El ámbito de las altas capacidades intelectuales es uno de los más interesantes en el mundo de la Psicología, tanto en lo relativo a las investigaciones sobre este tema que se están llevando a cabo, como en lo relativo al trabajo con personas con este rasgo.
El hecho de que existan personas con este alto grado de aptitudes cognitivas muestra hasta qué punto de sofisticación puede llegar la mente humana; sin embargo, este desarrollo intelectual no se produce de manera espontánea sin apoyos del exterior. Tanto en la infancia como en la etapa adulta, el contexto es clave para sacar el máximo partido de su potencial.
En este artículo hablaré acerca de cómo se produce esa gestión y potenciación de las altas capacidades intelectuales mediante el apoyo psicológico por parte de profesionales especializados.
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¿Qué son las altas capacidades intelectuales?
El término “altas capacidades intelectuales” a menudo es utilizado como un sinónimo de superdotación intelectual, y a un nivel informal, no es totalmente erróneo hacerlo. Sin embargo, técnicamente estos dos conceptos no son equivalentes. Y es que todas las personas con superdotación intelectual poseen altas capacidades, pero no todas las personas con altas capacidades son superdotadas.
Lo cierto es que las altas capacidades intelectuales conforman una categoría de fenómenos psicológicos que incluyen la superdotación intelectual, por un lado, y los talentos, por el otro.
Superdotación
La superdotación es una característica presente en quienes presentan un grado de inteligencia excepcionalmente alto. En este caso, la inteligencia queda plasmada en las puntuaciones obtenidas a través de la aplicación de los test de inteligencia diseñados para ello, en los que se obtiene un Cociente Intelectual (CI). Se considera personas con superdotación intelectual a quienes sobrepasan el CI de 130, esto es, el top 2,5% de la población.
Así pues, la inteligencia medida a través del CI es el elemento nuclear de lo que entendemos por superdotación. Esto implica que las persona superdotadas tienden a expresar comportamiento excepcionalmente inteligente en la mayor parte de las áreas de sus vidas, dado que la inteligencia es un rasgo que se manifiesta de muchas maneras y en una gran variedad de situaciones: eso es lo que la define, su capacidad para adaptarse a las circunstancias.
Los talentos
El talento es el otro elemento que queda incluido dentro del concepto de las altas capacidades. Las personas que expresan un alto grado de talento son extremadamente hábiles en un tipo de habilidades concretas, y no tienen por qué ser excepcionalmente inteligentes en la mayoría de ámbitos de sus vidas. Así pues, las personas talentosas quedan definidas por la especificidad de aquello en lo que destacan mucho, mientras que las personas superdotadas muestran un alto grado de inteligencia en general, si bien pueden ser no mostrar ningún talento en específico.
¿Cómo potenciar las altas capacidades?
Lo primero que hay que tener claro es que potenciar las altas capacidades no significa hacer que el nivel de inteligencia de una persona suba mucho en poco tiempo; de hecho, por lo que se sabe, existen maneras de favorecer que la inteligencia llegue a su máximo potencial, pero esto lleva años y no se obtienen resultados espectaculares el la gráfica de la evolución del CI.
Entonces… ¿cuál es el objetivo del apoyo psicológico a personas con altas capacidades? Principalmente, los siguientes.
1. Detectar áreas de interés
Para llevar al máximo exponente el potencial de una persona, es necesario que encuentre un ámbito de aprendizaje o entrenamiento que le motive y que suponga un proyecto ilusionante. Sin este ingrediente, da igual el nivel de inteligencia o las facilidades para dominar habilidades; tarde o temprano, llega la frustración y se deja de progresar. Los psicólogos ayudamos a mejorar el auto-conocimiento de las personas y a ordenar prioridades y valores, de modo que lo realmente relevante pase a primera página.
2. Aprender a aprender
El talento es, sobre todo, el producto de las predisposiciones favorables para aprender combinadas con el hecho de comprometerse con una manera sistematizada de perfeccionar una serie de habilidades. En muchos casos, las personas que más destacan en algo no son especialmente privilegiadas en términos de aptitudes innatas, pero han logrado hacer del aprendizaje un hábito.
El apoyo psicológico sirve, entre otras cosas, para aprender a aprender, lo cual pasa por lograr hacerlo de una manera eficiente, sin desperdiciar tiempo ni exponerse a frustraciones innecesarias.
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3. Acostumbrarse a detectar distracciones y elementos de riesgos
Hay factores contextuales que, si no son atendidos, pueden dar al traste con el potencial intelectual de las personas. Por ejemplo, un ambiente de amigos poco propicio a destacar, la exposición a drogas o a hábitos que fomentan el sedentarismo y un mal estilo de vida, las rutinas que imposibilitan centrarse, etc.
4. Adoptar el hábito de ponerse a prueba
Hay personas que, a pesar de ser muy inteligentes o de tener una gran capacidad para desarrollar áreas de pericia, no se prestan a seguir progresando en sus aptitudes. En psicología se aplican programas de intervención que plantean curvas de dificultad ascendente en las que es posible tener siempre por delante metas a alcanzar y criterios para determinar cuánto se ha avanzado.
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Referencias bibliográficas:
- Acereda, A. y Sastre, S. (1998). La superdotación. Madrid: Síntesis.
- Alonso, J.A.; Renzulli, J.S.; Benito, Y. (2003). Manual internacional de superdotados. Madrid: EOS.
- Coleman, M.R.; Harradine, C.; King, E.W. (2005). Meeting the needs of students who are twice exceptional. Teaching Exceptional Children. 38(1): pp. 5 - 6.
- Heller, K.A.; Mönks, F.J.; Sternberg, R.J.; et al. (2000). International Handbook of Giftedness and Talent. Amsterdam: Pergamon.