La emociones son tal vez una de esas esferas dela personalidad que muy pocas veces valoramos y que en la cultura occidental suelen seguir siendo consideradas algo así como irracionales: meros arrebatos de nuestra animalidad que nos alejan del ideal de hombres lógicos cuasi máquinas.
Aunque también es muy cierto que está visión ya no es tan fuerte como lo fue en tiempos de la Ilustración, lo cierto es que sigue existiendo y continúa permeando una visión dualista que separa la razón del “corazón”, o mejor dicho, de las emociones.
Dos conceptos esenciales: la Psicología positiva y la Inteligencia emocional
Dicha concepción de la persona humana que cae más en el ámbito del estudio y discusión filosófica ha tenido repercusiones más allá de lo meramente teórico. Efectivamente, en su momento la visión ilustrada llevó a cambios políticos y sociales importantes atestiguados en cualquier libro de historia y junto con ellos un enorme avance científico e industrial que en pocas décadas avanzó a pasos agigantados y cuyos beneficios y consecuencias seguimos viviendo hoy en día.
Baste observar la vida siempre rápida y en movimiento en cualquier gran urbe, especialmente de países industrializados; la necesidad de eficiencia y eficacia así como de éxito tanto a nivel personal como social, la transformación de las relaciones sociales a partir de las nuevas tecnologías y de las redes sociales donde un pensamiento profundo no tiene más de 140 caracteres ni dura más de unas horas a lo mucho o donde la visión que se tiene una persona cambia según su estado de Facebook; la necesidad de vencer la separatividad mediante la entrada al juego del mercado de la oferta y la demanda en el amor basado más en el sentimentalismo y, por desgracia, en el sex appeal; el cambio en la forma de entender el término igualdad tradicional que sostenía la visión cristiana del mundo a una donde igualdad ya no es ser iguales en naturaleza pero con diferencia intrínsecas que nos hacían diferentes y se buscaba unidad, sino donde igualdad se ha convertido en sinónimo de identidad.
Numerosos autores han estudiado y escrito sobre las consecuencias de la sociedad contemporánea: Frankl, Fromm, Goleman, entre otros.
“Conócete a ti mismo”
Ahora bien, ante esta realidad que afronta el mundo en que vivimos, la Psicología ha optado por regresar, de hecho, a un principio muy básico: Conócete a ti mismo. Tan antiguo como el oráculo de Delfos de donde dice la leyenda que surgió y siempre importante porque el hombre es siempre el mismo más allá del cambio de sus circunstancias sociales e históricas. Este refrán tan antiguo y siempre nuevo se ha traducido hoy en día en la llamada Inteligencia emocional que podría definirse a grandes rasgos como “la capacidad o habilidad de saber percibir, comprender y manejar las propias emociones”[(/inteligencia-emocional-y-psicologia-positiva-una-mirada-filosofica/].
Las emociones son así concebidas no como algo extrínseco a ser de la persona humana, sino como parte integrante del todo capaces de entrar en el ámbito de la razón y, por consecuencia, de ser encauzadas para el bien de la persona y de la sociedad. Esto significa que las emociones no son enemigas a las cuales hay que oprimir o controlar, sino más bien una forma de desenvolverse, capaces de ser formadas y aprehendidas de manera que la persona pueda valerse de ellas sacando todo su potencial teniendo no solo una vida más sana y armoniosa, sino también la capacidad de enfrentar las adversidades que surgen en la misma.
El camino hacia la inteligencia emocional
Sacar lo mejor del ser humano es tal vez una de las cosas más loables y nobles que está haciendo hoy en día la Psicología. Desde que la ciencia psicológica comenzó a conformarse como tal siempre se dio énfasis especial a lo que estaba mal en el ser humano: los trastornos mentales, el inconsciente y la teoría freudiana. La visión que aún se tiene de la psicología sigue siendo la de una suerte de loquero en muchos lugares y de alguna manera promovido por los medios de comunicación masivos.
La Inteligencia emocional es solo una de esas nuevas tendencias en las que el enfoque, sin olvidar tampoco el lado débil del Hombre, mira más a aquello que de hecho hacemos bien: La valoración positiva de las emociones, la búsqueda de la felicidad y su consecución, el amor, las fortalezas y virtudes, el ser capaz de alcanzar las metas puestas son algunos de los nuevos ámbitos como la psicología quiere ayudar al ser humano.
Psicología Positiva: los cimientos del ser perfectible
Este nuevo enfoque es lo que llamamos Psicología Positiva. No se trata sólo de estar acusando al hombre de un determinismo fatalista (psicoanálisis y conductismo clásico), sino de verlo como un ser perfectible, siempre abierto a mejorar y, sobre todo, no como un ser enfermo al que hay que diagnosticar.
Esto es tal vez una de las cosas más indispensables en este siglo lleno de ruido, información siempre cambiante, redes sociales y electrónicas, y un mercado ávido de tener profesionistas que encajen en sus moldes por un lado, y, por el otro, consumidores de artículos cada vez más perecederos.
Lo que la Inteligencia emocional y la Psicología positiva regalan al mundo es capacidad de ser persona: No perder mi yo frente todo lo que me rodea (cosificación) y, sobretodo, dar las herramientas para poder vivir plenamente.
Referencias bibiliográficas:
- Coon, D. y Mitterer, J. (2010) Introducción a la psicología: El acceso a la mente y la conducta. México D. F.: Cengage learning
- Fromm, E. (2000) El arte de amar. México D. F.: Paidós
- Goleman, D. (1995) La inteligencia emocional. México D. F.: Javier Vergara Editor
- Pretelín, F. (2012) Referéndum Twitter. México D. F.: Coyoacán
- Rojas, E. (1992) El hombre Light, una vida sin valores. México D. F.: Booke
- https://www.youtube.com/watch?v=GhKPpYCCXLs
- https://www.youtube.com/watch?v=WcZrUtDYqb8&index=...
- [i] Fromm, E. (2000) El arte de amar. México D. F.: Paidós, p. 19
- [ii] Cfr. FROMM, E. Ob. Cit., p. 24-25