La comunicación en la pareja implica más que el mundo compuesto por palabras. Abarca un vasto conjunto de signos que representan cosas, ideas y sentimientos, lo que posibilita a las parejas intercambiar información con muestras afectivas como los besos, la preparación de una comida especial... O, por el contrario, el silencio, y ciertos gestos que solo la otra persona es capaz de comprender e interpretar como pruebas innegables de complicidad, enfado, cariño, ansiedad, etc.
Cuando una o ambas personas consideran que la comunicación entre los dos está fallando, es posible que tomen la decisión de acudir a la consulta con un terapeuta. Durante un proceso psicoterapéutico, es habitual que en estos casos el terapeuta proponga llevar a cabo en determinado momento un entrenamiento de habilidades comunicativas para la pareja. Aunque el modo de abordaje de la comunicación dependerá del enfoque desde el cual trabaje el terapeuta, existe cierta correspondencia en relación a las habilidades que los psicoterapeutas trabajan dentro del consultorio. En este artículo, desarrollaremos cuáles son estas habilidades y en qué consiste el entrenamiento de las habilidades comunicativas en terapia de pareja.
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El lugar de la comunicación en la pareja
Cuando nos comunicamos con nuestra pareja, estamos intercambiando un sinfín de elementos de orden simbólico. En ese proceso, cada una de las personas implicadas en el vínculo está expresando sus pensamientos y emociones de forma más o menos explícita, ya sea mediante la verbalización o la gestualidad. Ese intercambio puede ser de información acerca del mundo, pero también puede ser una apreciación acerca de la otra persona o sobre sí mismos.
Respecto a esto último, un concepto teórico que suele emplearse para referir a la disponibilidad de revelar información sobre uno mismo, con apertura a la retroalimentación, el apoyo, la aceptación y confirmación del otro, es el de autodivulgación.
Para gestar una relación exitosa, es necesario ser conscientes acerca de nosotros mismos y de la información que le brindamos a la otra persona. También hace falta reconocer nuestros estados subjetivos y, al mismo tiempo, las conductas que llevamos a cabo sobre el mundo, ya que éstas repercuten en los demás. Esto es fundamental para después poder dialogar con la pareja y ser receptivos al feedback que ésta nos brinda. Además, las parejas necesitan valerse de la comunicación para expresar dos cuestiones fundamentales: el conocimiento —acerca de las virtudes y dificultades que presenta la pareja, pero también sobre otras áreas de interés general— y, cómo no, la afectividad.
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¿Podemos aprender a comunicarnos con nuestra pareja?
En primera instancia, de acuerdo al terapeuta, es habitual que en psicoterapia para parejas se trabajen las habilidades comunicativas luego de algunas sesiones. A veces, las personas tenemos la creencia errónea de que es imposible o incluso absurdo aprender a comunicarse con los demás. Muchos pacientes o consultantes se muestran resistentes a trabajar la comunicación en la pareja; sorprendentemente, incluso en aquellos casos en los que es evidente que la comunicación interpersonal es deficitaria y que es lo que está ocasionando gran parte de los conflictos vinculares. Es probable que esto se deba a que las personas, al contar con un repertorio de conductas o formas mediante las cuales nos hemos comunicado toda la vida, creemos que es una habilidad que dominamos a la perfección.
Sin embargo, aunque podamos tener pocas dificultades para hacernos entender, eso no quiere decir que el modo en el que nos comunicamos sea efectivo. Comunicar no es simplemente transmitir el mensaje neto, sino también evaluar el cómo; considerar de qué forma queremos expresarnos, qué resultado esperamos obtener después de un intercambio, cómo queremos que prosiga nuestra relación con la otra persona, etcétera.
Por ejemplo, si dejamos de contestar los mensajes de nuestra pareja cuando dice algo que nos desagrada, hay altas probabilidades de que él o ella entienda que nos hemos enfadado. Sí, nos ha entendido. No obstante, esa forma de expresar el descontento no hace más que añadir una cuota de distancia, conflicto u hostilidad que quizás no es lo que deseamos en verdad transmitir. Lo más probable es que ese modo de comunicarnos haya sido en nuestra historia personal el que encontramos más útil para expresar lo que queríamos o necesitábamos, reforzándose a lo largo del tiempo. Puede que, en el presente, en verdad nos gustaría simplemente poder decir que estamos enfadados y nada más.
En la terapia de pareja, además de propiciar un espacio de diálogo entre ambas personas que podría ser inexistente fuera de sesión, a veces el terapeuta propone ensayos para poner en práctica nuevas habilidades interpersonales que pueden dar origen a una forma novedosa de comunicarse, más útil y más saludable para ambos. Veamos esto a continuación.
Las habilidades comunicativas se entrenan
Existen diversas habilidades interpersonales que se entrenan en terapia de pareja. Hablamos de un entrenamiento ya que, así como ir al gimnasio, para ver resultados en la adquisición de nuevas habilidades comunicativas es imprescindible la repetición sostenida en el tiempo. Para mejorar en toda actividad física, hace falta práctica. Al principio, puede ser incómodo expresarle explícitamente a nuestra pareja que nos encanta que nos dé un beso al regresar del trabajo y que quisiéramos que lo haga con mayor frecuencia. Algo simple en apariencia puede ser muy, muy difícil en verdad. Sin embargo, para adquirir nuevas habilidades es necesario practicarlas regularmente. Llegará un punto en el que seremos capaces de implementarlas casi automáticamente, consolidando un hábito.
También, para mejorar nuestras habilidades comunicativas hace falta que aumentemos progresivamente la dificultad. Así como en el gimnasio es necesaria la sobrecarga progresiva para construir más músculo —es decir, aumentar poco a poco la carga con la que llevamos a cabo cada ejercicio—, en el entrenamiento para la adquisición de nuevas habilidades interpersonales sucede algo similar. Puede ser muy difícil expresarle de forma asertiva a nuestra pareja nuestro descontento al iniciar el proceso de psicoterapia. No obstante, si partimos de prácticas más fáciles, podremos poco a poco aumentar la dificultad de nuestras conductas hasta llegar a aquella que nos cuesta tanto.
¿Qué habilidades interpersonales se entrenan?
Las habilidades comunicativas en las que se trabaja con una pareja dependerá de las dificultades que tenga cada una. Éstas buscan promover que la comunicación sea efectiva, es decir, que las personas puedan reconocer sus comportamientos habituales a la forma de relacionarse, cómo éstos los afectan a sí mismos y al otro, y que puedan poner esa información al servicio de expresar lo que necesitan de manera asertiva. En líneas generales, dichas habilidades suelen ser las siguientes:
- Escuchar: en algunas relaciones, una de las dos partes puede ser avasallante a la hora de dialogar, intentando exponer su punto de vista sobre un tema y sin demostrar interés por el del otro. Escuchar supone saber en qué momentos permanecer en silencio y ceder la palabra a la otra persona.
- Tomar la palabra: por el contrario, algunas personas tienden a evitar compartir su opinión. Esta habilidad implica adquirir las herramientas necesarias para hacerlo.
- Expresar una necesidad: esta habilidad implica que, a la hora de comunicarse, es importante enfatizar cuál es la necesidad que uno mismo siente en determinado momento. En otras palabras, esto supone expresar, con la mayor claridad posible, qué emociones y pensamientos uno experimenta ante una situación conflictiva.
- Ir a lo concreto: a veces se tiende a pedirle al otro que cambie cierta actitud de forma vaga, abstracta, incluso apuntando a características personales que presumimos, como “¡Deja de ser tan controlador!”. Sin embargo, “ser controlador” es un concepto general y confuso. Por eso, se entrena a las personas a pedir cambios concretos y específicos, como “quisiera que no me envíes un mensaje de texto cuando estoy trabajando entre las cuatro y las cinco de la tarde”, ya que así habrá mayores posibilidades que el otro comprenda exactamente qué se pretende de él o ella.
- Comunicarse no-verbalmente. Como decíamos en un principio, la comunicación no abarca solo las palabras. El entrenamiento en terapia de pareja apunta a que, cuando se quiere expresar un pensamiento u opinión, la persona consiga que sus posturas, gestos y manos sean congruentes con lo que quiere decir.
- Sostener la posición. Por último, también suele trabajarse la habilidad de sostener lo que se le ha expresado al otro incluso cuando éste está en desacuerdo. No está mal que acontezcan conflictos al interior de la pareja —de hecho, es esperable que esto suceda—, pero algunas personas suelen ceder antes de tiempo cuando consiguen, finalmente, declarar una necesidad o pedido al otro que podría desagradarle.