Es habitual que los conceptos surgidos en el mundo de la investigación pasen nuestro lenguaje cotidiano, en el ámbito de la cultura popular (es decir, fuera del ámbito de la ciencia), sufriendo cambios que muchas veces pasamos por alto. Esto pasa, por ejemplo, con la melancolía y la nostalgia, dos términos que muchas veces son confundidos y que aunque presentan algunas similitudes en la manera en la que nos hacen sentir, pero que no son lo mismo.
Por eso, en este artículo veremos cuáles son las diferencias entre la melancolía y la nostalgia, explicando brevemente sus características como fenómeno psicológico.
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¿Qué son la melancolía y la nostalgia?
Los procesos psicológicos son siempre fenómenos complicados de entender, sobre todo cuando ocurren principalmente “de puertas para adentro”, es decir, sin reflejarse en acciones que realizamos mediante movimientos y que los demás pueden observar. Cuando a esto le sumamos que se trata de pensamientos muy abstractos o sentimientos llenos de matices, el grado de complejidad aumenta todavía más, y por ello es fácil caer en imprecisiones y confundir términos referidos a conceptos similares. Pero eso no significa que resulte imposible conocer esta parte de la realidad humana, investigar acerca de ella, y delinear las claves para distinguir entre conceptos muy usados en Psicología.
Tal y como he adelantado, la melancolía y la nostalgia son, muchas veces, confundidas o directamente tratadas como si esas palabras fuesen sinónimos. Esto no es casualidad, ya que algunas de sus características se solapan; de ahí que no siempre sea fácil diferenciar entre ambas cosas cuando nos sentimos de un modo determinado o cuando vemos que alguien de nuestro entorno podría estar viviendo eso. ¿Qué tienen el común? Sobre todo, cuatro cosas:
- Son experiencias que van más allá de la cognición (no se limitan a dar forma a ideas o creencias que podamos expresar en palabras).
- Aunque son experiencias de tipo emocional, no son emociones universales (las cuales son más fáciles de identificar y de entender).
- Ambas nos llevan a rememorar el pasado.
- Ambas tienen la capacidad de mantenernos implicados en esa experiencia emocional, dándole alas, pero no nos aportan bienestar o placer de manera clara.
Por lo que hemos visto hasta ahora, queda claro que tanto la nostalgia como la melancolía son procesos que involucran pensamientos muy abstractos, es decir, que no dependen directamente de un tipo de estímulo concreto, sino que surgen a partir de una combinación de procesos psicológicos variados; por eso, es compilado trazar la línea de separación entre la una y la otra, dado que no hay una sola manera de sentirse melancólico o nostálgico, e incluso esas experiencias pueden cambiar con el tiempo en una misma persona. Por eso, las definiciones de esas palabras que encontrarás aquí son tan solo una manera aproximada de entender de qué se trata cada cosa.
La nostalgia es un sentimiento basado en el anhelo transitorio por experimentar un aspecto de nuestro pasado que asociamos al bienestar o a la felicidad. Se caracteriza por generarnos una sensación agridulce, ya que, por un lado, nos gustaría regresar a ese pasado y sentimos que no podemos, pero por el otro, rememorarlo a través de la memoria puede resultarnos satisfactorio.
Por su parte, la melancolía es un estado de ánimo vinculado a un sentimiento de tristeza que puede llegar incluso a constituir síntoma de tipo depresivo, y que se asocia a la experiencia de la pérdida en términos generales y muy abstractos. Por lo general, este concepto siempre ha formado parte del ámbito de la salud mental, y aunque en el pasado formaba parte de la categoría de los trastornos de tipo psicótico, sobre todo los delirios (el hecho de tener creencias totalmente irracionales o sin sentido), a partir del siglo XX pasa a ser escrita como una alteración del estado de ánimo estrechamente relacionada con la depresión mayor.
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¿Cómo diferenciar entre la nostalgia y la melancolía?
Ahora que ya hemos visto unas explicaciones resumidas acerca de lo que son la melancolía y la nostalgia, pasemos a ver en qué se diferencian con algo más de detalle.
1. Su grado de especificidad es diferente
La nostalgia acostumbra a dirigir nuestra atención hacia elementos bastante específicos de nuestro pasado: por ejemplo, la belleza de nuestro cuerpo durante la juventud, o los grupos de amigos e los que disponíamos años atrás, etc. En cambio, la melancolía es menos concreta al delimitar aquello que sentimos que hemos perdido, y acostumbra a generarnos un sentimiento de pérdida más existencial, más desprendido de aspectos materiales.
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2. En la nostalgia se añora algo, y en la melancolía, no siempre
Esta diferencia es una extensión de la anterior. Mientras que en la melancolía siempre hay un anhelo de recuperar algo del pasado, en la melancolía esto no siempre se da.
De hecho, puede ocurrir que la persona melancólica sienta que lo que ya no tiene es algo a lo que aspirar, un sentido que darle a su vida, lo cual puede llevarle a asumir que en realidad nunca tuvo eso. Esta experiencia de no ser capaz de verle un sentido a la vida es una forma de cuestionar lo que sentíamos en el pasado y de dejar de valorar la felicidad pasada, y eso significa que no se echa de menos esa etapa anterior de la vida. Es más, muchas personas que sufren melancolía culpan a su “Yo” del pasado de ser demasiado ilusa o inocente.
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3. La melancolía tiene una relación más directa con el malestar
Como vimos antes, tanto la melancolía como la nostalgia nos llevan a “participar” de su existencia adentrándonos una y otra vez en el tipo de sensaciones y de pensamientos que nos generan. Pero eso no significa que eso nos guste.
En el caso de la nostalgia, esta puede producir en nosotros una experiencia en la que la satisfacción y la tristeza parecen mezclarse, lo cual resulta complicado de entender y contribuye a que no tengamos claro qué está pasando en nuestra mente. Precisamente por eso, cuando nos sentimos nostálgicos podemos llegar a sentir un cierto confort a la vez que añoramos algo, ya que, en cierta manera, sentimos bienestar al transportar hacia nuestro presente esos recuerdos (por ejemplo, haciendo que suene un tipo de música que asociamos a nuestra adolescencia podemos llegar a pasarlo bien a la vez que echamos de menos esos años).
En cambio, en la melancolía rara vez hay espacio para el bienestar, y de hecho, forma parte el conjunto de fenómenos psicológicos vinculados a la sintomatología de la depresión mayor. Por eso, aunque la melancolía también es una experiencia apoyada en pensamientos abstractos, en ella no se da esa mezcla de afectos positivos y afectos negativos, pero eso no quita que “atrape” nuestra atención, llevándonos a reforzar constantemente esa clase de sentimientos e imágenes mentales emocionalmente dolorosas, como si quisiéramos auto-sabotearnos o castigarnos a nosotros mismos (esto es muy típico de todos los trastornos el estado de ánimo en general).
4. La nostalgia no siempre nos lleva a un bajo estado de ánimo
Como hemos visto, la manera en la que la nostalgia y la melancolía nos llevan a centrarnos en el pasado es diferente. Por eso, otra de las diferencias claves entre ambas es que la nostalgia puede incluso llegar a ser un elemento motivador para realizar actividades complejas o proyectos a largo plazo (por ejemplo, coleccionar antigüedades, reparar y restaurar coches viejos…), mientras que la melancolía nos lleva a un estado de pasividad y desinterés por lo que nos rodea, dejándonos en un estado de introspección y poca actividad en general.
5. Su duración es diferente
Mientras que la nostalgia tiende a ser una experiencia pasajera, la melancolía tiene una mayor capacidad para mantenerse en el tiempo; de ahí que forme parte de los síntomas de la depresión mayor, una psicopatología caracterizada por su persistencia.