Los niños y niñas pueden ser víctimas de todo tipo de comportamientos dañinos, incluso de aquellos que no han sido intencionalmente hechos. Normalmente pensamos en malos tratos y abuso físico y verbal como principales formas de hacer daño a los pequeños, pero también puede pasar que la negligencia más inconsciente haga mella en su bienestar.
La negligencia emocional infantil es el fracaso de los padres y otros cuidadores para identificar y responder a las necesidades emocionales de los pequeños. A pesar de que no suele ser malintencionada, este tipo de conducta trae consigo consecuencias a largo plazo en el infante, tanto en lo personal como en lo relacional.
Comprender por qué ocurre este tipo de negligencia y cuáles son sus principales síntomas puede ayudar a evitarlo, concienciando a los padres a prestar más atención a cómo se sienten sus hijos y entender que las necesidades de los pequeños no son solo fisiológicas, como comer o dormir, sino que también las hay de emocionales y se deben satisfacer.
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¿Qué es la negligencia emocional infantil?
La negligencia emocional infantil se puede describir como la situación que se da cuando uno o los dos padres de un niño no satisfacen adecuadamente sus necesidades emocionales. Este tipo de negligencia emocional destaca porque no implica necesariamente abuso emocional en la infancia, sino que es más bien una situación producto de la dejadez, consciente o no, de los padres con respecto a las emociones de su hijo. Los padres tratan las emociones de sus hijos como irrelevantes, inválidas o excesivas.
Este tipo de descuido emocional se puede evidenciar en el tipo de frases que suelen escuchar las víctimas de la negligencia emocional infantil.
- “No te sientes así realmente."
- “No fue para tanto.”
- “No vale la pena molestarse al respecto.”
- “Estás siendo demasiado sensible.”
Podemos comprender mejor este tipo de negligencia emocional con el siguiente ejemplo:
Un niño le dice a su padre que está triste por un amigo de clase. El padre, que no capta que su hijo necesita apoyo emocional porque siente malestar, no lo entiende. El adulto piensa que no es más que un juego de niños, en vez de pararse un momento para escuchar a su hijo y apoyarle en lo que sea necesario. A medida que se vayan repitiendo situaciones de este tipo, el niño comenzará a creer que sus necesidades emocionales no son importantes y dejará de buscar apoyo.
El abuso y la negligencia emocional infantil no son lo mismo. El abuso suele ser intencional, una elección deliberada de una persona para perjudicar a otra. Si bien la negligencia emocional puede ser un desprecio intencional por los sentimientos del niño, lo más frecuente es que se dé por el simple hecho de no identificar las necesidades emocionales del pequeño. Por esto es posible encontrar situaciones donde hay negligencia emocional pero no en otros aspectos relacionados con los cuidados infantiles, como la alimentación o la higiene.
Los efectos de la negligencia emocional en la infancia pueden llegar a ser muy sutiles y, encima, los padres pueden no saber que lo están haciendo. Incluso los padres que más quieren a sus hijos pueden caer en este tipo de dinámicas. Añadido a esto, resulta complicado para los profesionales infantiles, como médicos pediatras, maestros o incluso psicólogos infantiles reconocer este fenómeno. Cuánto más grave es el caso, cuanto mayor es la negligencia emocional infantil, más fáciles de detectar y más llaman la atención.
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¿Cómo afecta la negligencia emocional a los niños?
Como decíamos, dependiendo de la gravedad del caso, será más o menos fácil identificar un caso de negligencia emocional infantil. Los síntomas de este tipo de negligencia pueden variar de muy sutiles a muy llamativos aunque, al principio, el daño provocado por este tipo de situación es más bien silencioso. No obstante, los efectos acabarán apareciendo tarde o temprano y se agravarán si no se hace nada por evitarlo. Entre ellos encontramos:
- Depresión
- Ansiedad
- Apatía
- Retraso en el desarrollo
- Hiperactividad
- Agresividad
- Baja autoestima
- Adicción
- Aislamiento social
- Personalidad insensible o indiferente
- Evitación de la intimidad y la cercanía emocional
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¿Cómo afecta la negligencia infantil de adultos?
Los niños y niñas que han sido objeto de negligencia emocional infantil muchas veces se convierten en adultos con una personalidad disfuncional y comportamiento social desadaptativo. Debido a que sus necesidades emocionales no fueron adecuadamente satisfechas ni validadas por sus padres u otras figuras de apego, acaban convirtiéndose en adultos que no saben muy bien cómo lidiar con sus propias emociones.
Añadido a esto, son múltiples los problemas de salud mental y disfunciones relacionales que se asocian con haber experimentado negligencia emocional durante la infancia.
- Trastorno de estrés postraumático
- Depresión
- Ausencia emocional
- Mayor riesgo de padecer un trastorno de la conducta alimentaria
- Evitar la intimidad
- Sentirse profundamente dañado
- Sentirse vacío
- Poca autodisciplina
- Culpabilidad y vergüenza
- Ira y agresividad
- Dificultad para confiar en los demás
- Evitación de cualquier tipo de dependencia emocional
Es habitual que los adultos que experimentaron negligencia emocional infantil acaben replicando con sus hijos lo que hicieron sus padres. Es decir, en estos casos hay un mayor riesgo de convertirse en padres que descuidan emocionalmente a sus hijos puesto que, como de pequeños no fueron validados ni se les dio importancia a sus emociones, es difícil que sepan cómo escuchar y comprender las inquietudes emocionales de sus propios hijos.
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¿Qué hace que unos padres sean emocionalmente negligentes?
El hecho de que unos padres no identifiquen ni valoren adecuadamente los estados anímicos de sus hijos puede ser consecuencia de varias causas. Al igual que sucede con el abuso infantil, las causas de la neglgiencia son multifacéticas y, a menudo, difíciles de entender. La mayoría de los padres intentan ser los mejores para sus hijos, tratando de satisfacer sus necesidades y ofreciéndoles seguridad y protección.
Por ello, antes de presuponer que la negligencia emocional infantil sea consecuencia de que los padres que la ejercen son malas personas, es necesario tener en consideración varios aspectos que podrían ser los causantes de esta conducta negligente para con sus hijos:
- Depresión
- Trastornos de ansiedad
- Trastorno del Espectro Autista
- Trastorno bipolar
- Padecer una enfermedad terminal
- Pasar por un divorcio
- Perder el empleo
- Adicciones
- Resentimiento hacia su hijo (p. ej., embarazo no deseado)
- Falta personal de realización emocional
- Antecedentes de negligencia por parte de sus padres
- Falta de aptitudes saludables para la crianza
- Duelo reciente
- Ser víctima de maltrato (p. ej., pareja, familiar…)
- Empleo fatigante
- Preocupaciones económicas
Muchos padres negligentes vienen de familias en las que ellos mismos fueron ignorados emocionalmente por sus progenitores siendo pequeños. Como resultado de ello, es posible que no dispongan de las habilidades de crianza necesarias para satisfacer las necesidades emocionales de sus hijos. También puede pasar que el hijo no sea deseado o tenga un comportamiento exasperante, algo que provoca ira y resentimiento en el padre y lo hace ignorar las súplicas y preguntas del pequeño.
Suele suceder que los padres que descuidan emocionalmente a sus hijos también descuidan sus propias emociones. Los adultos que carecen de relaciones fuertes y emocionalmente satisfactorias con la pareja, amigos o familiares presentan mayor riesgo de que no sean capaces de responder apropiadamente a las exigencias emocionales de sus hijos.
Tratamiento para la negligencia emocional infantil
Aunque la persona ya sea adulta, es posible ayudarla a gestionar su pasado siendo objeto de negligencia emocional, dotándole de las herramientas para manejar las emociones que sus padres no prestaron atención y enseñarle a evitar cometer el mismo tipo de negligencia con sus propios hijos.
Entre las opciones para tratar los efectos de la negligencia emocional infantil encontramos:
Terapia infantil
Un psicólogo clínico infantil puede ayudar a los niños que no han sido escuchados por sus padres en el plano emocional a aprender a lidiar con sus emociones de manera saludable y asertiva. Si el pequeño está acostumbrado a reprimir sus emociones al ver que sus figuras de apego no le prestan atención, será difícil enseñarle a reconocer y experimentar las emociones de forma saludable, aunque no es imposible.
Si el paciente ya es adulto, las consecuencias de la negligencia emocional infantil serán profundas, fruto de llevar años reprimiendo sus emociones. Al paciente le costará más aprender a gestionar y expresar las emociones que sin lugar a dudas va a experimentar a lo largo de su vida adulta, pues estas son respuestas al entorno social en el que nos encontramos.
Sea como sea, la cuestión es que los terapeutas y profesionales de salud mental pueden contribuir a reducir y paliar los efectos de la negligencia emocional infantil ayudando tanto a niños como adultos a aprender a identificar, aceptar y expresar sus emociones de forma saludable.
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Terapia familiar
Dado que la negligencia emocional infantil se suele dar entre padres e hijos, es fundamental la terapia familiar. Este tipo de negligencia tiene como componente principal la calidad de la relación entre padres e hijos que, sin necesidad de que los adultos sean malos padres o unos maltratadores, tiene el problema de que las emociones no son debidamente reconocidas ni gestionadas.
Por ello la tarea del terapeuta familiar será ayudar a los padres a entender el impacto que están teniendo al no prestar la adecuada atención al bienestar emocional de sus hijos, incluso si no lo han hecho con mala intención ni adrede. Añadido a esto, este terapeuta puede ayudar al niño a aprender a lidiar con los problemas que pueda enfrentarse. Cuanto más temprana sea la intervención en la familia, menos serán los efectos de la negligencia emocional infantil sobre el niño y mejores serán las relaciones entre los miembros de la misma.
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Conclusión
La negligencia emocional infantil, aunque no sea consciente ni intencional, puede dañar la salud emocional y autoestima de un hijo. Ignorar cómo se siente el pequeño o quitarle importancia a su malestar emocional puede hacer que el niño interiorice la idea de que sus emociones no son importantes y que expresarlas no vale la pena. Las consecuencias de esto pueden ser muy profundas y manifestarse para toda la vida, provocando heridas psicológicas difíciles de curar sin la ayuda de la psicoterapia.
Los niños y niñas tienen necesidades emocionales que son tan importantes como las fisiológicas. Necesitan sentirse escuchados y valorados por sus padres, da igual cuántos años tengan. Aprender a gestionar sus emociones y a escuchar la de los demás es algo que debería formar parte de la educación de toda familia, y convertirse en algo transmitido de generación en generación. Los niños que fueron escuchados por sus padres serán adultos que escucharán a sus propios retoños.
El tratamiento para los efectos de la negligencia emocional infantil puede ayudar a los pequeños a gestionar sus emociones, entender que merecen ser escuchados y superar los sentimientos de vacío. Por el otro lado, también sirve para enseñar a los padres a relacionarse mejor con sus hijos y valorar cómo se sienten, entendiendo que aunque no haya malos tratos ni abusos, la negligencia emocional puede ser muy dolorosa para los pequeños.
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