La esquizofrenia y otros trastornos psicóticos semejantes son viejos conocidos para la psicología y la medicina. Diferentes investigadores han propuesto diversas maneras de entender este tipo de trastornos, los cuales generan un profundo sufrimiento en la persona que lo padece y en su entorno, así como buscado distintos modos de tratarlos.
Desde la psicofarmacología se han empleado diferentes tipos de sustancias con el fin de hacer frente a este problema y los síntomas que muestran quienes los padecen: los antipsicóticos o neurolépticos. Uno de estos psicofármacos es la olanzapina.
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Los trastornos psicóticos y la dopamina
Los denominados trastornos psicóticos son un grupo de trastornos mentales en los que aparecen percepciones e ideas extrañas e implausibles y que por lo general una cierta pérdida de contacto con la realidad.
Dentro de este tipo de trastornos, entre los cuales destaca la esquizofrenia, aparecen tanto síntomas que añaden elementos a la conducta del individuo o síntomas positivos (siendo el ejemplo característico las alucinaciones) y aquellos que provocan una disminución de las capacidades del individuo (como la alogia o el deterioro cognitivo) o síntomas negativos
A nivel neuropsicológico se observa que la presencia de los síntomas de este tipo suelen estar vinculados a problemas en la síntesis y captación del neurotransmisor conocido como dopamina. Los síntomas positivos se asocian a un exceso de actividad dopaminérgica en la vía mesolímbica, mientras que los negativos tienden a vincularse a la presencia de déficit o ausencia de dopamina en la vía mesocortical.
En este sentido se ha procurado buscar sustancias y principios activos que permitan producir un cambio en la síntesis y recaptación de dopamina en éstas áreas.
Breve historia de los neurolépticos
A lo largo de la historia se han encontrado e investigado numerosas sustancias y compuestos cuyos principios activos permiten una reducción de los síntomas psicóticos presentes en la esquizofrenia y otros trastornos semejantes.
Las primeras sustancias de este tipo se encontraron por casualidad, pero supusieron una gran ventaja para los pacientes con este trastorno al permitir su tratamiento. Se trata de los neurolépticos clásicos o típicos. Su principal mecanismo de actuación es sobre el receptor D2 de dopamina, al cual bloquea de forma indiscriminada por todo el cerebro.
Ello provoca que, al disminuir el nivel de dopamina en la vía mesolímbica, los síntomas positivos tales como las alucinaciones disminuyan en gran medida. Sin embargo, al actuar por todo el cerebro y no solo en dicha vía generan con facilidad diferentes efectos secundarios, y no presentan un efecto terapéutico sobre los síntomas negativos. De hecho, al disminuir aún más el nivel de dopamina en la vía mesocortical pueden llegar a empeorarlos.
La poca efectividad en los síntomas negativos y la presencia de efectos secundarios que pueden llegar a ser severos condujeron a que se siguiera investigando para obtener sustancias más seguras y eficaces. Esta investigación dio como resultado la creación de los antipsicóticos o neurolépticos atípicos. Y dentro de este grupo, podemos encontrar la olanzapina.
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La olanzapina como neuroléptico atípico
La olanzapina es uno de los principales neurolépticos atípicos, sustancias empleadas de cara a disminuir los síntomas propios de la esquizofrenia y otros trastornos de tipo psicótico. Se trata de una sustancia derivada de las dibenzotiacepinas, que se comercializa en forma de tabletas y comprimidos.
Como neuroléptico atípico, el principal mecanismo de acción de la olanzapina se basa en el bloqueo de los receptores D2 de la dopamina, pero en esta ocasión también se produce un efecto antiserotoninérgico.
Al tener la serotonina un efecto inhibitorio en la síntesis y emisión de dopamina, el hecho de introducir un componente que limite la emisión de la primera provoca que los niveles generales de dopamina se mantengan estables en la mayoría de vías nerviosas. De este modo aunque sigue teniendo un gran efecto sobre la vía mesolímbica que permite combatir los síntomas positivos de la esquizofrenia no genera una desestabilización de otras vías.
Además, el hecho de que en la corteza existan gran cantidad de receptores serotoninérgicos provoca que, al limitarse su actuación, el nivel de dopamina de la vía mesocortical aumente, lo que permite combatir también parte de los síntomas negativos.
De este modo la olanzapina y otras sustancias similares permiten combatir de un modo eficiente y más seguro que el propio de los antipsicóticos clásicos los síntomas tanto positivos como negativos de la esquizofrenia, generando menos cantidad síntomas secundarios y siendo éstos de menor gravedad.
¿En qué trastornos se usa?
El principal uso de la Olanzapina se da en el tratamiento de desórdenes de tipo psicótico y especialmente en el de la esquizofrenia. Sin embargo, las propiedades de esta sustancia la han hecho válida para el tratamiento de otros problemas psíquicos.
Concretamente, es empleada para combatir episodios maníacos en el trastorno bipolar. También se ha utilizado ocasionalmente en algunos casos de trastorno límite de personalidad.
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Efectos secundarios y contraindicaciones de la olanzapina
Como todos los fármacos, la olanzapina puede generar diversos efectos secundarios de intensidad variable y puede estar contraindicada en algunos casos. Esto ocurre porque la olanzapina afecta a algunas partes del cuerpo de una manera que se sale de los mecanismos terapéuticos por los que se pretende mitigar los síntomas del trastorno a tratar; algo inevitable teniendo en cuenta que el principio activo no está "teledirigido", sino que no deja de ser una molécula que interactúa con todo lo que se encuentra. Estas maneras imprevistas de influir sobre el cuerpo humano hacen emerger los efectos secundarios.
Uno de los síntomas secundarios más frecuentes provocados por esta sustancia son el aumento del apetito y del peso. Asimismo puede generar hiperglucemia, aumento del nivel de triglicéridos e incluso diabetes, o perjudicar en gran medida a quienes los sufren si no se controlan las dosis y se realiza un seguimiento.
También resulta muy habitual que la olanzapina genere cierto nivel de somnolencia o sedación, así como también salivación excesiva, taquicardia (motivo por el cual no es recomendable en pacientes con problemas cardíacos), hipotensión, debilidad muscular y mareos. Náuseas y vómitos son también un posible efecto secundario, así como estreñimiento. Por último, también puede generar una disminución de la líbido y de la capacidad eréctil.
Otros síntomas no tan habituales son la presencia de discinesia tardía (movimientos incontrolados de boca y lengua. También pueden llegar a aparecer fiebre, alergia, crisis epilépticas, cambios en la percepción visual o inflamación de partes del cuerpo.
Está contraindicado también en aquellos pacientes que hayan padecido infartos cerebrales o en proceso de demencia. Pacientes diabéticos, con problemas de hígado, páncreas o corazón no deberían consumir este antipsicótico. En el caso de mujeres embarazadas la olanzapina puede generar problemas en el feto, de manera que se debe consultar al médico sobre posibles alternativas o maneras de proceder.
Precio
El precio de la olanzapina, por una caja de 28 comprimidos de 5 miligramos, es de unos 26 euros, y unos 575 pesos mexicanos en México.
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