En Psicología existen toda una serie de conceptos que sirven para describir patrones de comportamiento y predisposiciones a la hora de pensar y de sentir.
Un claro ejemplo de ello lo tenemos en los rasgos de personalidad propuestos en modelos como el Big Five, en el que se proponen cinco dimensiones a través de las cuales explicar en términos generales cómo se comportan las personas: algunas tienen tendencia al neuroticismo, otras son abiertas a las nuevas experiencias, etc.
Sin embargo, los conceptos formulados por la Psicología no tienen por qué limitarse a plasmar en palabras los aspectos más generales de la conducta humana y el modo en el que las personas adoptan un estilo de vida u otro.
También hay algunos que sirven, específicamente, para comprender cómo algunas personas procesan la información que les llega del exterior, su forma de experimentar los estímulos. Este es el caso del concepto de “personas altamente sensibles”, asociado al de Sensibilidad al Procesamiento Sensorial.
En este artículo encontrarás un resumen acerca de las características de las personas altamente sensibles.
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¿Qué es la sensibilidad en Psicología?
El sistema nervioso es, sobre todo, un conjunto de órganos que han evolucionado para ayudarnos a adaptarnos a situaciones cambiantes y a nuevos retos. Es por eso que las únicas formas de vida que poseen sistema nervioso tienen la capacidad de moverse, mientras que aquellas que no se mueven porque tienden a permanecer fijas en un lugar, como las plantas o los hongos, no lo tienen.
Ahora bien, el hecho de poseer sistema nervioso implica tener la capacidad de reaccionar con relativa rapidez a ciertos eventos que ocurren a nuestro alrededor. De este modo, en este tipo de estructuras del organismo, las neuronas sirven entre otras cosas para asociar la captación de ciertas señales a la emisión de ciertas conductas. Así, el sistema nervioso desarrolla umbrales de sensibilidad: si un estímulo es lo suficientemente intenso, activará una determinada reacción, y si no lo es, no lo hará.
Esta clase de mecanismos son en realidad más complejos que este sencillo esquema explicativo, pero por lo general se cumple en todos los seres vivos con sistema nervioso, incluidos los humanos. Sí; por mucho que tengamos posiblemente el cerebro más complejo del reino animal y que tengamos la capacidad de reprimir voluntariamente ciertos impulsos, no deja de ser cierto que cuando un estímulo sobrepasa nuestro umbral de sensibilidad, nuestro sistema nervioso pasa a funcionar de un modo diferente por unos instantes, incluso si eso apenas se refleja en nuestro comportamiento observable de manera externa.
Así pues, el fenómeno de la sensibilidad tiene una faceta relacionada con los pensamientos y las emociones, es decir, relacionada con la psicología: no se trata de un mecanismo que sea estudiado únicamente por las ciencias de la Neurología o la Fisiología.
Teniendo en cuenta eso, resulta más fácil de entender que existan lo que se conoce como personas altamente sensibles. Se trata de individuos con un umbral de sensibilidad extraordinariamente bajo, es decir, con una gran predisposición a entrar en un estado fisiológico y psicológico distinto a partir de un estímulo que en otras personas no causaría ninguna reacción.
Casi todos los rasgos psicológicos tienen una distribución normal en la población, con casos de personas en las que están muy desarrollados y otras en las que están muy poco desarrollados, y la mayoría de individuos con un grado de desarrollo de ese rasgo que se acerca a la media. Forma parte del funcionamiento de la genética y la evolución biológica, lo cual no implica que las persona de los extremos de esa campana de Gauss vayan a tener problemas de salud mental necesariamente. Esto ocurre también con la sensibilidad a los estímulos.
¿Cuáles son las características de las personas altamente sensibles?
Tal y como hemos visto, las personas altamente sensibles se caracterizan por su predisposición a sentir con una intensidad significativa aquellas experiencias ligadas a estímulos sensoriales que otras personas encontrarían muy sutiles o apenas reseñables.
Sin embargo, su sensibilidad no se limita únicamente a lo puramente sensorial (sonidos, imágenes, sensaciones táctiles…) sino que va algo más allá e incluye también pensamientos relativamente complejos. Por ejemplo, aquellos que tienen que ver con la empatía: el hecho de imaginar muy vívidamente el estado emocional de otra persona, hasta el punto de sentir algo muy similar a ella.
De este modo, las características de las personas altamente sensibles son las siguientes.
1. Predisposición a sentirse saturadas emocionalmente
Una de las características de las personas altamente sensibles que más afecta a su día a día es su tendencia a sentir que sus emociones las desbordan, necesitando un momento para recomponerse.
Esto ocurre, por ejemplo, al trabajar bajo presión o al gestionar relaciones personales complejas.
2. Predisposición a la empatía
Tal y como hemos visto, la empatía juega un papel importante en la vida de las personas altamente sensibles: son “contagiadas” por la tristeza, la alegría, la ansiedad y otros estados emocionales con mayor facilidad e intensidad, al margen de su voluntad. Es por eso que por lo general están más predispuestas a ayudar y colaborar.
3. Experimentan momentos de marcada introspección
Las personas altamente sensibles tienen, por lo general, una tendencia a los momentos de introspección, en el sentido de que se centran en sus pensamientos apartando su atención del mundo que les rodea, para intentar organizar y gestionar sus sentimientos.
Sin embargo, esto no implica que sean personas introvertidas en general; pueden ser extravertidas, pero con momentos de una marcada necesidad de centrarse en sus pensamientos y en nada más, en soledad.
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4. Tendencia a la creatividad
Como las personas altamente sensibles captan muchos matices en lo que ven a su alrededor, tienen mucha “materia prima” con la cual ser creativas, incluso de manera espontánea y sin pretenderlo.
¿Requieren tratamiento psicológico?
Es perfectamente posible ser una persona altamente sensible y tener una buena salud mental y una vida satisfactoria.
Ahora bien, sí es cierto que están más expuestas a ciertos riesgos y problemas emocionales que el resto de la población. Por ejemplo: inestabilidad emocional ante una crisis, duelo complicado ante la muerte de un familiar, estrés postraumático…
Se trata de alteraciones psicológicas que surgen al combinar las predisposiciones personales con ciertos eventos de la vida. Ante casos así, es importante buscar ayuda profesional en terapia.
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