La adicción es una trampa y no es fácil encontrar la salida. En ella, por lo general, no solo cae una persona, sino que también arrastra a su entorno. Estas dinámicas suelen afectar en gran medida a las familias, pues la dinámica cotidiana se transforma para todos los miembros.
La convivencia con alguien que tiene una adicción es realmente delicada, y es muy común que genere tensiones, cambios de roles dentro del núcleo familiar y que genere consecuencias emocionales difíciles de gestionar.
En este artículo abordaremos el tema de cómo afectan las adicciones al entorno familiar y qué podemos hacer para gestionar mejor este tipo de situaciones.
¿Qué pasa en la familia cuando hay alguien adicto?
Vivir con alguien que tiene una adicción puede ser bastante difícil, porque te obliga a estar en un ambiente muy inestable donde todo parece girar alrededor de lo que hace o deja de hacer esa persona.
Esto suele traer un montón de problemas, como discusiones que cada vez son más intensas, la comunicación que se va perdiendo y emociones como el miedo, la frustración o incluso el enojo que terminan siendo parte del día a día.
La familia, tratando de adaptarse, muchas veces empieza a actuar de formas que parecen ayudar, pero que al final complican más las cosas, y lo peor es que casi siempre esto pasa sin que se den cuenta.
Además de todo el desgaste emocional, también pueden aparecer otros problemas, como líos de dinero, relaciones que se rompen o situaciones traumáticas que dejan huella en todos.
Como puedes ver, la adicción no es solo un problema de quien la tiene, sino que termina afectando a toda la familia, metiéndolos en una dinámica donde nadie la pasa bien. Pero, aunque todo esto suene muy complicado, hay maneras de salir adelante. Para hacerlo, es importante entender qué está pasando dentro de la familia y cómo todos, de alguna forma, están conectados con la situación.
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Roles disfuncionales que surgen
Entender cómo funciona la familia cuando alguien tiene problemas de adicción es súper importante para comprender cómo afecta a todos los que viven en casa.
Cuando alguien en la familia enfrenta una adicción, los demás suelen tomar ciertos roles que, aunque parecen una forma de adaptarse, muchas veces terminan complicando aún más las cosas. Estos roles buscan mantener un equilibrio, pero a la larga muchos de ellos lo que hacen es perpetuar la forma en que el adicto actúa, en lugar de ayudarle realmente.
Podemos comenzar a hablando del rescatador, un personaje de la familia que siempre está intentando arreglar los problemas que deja la adicción. Se encarga de pagar deudas, poner excusas y minimizar lo que está pasando. Aunque su idea es ayudar, al final solo refuerza la dependencia del adicto porque lo protege de enfrentar las consecuencias de sus actos.
Al otro extremo se encuentra el disciplinador, quien cree que la solución está en castigar. Usa gritos o incluso golpes para tratar de controlar la situación, pero lo único que logra es generar más tensión y miedo. Esto hace que sea aún más difícil hablar o resolver los problemas.
Por otro lado, más cercano al mencionado “rescatador”, se encuentra el cuidador, quien hace todo lo posible para que el adicto no tenga responsabilidades ni sufrimientos, por eso suele cargar con más tareas de las que puede asumir, lo que se ve reflejado en el deterioro de su salud y en su estado de ánimo.
También están otros roles: como el héroe, quien es esa persona que logra que la familia se sienta orgullosa gracias a sus logros; el desentendido, que representa a ese miembro familiar que se desconecta y se aísla por completo para no lidiar con el problema; o la mascota, que busca relajar el ambiente con humor.
Entre esos roles también encontramos al rebelde, quien es ese integrante que suele ser “mala conducta” y de esta forma atrae la atención de la familia hacia sus propios conflictos. También está el recriminador, el que culpa al adicto de todo con grandes sermones.
Aunque existen más roles, estos son algunos de los más conocidos y frecuentes. Es importante tener en cuenta que asumirlos no es una decisión realmente consciente, simplemente es una forma de reaccionar a una situación que duele y afecta a todos.
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Consecuencias de la adicción en la familia y cómo gestionarlas
Cuando una adicción comienza a inmiscuirse en la dinámica familiar, todo se pone patas arriba. No se trata solo del caos del día a día, sino también del desgaste emocional, los problemas de dinero, las peleas constantes o el impacto a largo plazo en los más pequeños de la casa.
Vamos a explicar un poco sobre todo esto y a brindarte herramientas para empezar para cultivar más herramientas que permitan gestionar este tipo de situaciones.
Es normal que las emociones se desborden
El miedo, la culpa, la rabia, la tristeza… Todo eso empieza a rondar por la casa. Cuando hay una persona adicta en el hogar, es normal que surja el miedo por lo que le puede pasar, culpa porque sientes que no hiciste lo suficiente, rabia por los daños y tristeza por la situación que está atravesando y de la cual no puede salir solo.
Para empezar a liberar un poco esta carga, hay que hablar. Sí, a veces es incómodo o no sabes ni por dónde empezar, pero compartir lo que sientes puede ayudarte más de lo que crees. Para ello puedes recurrir a alguien de confianza o buscar un terapeuta familiar que ayude a poner las cosas sobre la mesa.
Las relaciones se debilitan
Con la adicción en el medio, es normal que la confianza, el respeto y la complicidad entre los miembros de la familia no sea tan fuerte. Entonces aparecen las discusiones, los reproches, y de a poco cada uno empieza a distanciarse.
Reparar esto lleva tiempo, pero sí se puede lograr. Algo que ayuda es comenzar a tratarse con respeto, poner límites claros y empezar a respetarlos. Por ejemplo, decidir juntos qué conductas no van más en casa. Además, hablar con alguien externo, como un consejero o un grupo de apoyo, puede abrir nuevas formas de entenderse y apoyarse.
Las finanzas se ven afectadas
Cuando la adicción está presente, el dinero empieza a escasear. Se gasta más en la adicción, se acumulan deudas o, en algunos casos, el adicto pierde el trabajo. Esto pone a la familia en una situación difícil y aumenta la presión sobre todos.
Y, sí, es cierto que tomar control de las finanzas puede ser complicado al principio, pero no es necesario ser un experto para resolverlo. Sin embargo, organizarse es clave.
Crear un presupuesto realista y priorizar lo esencial puede dar un poco de estabilidad. Si hay deudas importantes, buscar asesoramiento financiero puede ayudar a encontrar soluciones prácticas y así reducir el estrés que generan los problemas de dinero.
Los hijos cargan con más de lo que deberían
Si hay algo que duele, es ver cómo los problemas de adicción afectan a los hijos. Aunque no lo digan, ellos sienten todo: la inseguridad, el estrés, la falta de estabilidad. Esto puede afectar su confianza, su rendimiento en la escuela o hasta cómo se relacionan con otros.

Fromm Centro De Desintoxicación Y Tratamiento De Adicciones
Fromm Centro De Desintoxicación Y Tratamiento De Adicciones
Centro terapéutico especializado en adolescentes y familias
Lo mejor que se puede hacer por ellos es darles un lugar donde se sientan cuidados y escuchados. Si pueden hablar de lo que sienten, mejor. También es importante que tengan actividades que los ayuden a crecer y desconectarse un poco de lo que pasa en casa.
Recuperarse de los problemas que genera la adicción en la familia no ocurre de un día para otro, pero cada paso cuenta. Lo importante es no perder de vista que hay formas de mejorar y que, aunque sea difícil, la familia puede salir adelante ante una realidad dura, pero que tiene solución.


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