La jubilación es una de las etapas de la vida que, si no son bien gestionadas en sus inicios, pueden producir algunas formas de malestar o incluso una verdadera crisis vital. En cierto modo, es comprensible; después de haber pasado buena parte de la existencia dedicando tiempo, recursos y esfuerzo a mantener un proyecto de vida basado en los frutos del propio trabajo, cuesta empezar a vivir más allá del ámbito profesional. En este artículo veremos varios consejos sobre cómo adaptarse a la jubilación del mejor modo posible, exprimiendo todo su potencial y descubriendo varios aspectos positivos de esta fase vital que podían haber quedado inadvertidos.
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Consejos sobre cómo adaptarse a la jubilación
Antes de seguir leyendo, debes tener en cuenta que encontrar la satisfacción en la etapa de la jubilación no consiste simplemente en modificar nuestras actitudes, costumbres y creencias; en definitiva, no depende solo de si nos transformamos psicológicamente. Depende también de los recursos a los que tenemos acceso y, especialmente, de si se cuenta con una red de apoyo, ya sea basada en la propia familia o en amistades.
Por eso, cabe recordar que la soledad y el aislamiento, así como la pobreza, son elementos que no dependen solo de uno mismo, pero ante los cuales podemos reaccionar para combatir sus efectos. Ser conscientes de esto es útil, porque sirve para ayudar a comprender que buena parte de la infelicidad que algunas personas mayores sienten al jubilarse no tiene por qué depender de las decisiones que toman. Dicho esto, veamos cuáles son las principales pautas a seguir para adaptarse a la jubilación.
1. Acepta lo que sientes
Este es el primer paso, y es más importante de lo que parece. Por sí solo no tiene por qué ayudarnos a sentirnos mejor, pero es imprescindible para progresar. El motivo de esto es que no hacerlo nos llevaría a una dinámica de auto-sabotaje de la que resulta complicado salir. Por ejemplo, alguien que se siente mal pero que no lo admite, evitará a toda costa ponerse a pensar en soluciones a medio o largo plazo, y se centrará solo en los objetivos inmediatos, lo cual suele llevar a hábitos de vida poco sanos que a la larga agravan la situación.
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2. Ponte horarios
Una de las trampas más frecuentes en las que caen las personas recién jubiladas consiste en asumir que la jubilación es tan solo la ausencia de trabajo y de gran parte de las responsabilidades que tenían que ser atendidas años atrás. Como consecuencia, la pasividad se transforma en la filosofía de vida: pasar mucho tiempo en la cama o en el sillón, ver la televisión, socializar poco, etc.
Por eso es bueno actuar de acuerdo a la idea de que la jubilación no es simplemente algo caracterizado por la falta de trabajo remunerado, sino que en ella debe haber espacio para cambios cualitativos, cosas que antes no hacíamos porque no las conocíamos o porque no teníamos el tiempo libre suficiente para ello. Y para ello no hay nada como seguir ciertos horarios.
Por supuesto, no es necesario hacer que estos horarios sobre la vida en la jubilación sean muy detallados; basta con que dividan el día en bloques que sirvan de referencia para no perder el tiempo.
3. Si tienes pareja, habladlo
Muchos de los problemas surgidos a raíz del tránsito hacia la jubilación pueden aparecer especialmente en las parejas casadas a las que este cambio les ha afectado sin haber hablado antes sobre las expectativas de cada uno. Su un miembro de la pareja se jubila y la otra aún no, es bueno debatir en qué modo cambiará la relación; y si ambas personas pasan a estar jubiladas, hay que decidir qué parte de la gran cantidad de tiempo libre de la que se dispone va a ser compartida y cuál no.
4. No te pierdas fantaseando sobre el pasado
La gente mayor tiene una cierta propensión a pensar que “no vive en su tiempo”, que le presente pertenece a las generaciones más jóvenes. Esta idea puede llegar de repente con el comienzo de la jubilación, pero no deja de ser falsa. El rol de las personas pertenecientes a la tercera edad no tiene por qué limitarse a recordar, a vivir del pasado. El día a día también les pertenece, y es bueno que sus hábitos cotidianos sean un reflejo de esto.
5. Aprende cosas nuevas
Siempre resulta estimulante aprender de manera autodidacta, y la jubilación es una época perfecta para esto.
Sin tener la carga del trabajo para subsistir, pero con la madurez psicológica y el bagaje cultural de una persona mayor, es muy gratificante empezar a aprender sobre cualquier tema que resulte de interés personal. De hecho, en Internet existen interesantes propuestas que permiten acceder a cursos o a contenidos educativos gratuitos.
6. Cuídate
Los problemas de salud pueden trasladarse fácilmente al ámbito de los problemas psicológicos vinculados a la ansiedad y el estrés. Por eso, es bueno practicar ejercicio moderado, dormir bien y comer bien.