El aparato locomotor hace referencia al conjunto de tejidos y órganos que nos permiten a los seres vivos desplazarnos y responder a los estímulos ambientales. En el caso del humano, esta intrincada obra de la biomecánica cuenta con 206 huesos, más de 650 músculos y 360 articulaciones, de las cuales 86 están localizadas en el cráneo.
Cuando hablamos de la formación del movimiento en los vertebrados, pensamos automáticamente en músculos y huesos, pues son “el grueso” que provoca la fuerza a la hora de responder ante un estímulo. De todas formas, no hay que olvidarse de las articulaciones, pues son estas las que unen a dos o más huesos para que mantengan su estructura o, en su defecto, posibilitando el movimiento.
Con base en esta premisa, vemos de interés indagar en el mundo de las articulaciones y todo lo que su anatomía y variabilidad conlleva. En las siguientes líneas, te lo contamos todo sobre las articulaciones cartilaginosas y sus particularidades.
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¿Qué es una articulación cartilaginosa?
Tal y como indica el diccionario médico de la Universidad Clínica Navarra (CUN), una articulación es una estructura especializada en la zona de unión entre dos o más huesos o, en su defecto, entre estructuras óseas y cartilaginosas. Normalmente, cuando pensamos en articulaciones nos vienen a la mente la rodilla y el codo, pero estas formaciones tan obvias son una minoría.
Sin ir más lejos, 86 articulaciones se encuentran en la cabeza, de las cuales la cabeza del atlantooccipital y la articulación temporomandibular son las únicas móviles. En el cráneo, algunas de las articulaciones no son más que el “pegamento” entre los huesos planos que protegen a nuestro cerebro, pero cómo se acogen a la definición clásica (unión de dos o más huesos), entran dentro de esta gran categoría anatómica.
Dentro de la agrupación de las articulaciones, encontramos tres grandes categorías. Estas son las siguientes:
- Articulaciones sinoviales: los huesos implicados se encuentran separados por una cavidad articular muy estrecha, la cual permite una amplia gama de movimientos. El codo y la rodilla son claros ejemplos.
- Articulaciones fibrosas: conexiones entre dos huesos unidas de forma directa entre sí, frecuentemente por fibrocartílago. Son rígidas. Un ejemplo de ello son los puntos de unión entre los huesos de la cabeza, conocidos como suturas.
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Las articulaciones cartilaginosas se encuentran en un punto medio a nivel fisiológico, pues son más móviles que las fibrosas pero menos que las sinoviales, las cuales representan el rango máximo de movilidad. Además, cabe destacar que las articulaciones cartilaginosas también forman las regiones de crecimiento de los huesos largos y los discos intervertebrales de la columna humana.
Tipos de articulaciones cartilaginosas
Las articulaciones cartilaginosas comprenden a las sínfisis y sincondrosis. Te contamos sus particularidades en las siguientes líneas.
1. Sincondrosis
En la sincondrosis, el elemento conector entre los huesos implicados es el cartílago hialino, en comparación con el fibrocartílago de las sínfisis (aunque algunas sínfisis también hay cartílago hialino). Además, en esta ocasión la formación es transitoria.
Un ejemplo de ello es la articulación presente entre la apófisis basilar del occipital y el cuerpo del esfenoides, cuando ambas estructuras todavía son cartilaginosas por no haber completado su desarrollo. Una vez se produce la maduración tisular pertinente, ambas superficies articulares se fusionan y la sincondrosis desaparece. Suelen aparecer entre estructuras óseas de crecimiento permitiendo cierto grado de movimiento, pero se osifican del todo con el tiempo.
Por otro lado, también cabe destacar que existen un par de sincondrosis permanentes. Una de ellas es la primera articulación esternocostal, donde se unen la primera costilla y el manubrio del esternón. Esta destaca sobre el resto, pues las demás uniones costillas-esternón son de tipo sinoviales planas. La otra sincondrosis permanente es la petro-occipital, entre los huesos occipital y pétreo del cráneo.
Las sincondrosis entre los huesos largos de crecimiento
En los huesos largos de los seres humanos (como el fémur) se distinguen dos estructuras muy concretas: la epífisis y la diáfisis. La epífisis es cada uno de los dos extremos del hueso largo, la zona donde se sitúan las articulaciones, de una mayor anchura que la diáfisis. Por su parte, la diáfisis es la zona comprendida entre ambas epífisis, que está recubierta de un periostio duro y en su zona interna contiene la médula ósea, donde se sintetizan los elementos celulares circulantes (glóbulos rojos y otros).
Las sincondrosis suelen localizarse en los huesos largos en crecimiento entre ambas epífisis y la diáfisis central. Estas articulaciones relativamente “blandas” permiten que el cuerpo del hueso se elongue y separan al conglomerado óseo en tres secciones distinguibles, como si se trataran de tres huesos (epífisis-cartílago-diáfisis-cartílago-epífisis). Al final, estos cartílagos se osifican y forman un todo anatómico.
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2. Sínfisis
En este tipo de articulación cartilaginosa, los huesos en contacto están unidos primeramente por una lámina de naturaleza fibrocartilaginosa (fibrocartílago), que fusiona a los componentes en una estructura anatómica. A diferencia de las sincondrosis que veremos posteriormente, las sínfisis son permanentes a lo largo de la vida del individuo.
Un ejemplo claro de sínfisis es la sínfisis púbica, aunque también hay una presente en la mandíbula, en la región sacrococcígea, en el esternón y, sin ir más lejos, entre las vértebras de la columna. Dicho de forma sencilla, en la sínfisis dos huesos separados se conectan entre sí mediante un cartílago.
La sínfisis del pubis
La sínfisis púbica (la más llamativa de todas) se define como una articulación cartilaginosa situada en la confluencia de los dos huesos púbicos, formada por un pequeño disco fibrocartilaginoso que se interpone entre dos láminas estrechas de cartílago hialino. Además, este disco está reforzado por un par de ligamentos especialmente interesantes: el púbico inferior y el superior. Estos le proporcionan una estabilidad enorme al conglomerado osteoarticular del pubis.
Curiosamente, la sínfisis púbica femenina está cubierta por tejido adiposo, lo que conforma el conocido “monte de Venus”. Sobre esta estructura crece el vello púbico femenino característico, pero también presenta glándulas que secretan hormonas implicadas en la atracción sexual. Hasta la variación anatómica más aparentemente anecdótica tiene un significado evolutivo claro.
Las articulaciones cartilaginosas y la columna vertebral
Como hemos dicho, los discos intervertebrales son sínfisis fibrocartilaginosas, que se sitúan entre cada uno de los 26 huesos vertebrales que brindan soporte axial al tronco y le otorgan protección a la médula espinal, que permite la transmisión de información a nuestras terminaciones nerviosas.
Alguna vez seguro que te has preguntado por qué los ancianos parecen encoger de tamaño al hacerse mayores, ¿verdad? Curiosamente, gran parte de este empequeñecimiento se debe a la degradación de las articulaciones intervertebrales, además de osteoporosis y otros procesos de dañado y remodelación ósea. La fuerza de la gravedad actúa sobre la columna vertebral y, con los años, las vértebras van comprimiendo a estos discos y apretándose entre sí.
Después de los 40 años de edad, las personas suelen perder un centímetro de altura por cada 10 años, en parte por esta compresión producto del desgaste que sucede en los discos intervertebrales: recordamos nuevamente que se tratan de articulaciones cartilaginosas de tipo sínfisis. A medida que envejece, un ser humano medio puede perder a lo largo de su vida de 2 a 7,5 centímetros de altura, valor que parece ínfimo pero es más que notable.
La osteoporosis también es esencial para comprender esta reducción de estatura, pues en ella, los huesos se reabsorben y destruyen a una tasa más alta que la de su síntesis. Por ello, algunos huesos largos y cortos se adelgazan y se acortan aún más con el tiempo, volviéndose mucho más frágiles y proclives a sufrir fracturas. No es casualidad que casi nadie presente una fractura vertebral antes de los 50 años de edad.
Resumen
Como habrás podido observar, las articulaciones cartilaginosas van mucho más allá de lo meramente anecdótico, pues gracias a ellas, por ejemplo,se sostiene la columna vertebral y se puede explicar gran parte de la reducción de la altura en seres humanos adultos. Por otro lado, gracias a la articulación cartilaginosa del pubis se puede manifestar en las mujeres el monte de Venus, que parece jugar un papel nada desdeñable en la atracción sexual.
Con estas líneas, nos queda más que claro que, en el cuerpo humano, casi todo tiene un por qué. Excepto contadas estructuras vestigiales (como las muelas del juicio), todo tejido, célula y punto de unión presenta una función concreta, más o menos importante para mantener la homeostasis interna o realizar movimientos en el medio.
Referencias bibliográficas:
- ¿Por qué se encoge la gente? Radyschildren.org. Recogido a 28 de marzo en https://www.rchsd.org/health-articles/por-qu-se-encoje-la-gente/
- Apuntes de Anatomía. Tipos de articulaciones: sinoviales y sólidas, Elsevier. Recogido a 28 de marzo en https://www.elsevier.com/es-es/connect/medicina/anatomia-tipos-articulaciones-sinoviales-y-solidas.
- Articulación, Clínica Universidad Navarra (CUN). Recogido a 28 de marzo en https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/articulacion.
- Cartilagous joints, lumenlearning.com. Recogido a 28 de marzo en https://courses.lumenlearning.com/boundless-ap/chapter/cartilaginous-joints/.
- Cartilagous joints, radiopaedia. Recogido a 28 de marzo en https://radiopaedia.org/articles/cartilaginous-joints.
- Montero, S. A. R. (2007). Sinfisitis púbica. Revisión bibliográfica. Seminarios de la Fundación Española de Reumatología, 8(3), 145-153.