Burnout o Agotamiento Emocional: un problema psicológico en el mundo laboral

El burnout o agotamiento emocional es un concepto conocido por muchos, pero poco comprendido en su totalidad. Más allá de la simple idea de estar "quemado" por el trabajo, el burnout es una experiencia emocional profunda que tiene consecuencias serias si no se trata adecuadamente. Pero, ¿qué se siente realmente estar quemado? ¿Cómo se manifiesta? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer al respecto?

En mis 15 años de experiencia acompañando a personas en procesos de cambio y terapia, esta dificultad ha crecido con el tiempo. Consideramos burnout a una sensación desagradable que nos paraliza y desmotiva. Ante todo el burnout es un agotamiento emocional y cognitivo porque hemos superado nuestros límites en el trabajo. Habitualmente, es un problema que se trata con baja laboral y psicofármacos... pero esta no puede ser una solución a largo plazo.

En primer lugar, porque ningún trabajo debería llevarnos a la necesidad de una baja salvo por motivos de salud (sí de un descanso o vacaciones). Y en segundo lugar, porque el burnout no es un problema de salud o una enfermedad que deba ser tratada con psicofármacos, los cuales cronofican el problema y llevan a la persona a tener cada vez más dificultades en el entorno laboral. El psicofármaco disminuye o duerme los síntomas, pero al enfrentarnos de nuevo al contexto laboral, el problema siga.

El burnout es agotamiento emocional vinculado al trabajo y su solución pasa por la terapia, conociendo sus causas afrontando soluciones desde el propio aprendizaje personal. En este artículo vamos a profundizar en qué nos lleva a ello y cómo solucionarlo de forma estable. Todo lo que voy a contarte está basado en mi experiencia directa en terapia acompañando a personas que tuvieron esta dificultad y vivieron su terapia (estando de baja o no) y pudieron volver a disfrutar de su trabajo sin perder su bienestar. Vamos a por ello.

¿Qué es el Burnout o agotamiento emocional?

El burnout es más que una fatiga por sobrecarga de trabajo. Se trata de una sensación constante de estar emocionalmente drenado, donde las energías parecen agotarse antes de que el día termine. Pero lo más importante es entender que el burnout tiene dos orígenes posibles: el contexto laboral y nuestra propia forma de enfrentarlo. Si bien algunos entornos laborales son realmente nocivos, estresantes y poco éticos, lo que vamos a explorar en este artículo es la segunda causa: el desgaste que nos imponemos a nosotros mismos.

Cuando el burnout llega por el contexto de trabajo, el único aprendizaje posible es poner los límites que necesitamos y tomar decisiones asertivas. Aunque esto primero ocurre, mi experiencia en terapia es que el segundo caso es mucho más habitual.

Este tipo de agotamiento no surge por tener demasiada carga de trabajo, sino por cómo nos involucramos emocionalmente en ese trabajo. La sobreexigencia, la necesidad de ser perfectos, el deseo de agradar o de ayudar siempre, pueden desencadenar una espiral de agotamiento emocional que nos deja sintiéndonos vacíos y desconectados de nuestra propia vida.

La co-dependencia: la causa silenciosa del Burnout

Varios factores psicológicos contribuyen a este tipo de agotamiento emocional, pero hay uno que destaca: la autoexigencia. La necesidad de ser siempre competente, de estar disponibles para los demás, de cumplir con expectativas poco realistas, nos lleva a un estado constante de tensión interna. La autoexigencia es una forma de miedo. Se trata del miedo a fallar, a no hacerlo perfecto o a que los demás crean que no estás lo suficientemente involucrado. Este patrón de autoexigencia puede ser la raíz de un problema mucho más complejo: la co-dependencia emocional en el trabajo.

Si ser dependiente significa que necesitamos demasiado de los demás, ser co-dependiente significa tener la necesidad de que los demás dependan de ti. Creer que eres la única persona capaz de solucionar todos los problemas, que sin ti, todo colapsaría. Esta mentalidad, aunque bien intencionada, nos agota emocionalmente y nos impide poner los límites necesarios para nuestra propia salud mental.

A su vez, la co-dependencia procede del miedo a no sentirnos valiosos, de tal forma que nos volcamos excesivamente en el trabajo. Esta visión de uno mismo está vinculada a una autoestima que no funciona.

Sin embargo, el miedo o la autoestima no son el problema en sí mismo, sino nuestra forma de entender y gestionar ese miedo así como nuestra forma de construir autoconcepto y autoestima.

El agotamiento emocional no proviene solo de lo que hacemos, sino de lo que nos exigimos a nosotros mismos para hacer todo por los demás. Cuando nos olvidamos de nuestra propia necesidad de descanso, de desconectar, de cuidar nuestras emociones, el burnout aparece como una sombra que no podemos evitar.

Te dejo un vídeo con el mismo contenido que este artículo (el texto continúa más abajo).

Soluciones a través del aprendizaje personal en terapia

El burnout no se soluciona con una simple baja laboral ni mucho menos, como hablamos, con el uso de psicofármacos que solo cronifican el problema. Cuando he recibido a consultas a personas con síntomas de burnout pero que no tomaban medicación, su aprendizaje y bienestar llegó mucho antes que las personas que ya estaban inmersas en el ciclo de los psicofármacos. Para tratar el problema, entonces, es necesario un enfoque profundo y emocionalmente saludable. Aquí te comparto algunas de las claves que trabajamos en terapia para superar el agotamiento emocional:

1. Poner límites asertivos

Es esencial aprender a comunicarnos de forma asertiva. La asertividad no es solo la capacidad para decir no, sino la comunicación natural del ser humano. Con asertividad, reconocemos nuestros límites y aprendemos a ser generosos y ayudar desde el propio autocuidado. Comunicarnos de forma asertiva también depende de factores emocionales previos, como el miedo a la respuesta del otro.

2. Gestión de emociones

El primer paso hacia la sanación es aprender a identificar y regular nuestras emociones. No podemos evitar sentir, pero sí podemos aprender a manejarlas de manera saludable.

Uno de los mitos que más daño nos hacen en relación a la gestión emocional es pensar que existen personas más inteligentes que otras en un sentido emocional. Por el contrario, todo ser humano es un ser emocional y a la vez diverso. Nuestra forma de entender y gestionar nuestras emociones depende del carácter, historia previa y recursos. Por este motivo, gestionar tus emociones es un aprendizaje profundo que realizas sobre ti.

Cuando lo conseguimos, tenemos las emociones a nuestro favor en lugar de en nuestra contra, y la aceptación y la confianza prevalecen sobre el miedo o la autoexigencia.

3. Construir una autoestima funcional y estable

La autoestima no es alta ni baja, ni puede ganarse o perderse. Autoestima es una relación afectiva contigo a través de la cual fluye una relación con el mundo y también con el trabajo. La autoestima funciona, entonces, cuando tu bienestar depende principalmente de ti.

Querer hacer un buen trabajo es un valor positivo. A su vez, lo hacemos solo desde el auto cuidado.

4. Ayudar sin perderse a uno mismo

Ayudar consiste en aprender a dar sin dejar que nuestra propia identidad se diluya en las demandas ajenas. Es posible ayudar sin agotarse. Para conseguirlo tenemos que revisar cómo construyes relaciones, qué creencias te llevan a la co-dependencia y como hablamos anteriormente, cómo gestionas tus emociones.

¿Cómo debe ser un proceso terapéutico para el Burnout?

Superar el burnout requiere de un enfoque constante y profundo. Las sensaciones que nos deja son tan agotadoras que no suele resultar práctico o suficiente tener sesiones eventuales. Cuando la única compañía es esta, es habitual que la persona siga viviendo según los sistemas que le llevan al burnout.

Por este motivo, mi forma de acompañar en terapia es constante, cada día y sin límite de consulta. De esta forma, tanto si se continúa yendo a trabajar como si no, la persona puede consultar lo que necesite en cada momento y podemos trabajar con lo que ocurre sin demoras. Esto hace que el proceso sea más profundo y práctico. A la vez, se fomenta la independencia, ya que encontramos soluciones cada día y aplicamos cambios que funcionan.

A menudo, las personas que padecen burnout también experimentan altos niveles de ansiedad, por lo que es fundamental un espacio seguro para expresarse y sanar.

A su vez, es clave que el tratamiento se enfoque en trabajar todas las partes de la personalidad de manera integral. Esto no es solo una solución a corto plazo, sino un proceso de cambio profundo que nos lleva a una nueva forma de vivir.

Finalmente, la terapia debe ser práctica, ya que nada cambia si no aplicamos cambios. Un proceso terapéutico debe ser profundo y práctico. Conocernos, profundizar, y a su vez aplicar cambios concretos que nos ayuden a vivir con más bienestar. El objetivo es que el trabajo termine siendo una práctica que, a pesar de las dificultades, nos reporte bienestar y no al contrario.

Si sientes que el burnout te está afectando y necesitas ayuda, sabes que puedes agendar una sesión conmigo en Empoderamiento Humano. En esta primera sesión nos conocemos, profundizamos en lo que ocurre y encontramos soluciones para superar el burnout. Aprender sobre ti mediante terapia te llevará a resultados estables sin la necesidad de acudir a fármacos, que suelen ser útiles solo en momentos agudos para aliviar síntomas pero no como solución definitiva.

Te envío muchos ánimos y ante todo confianza.

Gracias por pensar en ti, Rubén Camacho Psicólogo y coach