Las 7 consecuencias de la sobreprotección de los padres

Sobreproteger a los hijos genera problemas que acarrearán toda su vida.

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En la maternidad, el instinto de protección es algo innato, inevitable e incluso necesario ya que es la principal razón por la cual no nos hemos extinguido a lo largo de todo este tiempo. Durante los primeros años de vida necesitamos del cuidado y protección de nuestros padres para sobrevivir ya que los recién nacidos son indefensos, vulnerables e inmaduros. Pero, ¿qué ocurre si esta protección es exagerada? ¿La sobreprotección tiene consecuencias en nuestros hijos?

La sobreprotección se define como el excesivo cuidado por parte de los progenitores con una implicación emocional intensa que lleva a la necesidad de controlar al hijo. Los padres se esconden tras el argumento de sus buenas intenciones y no se dan cuenta que están interfiriendo en el desarrollo psicológico adecuado del infante. Las conductas infantiles, no permitirle al menor hacer ciertas cosas, y en general, hacerle la vida más fácil son claros ejemplos de esta actitud.

Como comentamos, es absolutamente normal querer proteger a nuestro hijo, no obstante, nos gustaría hacer hincapié en que protección y sobreprotección no son lo mismo. No confundas estos términos ya que protección se entiende como la acción de resguardar o ayudar a alguien para así evitar que se haga daño. Esto viene siendo muy distinto a la sobreprotección, donde la actitud trae consigo un sentimiento de miedo tanto en el adulto como en el niño.

¿Qué problemas genera sobreproteger a los hijos?

Si piensas que al sobreproteger a tu hijo consigues que no le falte de nada, y por consiguiente, su felicidad está asegurada, estás equivocado. En el artículo de hoy analizaremos las consecuencias que esta conducta de los padres tiene en sus hijos. Quédate para descubrir cómo el desarrollo emocional y psicológico se ve afectado por el miedo a soltar de los progenitores.

1. Disminuye la tolerancia a la frustración

El hecho de dar y dar a los hijos para asegurarse que no sufran ni les falte de nada hace que no sean capaces de tolerar el sentimiento de frustración de una forma adecuada. Estos niños, cuando algo no sale como ellos pretendían, tienden a enfadarse, ser agresivos y exigir. Están acostumbrados a no tener que trabajar ni luchar por conseguir aquello que desean ya que sus padres se encargan de eso.

Claramente, la ira que sienten cuando son menores es mucho más tolerable que cuando son adultos. Cuando pasan los años y estos niños deben incorporarse a la vida amorosa, laboral, etc. suelen mostrar grandes dificultades en sus relaciones interpersonales y en la vida en general.

2. Las capacidades de aprendizaje están alteradas

Los niños que han sido sobreprotegidos no aprenden de sus errores ya que sus padres han anticipado lo que va o no va a ocurrir todo el tiempo. Con esto, conseguimos extinguir su capacidad de aprendizaje. Si no permitimos soltar el control de la situación y dejar que el menor se caiga al suelo en la bicicleta, orine encima justo al salir de casa, etc. este nunca podrá identificar y modificar su conducta.

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3. Poca responsabilidad

Ya que los padres resuelven los problemas de sus hijos constantemente, estos niños aprenden a desatenderse y por consiguiente, su capacidad para responsabilizarse es nula. Esto les afecta en su vida por completo y se puede observar cuando al niño le cuesta mucho realizar las tareas que se le ordenan.

4. Baja autoestima

El proteger de forma exagerada conlleva que el niño se sienta infravalorado en su potencial. No permitirle experimentar en su propia piel las consecuencias de sus actos hace que el menor se sienta invalido y no lo suficientemente capaz para sobrellevar distintas situaciones. Lo peor es que aprende a extrapolar este sentimiento a todas las áreas de su vida y su autoestima se ve claramente afectada.

5. Inmadurez

Sobreproteger se encuentra muy ligado a fomentar por parte de los padres conductas infantiles. Da la sensación de que no permiten que sus hijos crezcan, se independicen de la figura materna o paterna y comiencen a descubrir su autonomía. Esto hace que el niño sea inmaduro, no tenga conductas acorde con su edad y no evolucione adecuadamente ni física ni mentalmente.

6. Aumentan los miedos

La sobreprotección carga de temores a los niños. Los menores reciben información relacionada con inseguridades y miedos en su entorno. La infancia es una época clave donde creamos esquemas mentales acerca de nosotros mismos, nuestro entorno, y la vida en general. Los padres que llenan a sus hijos de precauciones e inseguridades fomentan que este esquema sea perjudicial para ellos.

7. No han experimentado

El no permitir que tu hijo viva distintas situaciones, hace que no experimente lo necesario. Experimentar es necesario para el correcto desarrollo de los niños y privarles de ello solo trae consecuencias negativas. El niño debe pasar por ciertas experiencias siempre y cuando no exista ningún peligro real en ellas.

Conclusiones

Queda retratado que un exceso de protección equivale a cortarle las alas a los hijos. Muchos padres han sido educados con un estilo autoritario y como intento para evitar que sus hijos sufran o pasen por lo mismo que ellos, se vuelcan en la sobreprotección.

Si te has sentido identificado con este artículo, es importante que comiences a confiar en las capacidades de tu hijo. Debemos aprender a delegar y a darnos cuenta que no nos necesitan para todo. No podemos mantener a nuestro hijo en una burbuja donde nada ni nadie pueda hacerle daño. Tarde o temprano, ese menor saldrá del calor del hogar y deberá enfrentarse a todas las situaciones adversas que existen en la sociedad. Tenerlo en una urna de cristal solo fomenta que no pueda adaptarse de forma adecuada y su salud mental sufra.

La clave está en apoyar y acompañar a nuestros hijos pero siempre de forma respetuosa para que aprendan a jugar con las cartas adecuadas. Es importante hacerle saber que como progenitor estás ahí para cuando necesite pero tu no tienes la capacidad de resolverle la vida constantemente. Perder tiempo para aprender a hacer cosas por sí mismos es de suma importancia. Si piensas que necesitas ayuda para hacerle frente a este tema, te aconsejamos que busques asesoramiento profesional.

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Psicóloga

Chiara Fabian es neuropsicóloga clínica especializada en trastornos del neurodesarrollo con especial inclinación hacia la divulgación sobre temas relacionados con la psicología. Sus intereses se centran en la investigación sobre las relaciones entre el cerebro y la conducta en sujetos con trastorno mental grave, trastornos de conducta y daño cerebral. Es una persona con muchas ganas de aprender y seguir creciendo tanto personal como profesionalmente.

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