Amor propio y egoísmo: ¿cómo se diferencian?

Estas son las claves para aprender a distinguir entre egoísmo y amor propio.

Amor propio y egoísmo: ¿cómo se diferencian?

Un término del que últimamente oímos hablar mucho es el de amor propio. Aunque parezca una idea reciente, distintos filósofos y pensadores han conceptualizado sus ideas acerca del quererse a uno mismo. Lo ha hecho Agustín de Hipona, y ya lo había hecho antes Aristóteles. Este último, además, profundizó en la ambigüedad del concepto de amor propio o egoísmo, una distinción que incluso hoy en día persiste difusa. Nuestra cosmovisión ha cambiado de manera radical desde aquél entonces, por lo que, inclusive, el qué entendemos por “amor propio” y qué por “egoísmo” ha sufrido alteraciones.

El no poder comprender las diferencias entre ambos conceptos puede acarrear problemas en nuestra relación con nosotros mismos y con otros; por lo que, a continuación, veremos cómo distinguir amor propio de egoísmo y por qué es importante hacerlo.

El amor propio: ¿qué es?

Como bien decíamos, el amor propio es un tema que ha sido abordado por distintos pensadores a lo largo de la historia y cuyos caminos se han entrecruzado con el de la psicología. No se trata de un término fácil de definir, pero podríamos sostener que se trata de la aceptación de las características que constituyen a uno mismo en un amplio sentido —físicas, psicológicas o culturales—, una cualidad determinante en la forma en la que observamos la realidad y a nosotros mismos.

No obstante, los aportes de la psicología científica a la concepción del amor propio se han realizado desde el concepto de autoestima. La autoestima refiere a la evaluación subjetiva de un individuo respecto a su propia valía como persona. Es importante recalcar la palabra subjetiva, ya que la autoestima no alude a los talentos o habilidades objetivos de una persona, ni a cómo ésta es evaluada por los demás; sino que se trata de un sentimiento de suficiencia o realización propio. También involucra sentimientos de autoaceptación y autorespeto. Aquí podemos ver cómo este concepto está teñido de la idea de amor propio en la que muchos filósofos han indagado.

Algo también relevante acerca de la autoestima es que, si bien se trata de una cualidad relativamente estable, no es del todo estática o inmutable. Eso hace que sea correcto referirse a ella no sólo como una cualidad, sino como una variable medible a nivel empírico; podríamos decir, una “cantidad” capaz de fluctuar dependiendo de las circunstancias. Cuando comúnmente se dice que alguien “tiene muy buena autoestima” se debe a que ese estado de evaluación positiva de la persona consigo misma se ha prolongado en el tiempo.

De hecho, algunas investigaciones han estudiado cómo la autoestima fluctúa con la edad. La evidencia sugiere que ésta incrementa de la adolescencia a la adultez media, su punto cúlmine es entre los cincuenta y sesenta años, y luego desciende hacia la vejez. Asimismo, determinar la autoestima de una persona parece ser útil como predictor del bienestar en ciertas áreas de la vida, como el de la salud, las relaciones interpersonales o el trabajo.

¿En qué se distingue el amor propio del egoísmo?

Más allá de lo desarrollado, existen todavía muchas personas que confunden el amor propio con el egoísmo, o, en todo caso, que se muestran reacias a la idea de amarse a sí mismas. En parte, esto se debe a que aún persiste en el seno de la cultura occidental la idea de que ser egoísta es algo pecaminoso. Otras cualidades, en cambio, como la humildad, ser “perfil bajo” o sacrificar el bienestar personal en pos del bien de los demás, son puestas en un pedestal. Por ello, es entendible que estos dos conceptos se presten a confusión, y por lo tanto, muchos temen que la aceptación de sí mismos sea vista por los demás como una actitud egoísta o deplorable.

No obstante, las dificultades para discernir ambos conceptos puede traer consecuencias. No cultivar el amor propio por la creencia errónea de que eso implicaría seguir el camino del egoísmo podría llevar a actitudes como no reconocer los propios logros y no agradecer cuando se le halaga, expresado en frases de modestia como: “Sí, me ha ido muy bien en el examen, pero también he tenido suerte con las preguntas que me han tocado”.

Por otra parte, esta confusión esconde el peligro de no saber poner límites a los demás por temor a que hacerlo suponga un acto egoísta. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Tener la capacidad de establecer un límite a otra persona que esté teniendo alguna conducta que a uno le incomode o suponga cierto malestar —por ejemplo, pedirle a mi pareja que no utilice el celular cuando le estoy comentando cómo estuvo mi día— supone una actitud que expresa autocuidado. En cambio, quien considere que “decir no” en determinadas situaciones es un acto de egoísmo —jactándose de frases que podrían sonar como “es que él ha tenido un día muy largo y tiene derecho a usar un rato el teléfono”— podría sacrificar algo sumamente valioso para sí misma, como puede ser el compartir tiempo de calidad junto a su pareja.

Paloma Rey Cardona

Paloma Rey Cardona

Psicóloga General Sanitaria

Profesional verificado
València
Terapia online

El amor propio, contrario a la connotación fuerte de “egoísmo” que se le tiende a adjudicar, tampoco es dejar de pensar en los demás. Los actos de amor propio permitirán establecer vínculos interpersonales honestos y robustos, suponiendo una mejoría entre ambas partes. Decir qué le sucede a uno es también cuidar al otro. De hecho, un buen autoconcepto posibilitará que la persona evalúe en qué circunstancias vale la pena poner límites y en cuáles permitir ciertas actitudes del otro. Esta última también puede ser una decisión funcional a su vida. En definitiva, poder despegar el concepto de amor propio del de egoísmo puede arrojar luz acerca de la importancia de valorar y aceptar nuestras cualidades únicas y, al mismo tiempo, evaluar aquellas conductas que creemos que podríamos modificar para construir un mejor vínculo con nosotros mismos y los demás.

  • Orth, U., y Robins, R. W. (2014). The development of self-esteem. Current directions in psychological science, 23(5), 381-387.
  • Fromm, E. (1939). Selfishness and self-love. William Alanson White Psychiatric Foundation.

Psicóloga

València
Terapia online

Paloma Rey es Psicóloga General Sanitaria. Ofrece atención a población infanto-juvenil y adulta, tanto de forma presencial como online, en casos de ansiedad, depresión, baja autoestima, estrés, duelo, dificultades de aprendizaje, entrenamiento en habilidades sociales y comunicación,resolución de conflictos, problemas de conducta y gestión emocional, y TDAH, entre otros. Para ello emplea técnicas propias de la terapia cognitivo-conductual, combinándolas con psicología positiva y Terapia de Aceptación y Compromiso.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese