Como ya sabemos, el proceso de desarrollo humano es algo complejo y heterogéneo, siendo la evolución y maduración física y mental de cada uno de nosotros distinta y transcurriendo a diferentes velocidades. Sin embargo, se ha podido observar que aunque existan diferencias individuales, por norma general existen diferentes habilidades y capacidades que tienden a haberse conseguido alrededor de una determinada edad. Ello ocurre prácticamente desde el nacimiento, pudiéndose encontrar diferentes hitos evolutivos incluso ya desde el primer mes.
A veces esto puede generar ciertas ansiedades, especialmente a padres primerizos, de cara a analizar si el desarrollo de su bebé es normativo o presenta algún tipo de alteración. Y en dicha ansiedad a menudo se pretende observar conductas o aspectos que en realidad corresponden con niveles mucho más avanzados. Es por ello que en este artículo pretendemos hacer una breve mención a los hitos evolutivos que suele haber cumplido un bebé al terminar el primer mes de vida.
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¿Qué debe ser capaz de hacer un bebé de un mes?
El ser humano, al igual que el resto de animales, es maravilloso. Ya desde el primer momento en que nace estamos ante un ser con un enorme potencial que terminará llegando lejos y dominando habilidades tremendamente complejos y demandantes, pese a que ignore la gran cantidad de procesos que suponen. Pero para ello será necesaria un profundo y prolongado proceso de maduración y desarrollo, en la que poco a poco irá aprendiendo y adquiriendo capacidades.
Así, muchos padres y madres se preguntan: "¿qué debería hacer mi bebé en su primer mes de vida? En el caso que nos ocupa, estamos hablando de una criatura prácticamente recién nacida. Y ya en este período los padres, familiares y profesionales que tratemos con ellos podremos como van a ir empezando a realizar diferentes conductas y acciones.
Así pues, ¿qué puede esperarse en este tiempo de desarrollo tras el nacimiento? Vamos a verlo en diferentes apartados.
1. Movimiento
Los músculos de los bebés están aún muy poco desarrollados, siendo su capacidad de movimiento muy limitada. Durante el primer mes de vida el movimiento suele ser mínimo, limitándose a movimientos de cabeza (eso sí, va a necesitar que esté apoyada contra algo) con la que incluso sigue sonidos y puede llegar a levantarla brevemente. Puede mover las manos hacia su cara y suele mantenerlas apretadas.
También es habitual que lleve a cabo movimientos espasmódicos con brazos y piernas, y es una etapa en que pueden observarse muchísimos reflejos biológicamente programados. El control de los ojos aún no es total.
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2. Reflejos
Si bien en realidad formarían parte de la capacidad de movimiento, los reflejos son un elemento muy particular dado que se trata de movimientos que se realizan de forma instintiva e innata. La mayoría de ellos se irá perdiendo con el tiempo.
En un bebé de un mes, podemos encontrar reflejos como el parpadeo ante la luz o los de contracción del bíceps o la rodilla (también llamado patelar) ante la presencia de golpecitos en bíceps o rotula. También podemos ver el reflejo de huida, en que la pierna tiene cierta flexión como respuesta a una sensación dolorosa. Uno de los más conocidos es el reflejo de prensión, que hace que ante el tacto de algo en la palma de la mano el bebé lo agarre con fuerza.
También se da el reflejo de Babinski, en que se estira y giran hacia dentro los dedos del pie ante la presión del borde externo del pie, o el Moro en que ante ruidos fuertes se extienden piernas y manos para luego encoger los brazos formando una pequeña barrera como si pretendiera proteger su cuerpo.
3. Percepción auditiva
El sentido del oído existe en el ser humano desde antes de nacer, siendo la audición correcta desde el nacimiento. Pero ello no implica que sea capaz de reconocerlos. Será hacia el final del primer mes de vida cuando veremos como nuestro bebé empieza a reconocer sonidos tales como nuestra voz.
4. Percepción visual
La visión es un sentido que, al contrario que el oído, tarda algo más en terminar de desarrollarse. A lo largo del primer mes de vida resulta esperable que el bebé sea capaz de enfocar la vista en elementos que estén hasta como máximo alrededor de 25 cm de distancia. También parecen ser capaces de reconocer el contraste entre el blanco y el negro. Es habitual que la mirada se centre más bien en los contorno exterior de los objetos, a menos que presenten movimiento.
5. El sentido del gusto
El gusto es al igual que el oído un sentido de desarrollo precoz. El dulce, el salado, el ácido y el amargo son reconocibles unas horas tras nacer. En los primeros meses y durante la infancia, existe una preferencia por lo dulce (en el caso de un niño de un mes, leche).
6. Emocionalidad
Es evidente que un bebé experimenta diferentes emociones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchas de las emociones que de adultos consideramos básicas contienen aspectos cognitivos y aprendidos de los que un niño de un mes de vida aún carece.
Se considera que las emociones que primero se manifiestan y que ya se encuentran en esta etapa vital son la sorpresa, el placer, el malestar o dolor y el interés. Otras emociones como alegría o tristeza no suelen aparecer de manera clara hasta meses después.
7. Sueño
Es altamente conocido que los bebés se pasan la mayor parte del tiempo durmiendo o comiendo. De hecho, generalmente pueden pasar hasta veinte horas diarias durmiendo, de las cuales salen en ciclos de alrededor de cuatro horas para alimentarse.
El elevado número de horas que un bebé puede llegar a dormir no es algo que deba preocuparnos (salvo que no presente ningún tipo de actividad o no coma o llore), sino que se trata de algo normal y sano. Destaca especialmente el sueño profundo, el cual ocupa la mayor parte del sueño infantil y que se vincula al desarrollo del encéfalo.
8. Comunicación
La forma básica de comunicación de un bebé, como la mayoría ya sabe, es el lloro. Sin embargo, también se puede percibir como algunos de los niños de esta edad empiezan a ser capaces de emplear la a y la o, si bien no estamos aún ante un balbuceo.
9. Socialización
La capacidad de socialización de un bebé de un mes es mínima, y de hecho no podría considerarse como tal debido a que sus actos no obedecen a un intento de comunicarse con sus semejantes y ni siquiera existe aún la diferenciación sí mismo-otros. Sin embargo, se puede observar que los niños de esta edad tienen preferencia por la visualización de caras humanas, siendo lo que más frecuentemente capta su atención. Niños muy precoces pueden llegar a empezar a utilizar la sonrisa social, si bien es algo más propio del segundo mes de vida.
Referencias bibliográficas:
- American Academy of Pediatrics (2006). El cuidado de su hijo pequeño: desde que nace hasta los cinco años. Bantam Books.
- Delval, J. (2004). El desarrollo humano. Siglo XXI: Madrid.