Los seres humanos tendemos a experimentar lo que nos rodea como si se tratase de una narración.
Más allá del conocimiento que describe las cosas, tal y como hacen las enciclopedias y los manuales, nos gusta ver las cosas interpretándolas como si fuesen historias: no algo fijo e inmóvil, sino algo fluido y en movimiento. Nuestra propia identidad, sin ir más lejos, es un conjunto de recuerdos sobre nosotros mismos que inconscientemente estamos animando para darle una forma narrativa: del pasado al futuro.
Por eso, también experimentamos las emociones como si fuesen arcos narrativos. En este artículo veremos cómo cerrar un ciclo emocional y, de esa forma, poder pasar página y darle dinamismo a nuestro desarrollo psicológico, evitando estancamientos.
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¿Qué es cerrar un ciclo emocional?
Por cerrar ciclos emocionales entendemos el hecho de asignar un significado de compleción a una etapa de nuestra vida. Es decir, sentir que ha tenido un inicio, un desarrollo y un desenlace. Sin embargo, más allá de esta definición tan simple, existe un factor emocional vinculado al sentimiento de desarrollo personal. No es lo mismo sentir que una etapa de nuestras vidas ha concluido, que sentir que ha concluido y además darse cuenta que eso nos ha hecho mejorar.
Es fundamental que al cerrar ciclos emocionales existan motivos para creer en esta evolución y sentido de mejora. De otra manera, es muy probable que aparezcan un miedo a poder caer en los mismos errores que antes, dado que no se ha aprendido nada de ellos.
El deseo de compleción
Si aspiramos a cerrar ciclos emocionales dándole sentido a una etapa pasada, es porque en general no nos gusta convivir con la tensión generada por la idea de que hay cosas pendientes en nuestras vidas.
Este fenómeno se llama efecto Zeigarnik, y nos indica que prestamos más atención a aquellas cosas que sentimos que no han terminado. Si lo que estamos intentando hacer es superar una fase de la vida que ha estado teñida por la tristeza y en general el dolor emocional, las obsesiones con el sentimiento de no avanzar pueden hacer que nos sintamos estancados.
Se crea así una paradoja: existe el deseo de terminar esa etapa, pero a medida que pasa el tiempo cada vez se cree menos en esa salida. Por eso, cerrar el ciclo emocional es importante para no caer en la profecía autocumplida (el pesimismo hace que se reduzcan nuestras posibilidades de avanzar).
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Cómo poner fin emocionalmente a etapas de nuestras vidas
Para pasar a otro capítulo de tu vida, sigue estas pautas útiles a la hora de poner fin a un ciclo emocional.
1. Piensa en cuál fue el inicio del ciclo
Tener una fotografía clara de cuál fue el momento en el que se inició el ciclo emocional ayuda a identificar aquello que puede llevarnos a cerrarlo. Por ejemplo, la aparición de un problema (la enfermedad de un familiar, un despido del trabajo, etc.).
2. Recapacita sobre cómo te sentiste
Hay que ir más allá de la simple descripción de hechos objetivos. Párate a pensar en cuál fue tu reacción emocional en esta primera fase del ciclo, tanto en sus aspectos positivos como en los negativos.
3. Recuerda cómo intentaste avanzar
En este punto, recuerda cuáles fueron las iniciativas que tuviste para hacer que la situación avanzase, tanto en los criterios objetivos como en aquellos que tienen que ver con tus sentimientos.
4. No omitas tus errores
Los errores y los fallos son algo inherente a la vida, y mantenerlos fuera de nuestros recuerdos no ayuda si lo que queremos es hacer que tengan sentido para nosotros. En definitiva, hay que aprender de ellos para poder notar que los hechos más significativos de esta etapa nos condujeron a una etapa final en la que cerramos el ciclo.
5. Piensa en la dirección que te puede llevar a cerrar el ciclo
Con las cosas que tienes en mente después de haber pasado por los pasos anteriores, ya es posible ver una tendencia que te puede conducir a cerrar el ciclo de la manera más positiva y constructiva posible.
Del mismo modo que una serie de puntos pueden hacer que estimemos una tendencia o dirección si los unimos entre ellos, al recapitular por lo que hemos pasado, es fácil ver qué soluciones de compleción son más realistas y cuáles no lo son.
Especialmente, es importante tener en cuenta esto último: lo razonable y realista de la solución que se nos ocurra. En la imaginación todas las ideas parecen igualmente realizables, pero a la práctica, sabemos que su aplicación a la realidad crea desigualdades entre estas opciones.
6. Acude a la llamada a la acción
Es muy complicado cerrar un ciclo emocional simplemente a través de la introspección. Por eso, haz que tu salida de esta fase se plasme en una acción o una serie de acciones, de modo que puedas darle una solidez o estructura física que muestre tu progreso. De esta manera, te estarás demostrando que realmente la persona que entró en ese ciclo emocional no es exactamente la misma que salió de él.