La gripe es un problema que la mayor parte de personas afrontamos o hemos afrontado una o más veces a lo largo de nuestra vida. Se trata de una enfermedad que tiene potencial para ser mortal (de hecho a lo largo de la historia lo ha sido numerosas veces) pero que en la actualidad en sociedades como la nuestra no suele suponer más que una molestia en la mayoría de los casos.
Sin embargo, tratar una gripe es más complicado de lo que parece. De hecho, no existen propiamente medicamentos que “curen” la gripe, siendo siendo el tratamiento médico principalmente dedicado a disminuir la afectación y los síntomas que provoca el hecho de padecerla. ¿Qué medicamentos para la gripe existen y para qué sirven? En este artículo vamos a explorar brevemente esta cuestión.
Definiendo la gripe
Antes de entrar en qué medicamentos se emplean para paliar sus síntomas, tal vez sería de utilidad pasar a definir qué es la gripe, que a nivel popular a menudo se confunde con el resfriado.
La gripe se entiende como una infección vírica de las vías respiratorias, generalmente provocada por el virus de la influenza. Aunque generalmente hablamos de la gripe como algo general, lo cierto es que el virus de la influenza muta fácilmente y pueden encontrarse diferentes cepas y subtipos que generan diferentes tipos de gripe. Concretamente hay tres tipos principales: A, B (estos dos son de los más frecuentes y las llamadas gripes estacionales) y C, aunque de vez en cuando pueden aparecer nuevas cepas como ocurrió con la gripe porcina o la gripe aviar.
Los principales síntomas de la mayor parte de las gripes suelen incluir fiebre, cefalea, dolor de garganta, moqueo, dolor muscular, alteración de la percepción térmica y escalofríos. Es frecuente que genere alteraciones respiratorias, como dificultad al inhalar y toses. De hecho su complicación más importante y peligrosa suele ser la neumonía.
El contagio de esta enfermedad se puede producir por diferentes vías, que por lo general incluyen el contacto con fluidos de una persona enferma a través de vía nasal, bucal o conjuntiva. Por ejemplo, puede transmitirse a través de la saliva o incluso a través del aire, como tras un estornudo o un beso.
Principales medicamentos utilizados en personas con gripe
Como hemos indicado anteriormente, la gripe no tiene aún a día de hoy un tratamiento curativo, debiendo el organismo superarla por sí solo. La intervención médica se va a basar en la lucha contra los síntomas y molestias generadas por ésta. En este sentido, en la mayoría de los casos se pueden llegar a recetar una serie de medicamentos para la gripe que pasamos a mencionar a continuación.
1. Antivirales
El zanamivir y el oseltamivir (más conocido como tamiflu) se han considerado medicamentos con cierta efectividad a la hora de impedir que el virus se reproduzca dentro del organismo, siendo inhibidores de la enzima neuroaminidasa (que permite la liberación del virus de las células infectadas hacia las demás). El primero de ellos se emplea por vía inhalada, mientras que el segundo se suministra por vía oral.
Si bien no elimina la infección, en principio permite controlar su expansión y puede servir también como profilaxis. Producen cierta mejoría y puede acortar el tiempo en que el virus está en nuestro organismo, pero no son capaces de curar la afección. Tampoco han manifestado un efecto real en la prevención de complicaciones respiratorias.
Debido a que la mejoría que suponen es limitada y en algunos casos pueden generar problemas y efectos secundarios, no suelen ser especialmente recomendados ni recetados. De hecho, se considera que su efectividad es baja y muchas personas los consideran un fraude.
2. Analgésicos
Dado que generalmente el dolor que genera la infección a nivel de garganta, cabeza y articulaciones suele ser uno de los síntomas más molestos, uno de los principales medicamentos que se recetan en caso de gripe son los analgésicos. Destaca el paracetamol como uno de los más populares.
3. Antipiréticos
Controlar la temperatura corporal y la fiebre es también necesario cuando estamos padeciendo la gripe, de manera que también se han empleado el grupo de medicamentos conocidos como antipiréticos para reducirla.
4. Antihistamínicos
La mejora de los síntomas nasales como el moqueo, si bien suele producirse por sí sola en pocos días, puede inducirse a partir de la aplicación de antihistamínicos.
5. Analgésico-antiinflamatorios no esteroideos
Si oimos este nombre tal vez nos parezca extraño, pero lo cierto es que se trata del grupo de medicamentos del que forma parte el ibuprofeno. Sirven tanto como analgésico como antipirético, reduciendo fiebre y dolor. También tiene cierto efecto antiinflamatorio.
6. Antitusivos
Las afecciones respiratorios son muy frecuentes durante la gripe, siendo la tos uno de los síntomas más comunes. Es por ello que en ocasiones puede recetarse algún antitusivo que reduzca este síntoma, si bien es frecuente que tengan poco efecto.
Suelen emplearse jarabes o cremas que aplicar sobre la piel para que vayan liberando vapores que se van a ir inhalando a lo largo del tiempo. Existen otros productos para ello, siendo uno de los más potentes (y reservado para casos en que la tos es muy molesta y genera dolor) la codeína. A un nivel más natural puede recurrirse a alimentos como la miel.
7. Antigripales
A pesar de su nombre, los antigripales no luchan realmente contra la infección vírica de la gripe sino que se centran en aliviar sus síntomas. Por norma general se trata de la combinación de un analgésico, antihistamínico y antitusivo. No suelen recetarse a nivel clínico, pero aún así son muy populares y reducen una gran cantidad de síntomas o bien la molestia que generan. Suelen ser el tipo de producto que vemos anunciado en televisión (especificandose que se dedican a combatir los síntomas), existiendo marcas ampliamente conocidas y utilizadas.
8. Antibióticos
Aunque no es habitual, en algunos casos la gripe puede complicarse si además del propio virus se padece una infección bacteriana. En estos casos puede ser necesario emplear antibióticos como la amoxicilina. Sin embargo el efecto se da solo en la infección bacteriana, no sobre la gripe en sí (que es una infección vírica sobre la que los antibióticos no tienen efecto).
La vacuna como prevención real
Si bien los tratamientos que se aplican para la gripe no son curativos sino meramente paliativos, lo cierto es que contamos con maneras de evitar su contagio. Concretamente estamos hablando de la vacuna contra la gripe, que debe aplicarse de forma anual. Se inyecta en el organismo una muestra desactivada del virus con el fin de que el organismo del sujeto genere anticuerpos que prevengan futuribles infecciones. Sin embargo hay que tener en cuenta que són múltiples que el virus de la gripe es muy mutable, resultando fácil que aparezcan nuevas cepas.
Si bien una gran parte de la población no se la pone, resulta fundamental para aquella población para quien contraer una gripe puede suponer un peligro. Este es el caso de la población que cuenta con unas defensas reducidas, como ocurre con ancianos, niños y enfermos crónicos y/o inmunodeprimidos (por ejemplo, personas que padecen infección por VIH o diabetes).