En la sociedad actual, cada vez más competitiva e individualista, resulta sencillo sospechar de los demás.No es infrecuente que algunas personas busquen alcanzar diferentes tipos de ventaja sobre nosotros o que no nos tengan en cuenta al valorar más otros tipos de necesidades. Y ello puede generarnos miedo y desconfianza.
Sin embargo, si bien algunas personas lo hacen ello no implica que lo haga todo el mundo. Muchas personas han llegado a generalizar este tipo de pensamientos, generando dinámicas y comportamientos que pueden tener graves consecuencias para ellos y sus relaciones. Se trata de pensamientos paranoides con graves efectos en las relaciones personales, algo de lo que se va a hablar a lo largo de este artículo.
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¿A qué nos referimos con pensamientos paranoides?
Entendemos por pensamientos paranoides al conjunto de pensamientos que poseen características propias de la paranoia. Esta última, si se considera desde el prisma de la psicopatología, se caracteriza por la presencia de delirios e interpretaciones de la realidad patológicos en forma de delirio autorreferencial y persecutorio, sospechando que lo ocurre a su alrededor gira entorno a él y que los demás tienen intención o de aprovecharse o de provocar algún tipo de daño. Habitualmente el sujeto con paranoia es extremadamente rígido en sus pensamientos, siendo difícil hacerle cambiar sus creencias, y presentar una elevada actitud de desconfianza hacia los demás. No es raro que se manifiesten conductas y comportamientos extraños como elemento de protección.
Si bien hay que tener en cuenta que el pensamiento paranoide no equivale necesariamente a la paranoia como trastorno, lo cierto es que el pensamiento paranoide comparte muchas de estas características. Generalmente implica la existencia de un elevado nivel de inseguridad y desconfianza respecto a los demás y su interacción con el sujeto en cuestión. Es habitual que tiendan a utilizar un pensamiento de tipo deductivo para analizar la interacción con los demás, partiendo de una premisa general para extender las conclusiones sacadas de ella a cada caso particular.
El pensamiento paranoide suele generar una reacción de rencor y disminución y evitación de la intimidad con la persona a la que se refiere, a pesar de que esta pueda no haber hecho nada para merecerlos. También tiende a generar un profundo sufrimiento en quien lo tiene, así como a llevarle a realizar conductas que provocan malestar a la persona que le genera dicho comportamiento. De hecho, en ocasiones se da un efecto de profecía autocumplida: la persona de la que sospecha termina por hacer aquello que se le atribuía debido al trato que quien tiene el pensamiento paranoide le ha otorgado.
Es propio de personas inseguras, en muchos casos con experiencias traumáticas previas que les han hecho pensar en el mundo y en los demás como en elementos hostiles o competidores que intentan quitarnos el sustento o nuestros sueños o que tienen un gran temor a resultar abandonados debido a dichas experiencias.
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Los pensamientos paranoides en las relaciones de pareja
Si bien los pensamientos paranoides pueden aparecer en cualquier contexto, uno de los ámbitos vitales donde más suelen darse y mayor afectación suelen provocar es en el de la pareja, en el que pueden aparecer miedos poco justificados y celos e incluso instaurarse un trastorno como síndrome de Otelo.
En este sentido, uno de los más habituales y repetidos es el temor o el convencimiento de que nuestra pareja nos está siendo infiel. Si bien no se trata de algo imposible y es un temor que aparece de manera esporádica en muchas personas, lo cierto es que el mantenimiento sostenido y sin causas fundamentadas de dicha sospecha puede generar un profundo cisma en la relación, hasta el punto incluso de romperla.
En algunos casos extremos, es posible llegar a establecer cierto control o vigilancia sobre la pareja: qué hace, con quién habla, con quién chatea, cuándo está conectada, cuántas veces sale y cuánto se arregla para ello, a qué huele, hábitos de higiene… incluso algunas personas llegan a violar la intimidad de su pareja mirándole el correo o el móvil. Reproches, acusaciones, sospechas e hipercontrol violentan y erosionan la relación, pudiendo de hecho llegar a provocar estas mismas reacciones de desconfianza que la pareja lleve a cabo una infidelidad o abandone la relación.
Además de la infidelidad y el abandono, también pueden existir ideas autorreferenciales, en los que cada cosa que el otro diga sea considerado un ataque o incluso en que se considere que la relación existe por mero interés o por comodidad por parte de la pareja y no por un verdadero sentimiento de unión. Esto puede generar una serie de dinámicas que lleven a una relación conflictiva y destructiva.
Paranoia en relaciones sociales: amigos y familia
Nuestras relaciones sociales no se limitan a la pareja, sino que estamos continuamente relacionándonos con gran cantidad de personas y algunas de ellas llegan a formar parte de nuestro círculo de amistades. Pero en dichas relaciones también pueden observarse en ocasiones pensamientos paranoides. Por ejemplo, se pueden interpretar diferentes actos o palabras como una muestra de desagrado hacia la persona, o algunos comentarios como acusaciones o reproches sin que sea esta la intención de quien los emite.
Este tipo de pensamientos puede generar retraimiento u hostilidad, incertidumbre y un enfriamiento o incluso ruptura de la relación con los demás, tanto por parte del sujeto que tiene el pensamiento como por parte de los demás hacia él.
Pensamiento paranoide en el ámbito laboral
Otro de los ámbitos en los que pueden aparecer comportamientos y pensamientos paranoides es en el trabajo. Y es que el mercado laboral es un terreno ya de por sí competitivo (que de hecho facilita la ideación paranoide), en el que dependiendo del ámbito a menudo no es tan raro pensar mal de las intenciones de otros. Resulta relativamente sencillo preguntarse si detrás de algunas conductas no hay una búsqueda de encontrar información para rebajar la posición del otro y/o quedar por encima o mejorar las posibilidades obtener una promoción o una plaza fija.
Así, los pensamientos paranoides pueden hacer que sospechemos contínuamente de las motivaciones por las que otros interactúan de determinadas maneras o que se produzca un enfriamiento de las relaciones interpersonales, pudiendo generar conflictos laborales, descensos de la productividad y un mal clima de empresa.
¿Cómo evitarlos?
Es posible que nosotros mismos o algún ser querido manifieste algún tipo de pensamiento paranoide en algún momento o contexto determinado. Por ello, ante el malestar que dichos pensamientos generan, cabe preguntarse qué podemos hacer en nuestro día a día para evitarlos o combatirlos. Es por ello que a continuación repasaremos una serie de consejos.
¿Cómo está/s?
Es frecuente que los pensamientos paranoides aparezcan en mayor medida en situaciones de elevada tensión o estrés o en periodos en que tenemos un estado de ánimo alterado. Sería útil evaluar qué estado emocional tenemos cuando aparece esa desconfianza hacia el otro, así como tener en cuenta cómo dicho estado emocional puede afectarnos.
Practica Mindfulness
Muchos de los miedos que originan el pensamiento paranoide se deben a la anticipación de consecuencias negativas. La práctica de meditación o de Mindfulness pueden resultar de ayuda en el sentido de que pretende centrar la conciencia en el momento presente y valorar cómo nos sentimos. Asimismo también ayuda a observar nuestros pensamientos desde fuera, siendo testigos de ellos y permitiéndonos sentirlos.
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Valora la evidencia
“Creo que mi pareja me pone los cuernos”. “Mi jefe me quiere despedir”. “A mi amiga no le importo”. Todos estos son pensamientos que dependiendo del contexto pueden llegar a considerarse paranoicos. No es que no sean posibles, pero cabe preguntarse en qué nos basamos para pensarlo. Es necesario valorar lo que hace que pensemos de dicha manera, evaluar su significación y si tiene posibles interpretaciones alternativas, antes de juzgar.
Comunícate
La base de las relaciones humanas es la comunicación. Cuando estemos hablando de personas cercanas como pareja, familia o amigos, sería adecuado comentar y comunicar tanto lo bueno como lo malo, de cara a que no se enquisten elementos que más adelante pueden llevar a malentendidos. No se trata de manifestar desconfianza ni de preguntar constantemente si nos han sido por ejemplo infieles, sino de hacer que el vínculo compartido permite expresar la existencia de miedos, dudas y pensamientos.
Relajación
El uso de técnicas de relajación puede servir para aliviar el estrés y disminuir las preocupaciones. En este sentido las técnicas de relajación centradas en la respiración y la contracción muscular pueden ser de gran ayuda, como la respiración diafragmática o la relajación muscular progresiva de Jacobson.
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