La filosofía estoica es una de las que más y mejor ha perdurado: desde su aparición en el período helenístico de la mano de Zenón de Citio, pasó a convertirse en una de las escuelas de pensamiento más importante de los intelectuales de la República Romana y el posterior Imperio Romano, y hoy en día ha experimentado otro resurgimiento de su popularidad en las sociedades del mundo occidental.
Lo cierto es que esta escuela filosófica contiene muchas ideas interesantes que pueden ser “rescatadas” y aplicadas al mundo actual, aunque hayan pasado más de dos mil años. Veamos cuáles son, en este resumen de las claves estoicas para tener una ida psicológicamente saludable.
Las principales claves estoicas para vivir con salud mental
Estas son las principales claves estoicas en las que te puedes inspirar para desarrollar una manera de vivir la vida psicológicamente saludable.
1. La felicidad se justifica a sí misma
Para la persona estoica, la felicidad es la finalidad última de la vida, y equivale a la virtud y a la sabiduría. En este sentido, hacemos lo que nos hace felices teniendo como finalidad última nada más que la felicidad, y esta es la finalidad moral definitiva. El sentido de la vida es ser felices, y nada más: ni dejar descendencia, ni ganar guerras, ni ganarse la aceptación de todo el mundo. En este sentido, no deberías verte en la obligación de buscar una justificación práctica para todo lo que haces.
2. Reconocer la propia ignorancia es una forma de conocimiento
Otra de las claves estoicas es que sabe detectar nuestra ignorancia nos acerca más a la sabiduría, aunque técnicamente la sabiduría y la ignorancia sean dos estados opuestos. La persona capaz de detectar que sus creencias tienen vulnerabilidades y lagunas de saber está más dotada para mejorar su situación, y a su vez su manera de interpretar las cosas se ajusta más a la realidad en comparación a quien repite falsedades una y otra vez de manera dogmática. En este sentido, se nota la influencia de Sócrates, decisivo en el pensamiento del primer pensador estoico, Zenón de Citio.
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3. Mente y cuerpo forman una unidad
Los estoicos crearon una filosofía profundamente materialista, y señalaron que un la realidad existen únicamente los cuerpos, aquello con la capacidad de tener efectos sobre las cosas físicas que les rodean y a la vez de verse afectadas por esas cosas. En este sentido, desde esta perspectiva el “alma” es un elemento corpóreo. Por lo tanto, gozar de bienestar mental pasa por gozar de bienestar físico, y hay que cuidarse en ambos sentidos.
4. El destino existe, pero no es moralmente relevante
Desde la perspectiva estoica, resulta absurdo y totalmente contraproducente obsesionarse con el concepto de destino, ya que, por su propia definición, no podemos ni debemos posicionarnos ante él: lo que deba ser, será. Eso no significa que debamos sentarnos a esperar a que todo lo predestinado ocurra a nuestro alrededor, porque en nuestro plano de existencia, somos seres dotados con razón y, por consiguiente, con capacidad para elegir entre opciones diferentes y establecer planes. Negar esto último sería negar la realidad, dado que esta nos muestra una y otra vez que ser seres racionales no es lo mismo que no serlo; es diferencia existe y es muy relevante.
5. El conocimiento es estable
Otro de los principios de la filosofía estoica es que el conocimiento, por el hecho de serlo, es estable e inmutable; si creemos saber algo pero al entrar en contacto con una nueva información nos vemos obligados a replantearnos esas creencias, es que nunca tuvimos conocimiento en primer lugar. Pero, a la vez, para los estoicos llegar a ser una persona sabia implica pasar varias veces por estas experiencias en las que nos aferramos a un espejismo de conocimiento, y hay que aceptarlas con humildad, ya que se aprende de ellas: nos revelan nuestros sesgos.
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6. Debemos ser justos con todo el mundo, sin caer en el relativismo
Para los estoicos, los mandatos éticos deben ser aplicados por igual a todo el mundo; no hacerlo implicaría entrar en un círculo vicioso en el que estamos buscando constantemente excusas para tratar de manera diferente a los demás en base a nuestras preferencias.
Esto significa que hay que evitar tanto caer en el relativismo moral (la creencia de que el simple hecho de vivir en sociedades o culturas diferentes implique tener que atenerse a ideales éticos totalmente distintos), como caer en la discriminación basada en el ánimo de venganza ante quien nos ha hecho daño en el pasado. Es una manera de ver las cosas que ha sido llamada “cosmopolitismo estoico” y que puede crear a nuestro alrededor un a serie de círculos sociales en el que se respeta la reciprocidad y la ecuanimidad, algo que también nos favorece a nosotros y a nuestra salud mental.
7. La vida feliz está libre de pasiones
Esa es una de las ideas estoicas más polémicas desde la perspectiva de los occidentales de nuestros tiempos, pero cabe señalar que para los estoicos, las pasiones son en realidad los impulsos; procesos psicológicos que van en contra de la razón. Estos se caracterizan por desestabilizar el progreso de la persona en su avance hacia la felicidad, porque le hacen ceder a determinadas experiencias sin tener en cuenta una visión global de la situación y del recorrido que le ha llevado a ese momento. Así, las pasiones nos llevan a “olvidarnos” de lo que nos importa realmente, de aquello en lo que estamos dispuestos aplicar un esfuerzo continuado y una disciplina, y no equivalen exactamente a lo que nos hace sentirnos motivados e implicados en algo que aporta significado a nuestras vidas, sino más bien lo contrario.
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8. La templanza es uno de los valores más importantes
Otro de los principios estoicos fundamentales se basa en la necesidad de reforzar nuestra templanza, entendida como la capacidad la influencia que tienen sobre nosotros los placeres mundanos, aquellos desconectados de la vía que nos lleva a ser virtuosos/felices.
Esto no tiene por qué significar martirizarnos pensando una y otra vez en lo que no debemos hacer, aunque una parte de nosotros quiera hacerlo; como para la filosofía estoica la racionalidad va de la mano de la madurez, su manera de afrontar las tentaciones no se basa en el autocastigo, sino en la racionalidad: lo que en términos teóricos y prácticos nos acerca más a la virtud. Por ejemplo, limitar nuestra exposición a aquello que nos tienta es una manera perfectamente justificable de no caer en las pasiones y, a la vez, de no sufrir constantemente por ello.
9. El coraje no significa no sufrir miedo
No deberíamos martirizarnos por sentir un miedo que estimamos que tiene una parte contraria a la razón, entre otras cosas, porque esto nos haría sentirnos más vulnerables, angustiados, y temerosos. Lo importante es no dejar que el miedo nos paralice en aquellas situaciones en lo que se necesita de nosotros es que afrontemos una posible fuente de peligro, mostrando coraje.
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10. La sabiduría se crea mediante la experiencia: hay que salir a aprender
Para los estoicos, no nacemos siendo sabios, ni siquiera racionales; ambas cosas se van construyendo a través de un proceso de madurez psicológica. Y, por cierto, esto implica aprender a partir de la interacción con el entorno y de la valoración de los estímulos captados por nuestros sentidos; no todo se basa en la introspección.