Los expertos de la AAP aseguran, además, que el 90% del desarrollo cerebral sucede antes de los 5 años.
La doctora en Pedagogía, Neuropedagoga y Máster en Dirección de Centros Educativos, Sílvia Zamorano, asegura que la intervención educativa temprana -entre los 0 y 3 años- y diaria permite entrenar y estimular el cerebro en el momento “crucial” en el que el bebé empieza a gatear, a pronunciar sus primeras palabras y, en definitiva, a intentar descubrir y relacionarse con el mundo por sí mismo. Y no sólo eso. Zamorano asegura que “sin la estimulación temprana adecuada, los niños pueden experimentar torpeza, frustración y dificultades en el aprendizaje”.
¿Qué tener en cuenta a la hora de estimular a un bebé?
La OMS señala que la mejor manera de estimular a un bebé es en un entorno tranquilo y seguro, siempre adaptado a sus necesidades. Aquí es importante enfatizar que cada bebé es distinto y que, por lo tanto, desarrollará sus habilidades a su ritmo y responderá a los estímulos de manera distinta al resto. Es decir, no hay una “forma correcta” de estimular a un bebé, puesto que dependerá de numerosos factores.
La psicóloga clínica infanto-juvenil y terapeuta cognitivo conductual, Carmen Gutiérrez, asegura que la estimulación temprana “nunca debe percibirse por las madres y los padres como una necesidad de sobreestimular a su bebé o de presionarle para alcanzar unas determinadas metas”. Por ello, Gutiérrez incide en que los progenitores deben aprender a observar y responder a las señales y a las necesidades individuales de su bebé y, en base a ellas, “ajustar las actividades de estimulación a su edad, nivel de desarrollo y capacidad”.
¿Cómo estimular a un bebé según su edad?
Virgínia Díaz, pediatra especializada en la estimulación de lactantes y niños, asegura “la clave de una buena estimulación temprana está en la consistencia, la calidad de las actividades y la adaptación a cada etapa del bebé”, especialmente durante los primeros 6 meses. Según la experta, “cada fase del desarrollo infantil requiere un tipo de estimulación adaptada a las capacidades y necesidades del niño”.
De 0 a 12 meses: Etapa de descubrimiento sensorial
Durante su primer año de vida, los bebés empiezan a explorar el mundo a través de los sentidos, por lo que la estimulación debe centrarse en el contacto físico, la comunicación afectiva y la exploración sensorial. En esta etapa la seguridad emocional es clave, por lo que la experta recomienda el contacto piel con piel, mirar al bebé a los ojos y usar un tono de voz suave y agradable, para “generar vínculos de apego seguro, que son la base de un correcto desarrollo emocional".
¿Qué actividades pueden funcionar en esta etapa? Dar masajes para generar apego y mejorar desarrollo psicomotor; usar móviles con luces y colores contrastados para estimular la visión y la atención. Cantar y poner música ambiente para mejorar la audición y la conexión emocional y jugar con texturas o peluches para que el bebé pueda explorar el tacto.
De 1 a 2 años: Etapa de movimiento y exploración
En esta etapa, el bebé ya suele empezar a caminar, a manipular objetos y a pronunciar sus primeras palabras. Por ello, su estimulación debe promover el movimiento, la curiosidad y cierta autonomía, siempre bajo supervisión.
Es un momento ideal, segun los expertos consultados por Psicología y Mente para jugar con objetos apilables, que ayudan a la coordinación; caminar; jugar a esconder objetos para estimular la memoria y la atención y estar al aire libre y cerca de la naturaleza para favorecer la curiosidad por su entorno y dejar que el pequeño se asombre descubriendo.
De 2 a 3 años: Etapa de comunicación y comprensión
A esta edad el niño ya dispone de más capacidad verbal y empieza a comprender su entorno y ciertas normas básicas de convivencia. La estimulación aquí debe enfocarse en el lenguaje, el control de impulsos y la interacción con otros niños.
En esta fase es buena idea mantener conversaciones sencillas con ellos, leer cuentos diariamente o cantar canciones con gestos. También enseñar a nombrar cada cosa e intentar expressar emociones, fomentar rutinas sencillas y ofrecer al pequeño o pequeña algunas alternativas para que pueda escojer: de esta manera sienten que tienen el control de la situación y se minimizan rabietas y frustraciones. También es un buen momento para potenciar el juego con otros infantes, compartir juegos y relacionarse en grupo.
A partir de los 3 años: Etapa de razonamiento y creatividad
A partir de los tres años se consolidan la autonomía, la imaginación y el razonamiento. Por ello, es fundamental a partir de esta edad estimular la creatividad, la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Es recomendable que cuenten con un entorno estructurado y con ciertas rutinas que incluyan tiempo para el juego, la lectura, la actividad física y el descanso.
Los expertos coinciden, pues, que la estimulación temprana es imprescindible para el correcto desarrollo de los bebés, pero debe adaptarse siempre a sus necesidades y a su momento vital.