Cognición y emoción. Estos dos conceptos han sido a menudo considerados por separado, si bien la mayor parte de las personas suele pensar en ellos como en aspectos que se vinculan: la emoción surge de la evaluación de la información procesada cognitivamente.
Pero también es posible que las reacciones emocionales sean espontáneas y únicamente después de la emoción surja el procesamiento de la información que nos permite dar sentido a dichas reacciones. Han sido muchos los autores que han defendido una u otra postura, y se han elaborado múltiples modelos y teorías. Una de ellas es la teoría de la primacía afectiva de Robert Zajonc.
Breve preámbulo: una definición genérica de emoción
Para entender la teoría de la primacía afectiva de Robert Zajonc, puede ser de utilidad hacer una breve repaso del concepto de emoción.
Definir el concepto de emoción resulta realmente complejo, puesto que resulta sencillo confundirlo con otros términos y tiene una gran cantidad de matices a tener en cuenta. A grandes rasgos, la emoción puede ser definida como aquel tipo de afecto o estado psíquico de duración corta y vinculada a la estimulación que la genera que nos prepara para determinados tipos de actuación y nos permite adaptarnos al medio.
Pueden considerarse reacciones subjetivas, de origen fisiológico y dirigidas a una finalidad concreta aunque inconsciente, que nos permiten movilizar las energías de nuestro organismo de cara a responder a fenómenos externos o internos y expresar nuestras sensaciones.
Este concepto ha sido explorado por múltiples autores y en ocasiones se ha especulado sobre la relación que la emoción tiene con la cognición. Algunos autores han considerado que la primera antecede a la segunda, tal y como expresa la teoría de la primacía afectiva de Zajonc.
La teoría de la primacía afectiva de Zajonc: una postura controvertida
La teoría de la primacía afectiva de Zajonc propone, al contrario que la mayor parte de teorías al respecto, que emoción y cognición son dos procesos que son independientes entre sí. De hecho la teoría propone que la reacción afectiva a un estímulo o la emoción, surge y antecede a la reacción cognitiva o al procesamiento cognitivo. E incluso, que pueden aparecer emociones sin que exista ningún tipo de procesamiento cognitivo.
Zajonc se apoya en la presencia de estructuras diferenciadas que se encargan de los procesos emocional y cognitivo, como el sistema límbico y los ganglios basales y el córtex frontal.
Esta teoría propone diferentes aspectos que apoyan parte de su modelo teórico y el autor incluso propone situaciones en las que es evidente que la emoción surge antes de que la información pueda ser procesada cognitivamente.
Aspectos que apoyan dicha teoría
La teoría de la primacía afectiva de Zajonc se apoya en diferentes argumentos, los cuales reflejan que resulta cierto que que la emoción antecede a la cognición en algunos casos.
En primer lugar, uno de los puntos en que podemos contemplar como la emoción puede anteceder a la cognición lo observamos en nuestro propio proceso de desarrollo. Cuando somos bebés aún somos incapaces de realizar procesamientos cognitivos que nos permitan interpretar las situaciones, pero se ha demostrado que reacciones emocionales tales como miedo, angustia o satisfacción.
Además, mientras que la cognición se desarrolla lentamente a lo largo del desarrollo las emociones básicas se encuentran activas de manera temprana, resultando en gran parte innatas y heredadas de nuestros antepasados.
Otro de los puntos en los que la teoría de la primacía afectiva se sustenta es el hecho de que la reacción emocional a un suceso se produce de una forma más veloz que el periodo de tiempo que necesitamos para procesarlo cognitivamente. Si por ejemplo experimentamos dolor físico nuestras reacciones físicas y emocionales van a ser inmediatas.
Cerebro y emoción
Apoyándose en argumentos biológicos, Zajonc destaca que existen estructuras cerebrales especializadas en el procesamiento emocional y en el procesamiento cognitivo, resultando las estructuras subcorticales mayormente vinculables a lo emotivo y las corticales a lo cognitivo.
Del mismo modo, se pueden generar emociones a partir de métodos artificiales sin cambiar la cognición del sujeto (como ocurre con los psicofármacos vinculados a los trastornos del estado del ánimo).
El hecho de que no podemos verbalizar nuestros estados afectivos o el porqué los tenemos es otro de los puntos que defiende la propuesta de la teoría de la primacía afectiva: si no podemos explicarlos es porque no hemos procesado cognitivamente esas sensaciones y porqué están allí.
Asimismo, también se destaca el hecho de que podemos cambiar nuestro modo de pensar sin que ello cambie nuestros sentimientos y emociones y viceversa. Es decir, puedo cambiar mi manera de pensar y querer cambiar como me siento al respecto, pero sin éxito. Del mismo modo puede sentirme de determinada manera con un tema concreto a pesar de que a nivel cognitivo lo evaluamos de manera discordante con nuestra emoción.
Consideración actual
Si bien a grandes rasgos en la actualidad se tienden a tener una visión más cognitiva y en la que se considera que existe una relación bidireccional entre cognición y emoción, lo cierto es que algunos aspectos de la teoría de la primacía de Zajonc han sido observados y tenidos en cuenta.
Incluso es posible considerar que algunos fenómenos tienen origen en un procesamiento emocional previo al cognitivo. Por ejemplo, el efecto de la mera exposición en el que por el hecho de tener contacto con un determinado estímulo o sujeto nos provoca una mejor predisposición hacia él sin que podamos determinar el porqué.
A día de hoy se admite que las emociones pueden darse son que haya un procesamiento cognitivo consciente, pero no se acepta por completo la idea de que exista una independencia entre emoción y cognición. De hecho, que no haya un procesamiento consciente de la información no quiere decir que no se realice a nivel inconsciente, cosa que podría generar fenómenos como la intuición.
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