La etapa del desarrollo postparto es uno de los períodos más importantes y delicados en la vida de todo ser humano. Nacemos con cierto desarrollo neuronal y motor, pero las conexiones neuronales y los circuitos corticales presentan su máxima expresión entre los 8 meses de gestación y los 2 años de edad. Por ejemplo, el proceso de mielinización de las neuronas del sistema nervioso encargadas del proceso psicomotor no se completa hasta los 24 meses de edad.
Con el aprendizaje y desarrollo infantiles pasa algo similar. Dicho deprisa y corriendo, el cerebro realiza 1,8 millones de sinapsis neuronales entre los 2 meses de gestación y los 2 años de edad, pero en los años siguientes a esta sobreproducción sináptica, se produce una “poda selectiva” típica de la maduración. También se estima que el 83% del crecimiento dendrítico (prolongaciones de la neurona) tiene lugar en esta etapa de hiperexcitación cerebral.
Como ves, al nacer el neonato percibe un mundo nuevo, y experimenta un proceso de maduración nerviosa imposible de alcanzar en otros momentos de la vida. Haciendo especial hincapié en los fenómenos fisiológicos que tienen lugar en estos momentos, te presentamos la perspectiva actual de la evaluación neuropsicológica de los problemas de aprendizaje, sobre todo en niños y niñas.
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Bases del desarrollo neuropsicológico infantil
En primer lugar, vemos de interés esclarecer algunos de los términos y cifras ya citadas. Las sinapsis neuronales son los contactos que tienen las neuronas entre ellas o con otra unidad funcional (músculo, por ejemplo), cuya finalidad es transmitir un mensaje desde un órgano a otro distante. En general, las sinapsis neuronales se producen por potenciales eléctricos, basados en la hiperpolarización y despolarización celular.
Cuando se realiza una actividad nueva, se pueden establecer sinapsis (o rutas neuronales) diferentes. Como todo lo que observa un recién nacido es novedoso, la producción de sinapsis se dispara durante los primeros años de vida. De todas formas, se produce una “poda” posterior, donde se eliminan las conexiones excesivas que no son de utilidad. Por otro lado, cuando una actividad o ruta se consulta muy a menudo, las sinapsis se fortalecen y maduran, reforzando así las conexiones funcionales. Con estas bases, se explica el aprendizaje de forma somera.
La evaluación de los problemas del aprendizaje
La Asociación Estadounidense de Psicología utiliza el término Specific Learning Disorder o Trastorno Específico del Aprendizaje (TEA) para hacer referencia a los problemas del aprendizaje como entidades clínicas. Este grupo incluye a aquellos desórdenes del neurodesarrollo que comienzan durante la infancia, aunque a veces no se detectan hasta la edad adulta, que dificultan la funcionalidad individual. En estos pacientes, se presentan problemas en tres áreas diferentes: leer, escribir o calcular, todas ellas pilares esenciales para el proceso de aprender.
Un TEA solo puede ser diagnosticado una vez comienza el proceso de aprendizaje. Según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, para que un infante presente una de estas condiciones, debe cumplir los siguientes criterios:
- Presentar dificultad en uno de estos ámbitos por al menos 6 meses a pesar de haber recibido ayuda: lectura, comprensión lectora, pronunciación, expresión escrita, problemas de cálculo o problemas de razonamiento matemático.
- El paciente tiene habilidades académicas muy por debajo de lo esperado para su edad y estas provocan problemas a nivel escolar, laboral o en la rutina.
- Los problemas comienzan durante la infancia, a pesar de que el paciente no los perciba hasta la edad adulta.
- Los problemas de aprendizaje no se pueden explicar por una dishabilidad intelectual, problemas de visión/oído, una condición neurológica (como un derrame infantil) o un estatus socioeconómico atípico.
Así pues, un trastorno específico del aprendizaje solo se aplica cuando no hay una causa concreta que lo explique. Una persona con síndrome de Down o síndrome X frágil no tiene un TEA por su condición, ya que su variabilidad neurológica comprende ciertas dificultades en algunos momentos y posibilidades para sobresalir en otros. Ejemplos de TEAs son la dislexia, la disgrafía y la discalculia, por ejemplo.
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La neuropsicología de los problemas de aprendizaje
En los últimos 30 años, se ha puesto especial hincapié en abordar los problemas del aprendizaje infantiles desde un punto de vista interdisciplinar. Ni todo el cuadro clínico radica en los genes del niño ni el ambiente es el único desencadenante. Para integrar todos estos marcos, se han propuesto distintas categorías de abordaje.
En el primer “escalón” del problema de aprendizaje tenemos a las bases neurobiológicas, que incluyen factores genéticos y la naturaleza del cerebro y su funcionalidad. Por ejemplo, la conexión del córtex auditivo con los procesadores de alto nivel del giro frontal inferior están debilitadas en las personas con dislexia, algo que podría llegar a explicar, en parte, el inicio de su condición. Además, cerca del 40% de los hermanos de un paciente disléxico también la presentan: está claro que la herencia genética juega un papel esencial en los problemas de aprendizaje.
En el segundo escalón tenemos los procesos cognitivos, es decir, aquellos que nos permiten procesar información a partir de la percepción, el conocimiento adquirido (experiencia) y el conjunto de características subjetivas que permiten valorar la información. La cognición se asocia de manera férrea con otros muchos procesos mentales abstractos, como la mente, percepción, razonamiento, inteligencia, aprendizaje y muchos otros.
Si nos alejamos de las condiciones fisiológicas y neurológicas basales del infante, veremos que la siguiente categoría son los factores psicológicos. Un niño con ansiedad crónica o depresión tiene dificultad a la hora de aprender, pues sus circuitos hormonales alterados no le permiten al organismo integrar información como debería, debido a un estado de alerta continuo. Hay que tener en cuenta estos estados alterados (a corto y largo plazo) para explicar las dinámicas de los problemas del aprendizaje.
En última instancia, y para embalar el empaque clínico, tenemos a los factores ambientales. El estatus socioeconómico de la familia, el tipo de colegio al que atiende el niño, la enseñanza y otros muchos parámetros más pueden equilibrar la balanza. Estos no son la causa absoluta de un TEA, pero sí que pueden fomentar su manifestación y hacer que la sintomatología sea más o menos evidente.
Resumen
Como puedes ver, los problemas de aprendizaje se deben concebir como una red interdisciplinar, no solo como un producto del cerebro del paciente o como consecuencia de un estresor ambiental. Es necesario tener en cuenta cada una de estas “capas” para dar con el tratamiento adecuado en cada caso. En todo caso, ante las primeras señales de que un niño o niña presenta problemas de aprendizaje, es importante buscar ayuda profesional cuanto antes.