El síndrome postvacacional es una de esas formas de malestar que muchas personas llegan a asumir como algo normal, a fuerza de experimentarlo una y otra vez a la vuelta de las vacaciones.
Pero lo cierto es que hay varias cosas que podemos hacer para prevenir o mitigar dicha alteración psicológica; tanto los trabajadores como las empresas disponen de margen de maniobra para aplicar estrategias que ayuden a lograrlo. Veamos un resumen de este tipo de medidas ante el síndrome postvacacional y todo lo que comporta.
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¿Qué es el síndrome postvacacional?
Lo que actualmente se conoce como síndrome postvacacional es en realidad un cuadro ansioso-depresivo que ocurre en algunas personas en los primeros días tras la vuelta de las vacaciones, especialmente si estas han sido largas y han implicado un cambio radical de rutina (por ejemplo, al irse de viaje a otro país). No aparece descrito en los manuales diagnósticos más utilizados en el ámbito de la salud mental, y no es considerado una psicopatología por sí misma; puede ser o bien una forma de malestar de menor intensidad que los trastornos mentales reconocidos oficialmente, o bien una variante de alguno de estos dentro de las categorías de trastornos de ansiedad o trastornos del estado del ánimo.
Ahora bien, una de las características del síndrome postvacacional es que dura relativamente poco, y en la mayoría de los casos desaparece en cuestión de un par de semanas o algo menos tiempo.
Los principales síntomas vinculados al síndrome postvacacional son:
- Tendencia a procrastinar.
- Sentimiento de desánimo generalizado.
- Problemas para gestionar el tiempo de trabajo.
- Relativa falta de interés por socializar más allá de lo estrictamente obligatorio.
- Mayor predisposición a la irritabilidad.
- Mayor facilidad para sufrir estrés laboral.
- Tendencia a rememorar las vacaciones una y otra vez desde un sentimiento de nostalgia (puede interferir en el trabajo).
Por otro lado, el síndrome postvacacional no debe ser confundido con el trastorno afectivo estacional. Este último es desencadenado por la transición de una estación a otra (con los cambios consiguientes en cuanto a temperatura y otros aspectos ambientales), mientras que el primero está causado por el contraste entre los estímulos y las rutinas a las que nos exponemos en las vacaciones, por un lado, y en el contexto profesional por el otro.
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¿Cómo superar el síndrome postvacacional?
Estas son las claves para afrontar el síndrome postvacacional y evitar que sea un problema.
1. Fomentar un periodo de readaptación a la rutina
Es recomendable que los trabajadores no empiecen a trabajar pocas horas después de la vuelta de un viaje; lo mejor es utilizar el último par de días libres para ir habituándose de nuevo a los elementos de la cotidianidad, haciendo que sirvan como “colchón” entre una y otra manera de vivir los días.
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2. No interrumpir totalmente la realización de aficiones mantenidas durante las vacaciones
La vuelta al trabajo debe permitir disponer de momentos de la semana para seguir dedicando minutos u horas a esas aficiones que asociamos a las vacaciones: salir a pasear por la naturaleza, escribir, tocar un instrumento, etc. De este modo, no hay tanto contraste entre el periodo vacacional y el de desempeño laboral.
3. Aplicar estrategias de higiene del sueño
Dormir bien o no poder dormir bien suele marcar la diferencia; si no dedicamos al sueño todas las horas que nuestro cuerpo necesita debido al jet lag o al descuadre de horarios con la vuelta al trabajo, no solo nos sentiremos mal; además, tendremos más problemas para afrontar nuestras tareas debido a la disminución de nuestra capacidad para concentrarnos y para recordar cosas. Por ello, hay que tener un horario de sueño muy claro y además consistente durante todos los días de la semana.
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4. Realizar pausas frecuentes
Sobre todo a la vuelta de las vacaciones, es fácil que sintamos que el trabajo nos desborda. Ante esto, lo mejor es realizar descansos breves pero frecuentes, para recargar energías y restaurar nuestra capacidad de atención. Si no lo haces así y decides dedicar varias horas seguidas a trabajar sin interrupción, en la práctica te tomarás descanso de manera espontánea y casi sin darte cuenta, pero de una manera menos eficiente y organizada.
5. Establecer metas a muy corto plazo
Para contrarrestar la falta de energía, hay que adoptar estrategias de automotivación como el hecho de descomponer los objetivos de la jornada en varios sub-objetivos a muy corto plazo. De este modo está más fácil que nos sintamos atraídos por la posibilidad de “cerrar” paquetes de obligaciones en cuestión de minutos.
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