Pese a que estamos acostumbrados/as a recibir mensajes sobre lo maravillosa que es la maternidad, debemos tener en cuenta de que no todas las maternidades son experimentadas así. Cada persona vive su proceso de maternidad de una manera muy concreta y todas ellas son válidas.
Es necesario que, a nivel social, tomemos conciencia sobre el impacto que puede tener la maternidad en la vida de las personas. Las expectativas y los mensajes idealizados que la sociedad nos envía constantemente sobre la maternidad pueden tener un grave impacto sobre la salud mental y física tanto de las mujeres madres como de las personas de su entorno.
Principales claves para adaptarse a la maternidad
De ahí la importancia de abordar de forma realista los cambios físicos y emocionales que se pueden producir desde el inicio del proceso: la búsqueda de la gestación. Por supuesto, los cambios siguen durante el embarazo, el posparto y la crianza. En el presente artículo hablaremos sobre las principales claves para una adaptación lo más amable posible a la maternidad.
1. Comprender qué sucede en nosotras: puerperio
Habitualmente se habla de posparto haciendo referencia a los 40 primeros días —también llamados cuarentena— después del parto. Se entiende que estas 6-8 semanas —empiezan a contarse a partir del momento en que el parto finaliza— son las que el organismo de las mujeres necesita para “recuperarse” del embarazo y el parto y “volver a la normalidad”.
Si bien es cierto que durante esas primeras semanas se producen ciertos cambios físicos (como la vuelta del útero a su posición pregestacional, por ejemplo), no podemos considerar que el puerperio haya finalizado. Es importante entender que hay ciertos procesos hormonales, cambios físicos y emocionales que se mantienen durante los dos primeros años.
Cada vez es más habitual utilizar el término posparto para hacer referencia a los eventos más inmediatos (las primeras horas o semanas) y emplear el concepto puerperio para hacer referencia a todo el proceso en conjunto.
Así pues, es crucial tener en mente que el puerperio engloba la adaptación a todos los niveles y que puede durar, de forma natural, hasta los dos años después de haber dado a luz. Pese a que todos estos cambios se producen en la mujer, pueden tener un considerable impacto en otros aspectos (pareja, relaciones de amistad, familia, etc.).
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2. Preparación emocional
Un aspecto primordial para la adaptación a la maternidad es un acompañamiento respetuoso y compasivo con nosotras mismas en el ámbito emocional. Son muchos y muy intensos los cambios que se producen a nivel cerebral durante el embarazo y el puerperio y es importante comprenderlos. Nuestro organismo se prepara para todo lo que implica la llegada del bebé.
Además de los cambios emocionales que se pueden sentir a nivel individual, es importante tener en cuenta que pueden aparecer otros aspectos como el duelo por todos los cambios que están por venir o ya se están dando. Es normal y forma parte del proceso, pero puede ser doloroso o abrumador.
En este sentido, pueden aparecer dificultades relacionadas con las expectativas que se generan alrededor de nuestro entorno, bien sea la pareja, la familia o las amistades. Es importante que, en la medida de lo posible, podamos hablar de cualquiera de las cosas que nos estén pasando con vínculos que se sientan seguros o que busquemos ayuda profesional.
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3. Preparación física
De igual modo que se acontecen muchos cambios a nivel emocional, sucede en el aspecto físico. Puede ser realmente complejo adaptarse a los cambios físicos puesto que hay mucha presión social en relación con el tema y, además, cada mujer tiene su propia historia de vida. Si esto te está sucediendo, no dudes en pedir ayuda profesional.
Un factor clave para que la adaptación a la maternidad sea lo más amable posible es mantener, dentro de las posibilidades, un estilo de vida saludable. La alimentación equilibrada y el ejercicio físico son cruciales antes, durante y después del embarazo. Simplemente hay que tener en cuenta las indicaciones específicas en cada ámbito.
Por último, es importante tener en cuenta que pueden alterarse los patrones del sueño, y sentir fatiga en el transcurso del embarazo. Esto se puede mantener durante el puerperio. Además, pueden aparecer otras patologías o condiciones de salud (¡debemos revisar y cuidar el suelo pélvico!) y es esencial consultar a los/as profesionales adecuados en cada caso.
4. Redefinición de las prioridades
Es innegable que con la maternidad vienen un montón de cambios. Además de los ya comentados, debemos tener en cuenta que las rutinas se suelen ver alteradas (patrones de sueño, alimentación, etc.) y que las prioridades también cambian.
No hay nada de malo en esto, aunque es cierto que puede ser abrumador al principio. Es un periodo que requiere de adaptación. Es importante pedir ayuda al entorno en la medida de lo posible y establecer espacios de autocuidado.
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5. Apoyo del entorno
La maternidad es un viaje que, lamentablemente, se vive cada vez más en soledad. Sin embargo, el apoyo de nuestro entorno es un aspecto fundamental. En este sentido, es clave que podamos acompañarnos de nuestra pareja—en caso de tenerla— en el proceso y que la comunicación sea lo más abierta, respetuosa y fluida posible.
En caso de que sea complejo contar con apoyo familiar o de las amistades por los motivos que sea —o que el apoyo recibido por esta vía no sea el que se necesita en el momento—, hay otras opciones igualmente válidas e interesantes. Se puede buscar grupos de padres y/o madres que resulten un apoyo y con el cual se pueden compartir experiencias.
6. Autocuidado
Tal y como hemos mencionado en otros apartados, el autocuidado es básico. Sin embargo, es bastante habitual que las mujeres vayan descuidado su propio cuidado para dedicar toda su atención y recursos al cuidado del bebé.
Cada mujer vive la maternidad de forma única. Por ello, es primordial que nos observemos y creemos espacios para preguntarnos qué necesitamos y de qué forma podemos atendernos y/o cuidarnos. Aspectos como la gestión del tiempo son esenciales.
Pueden aparecer emociones difíciles de sostener y gestionar como la culpa u otras dificultades a la hora de gestionar y alternar los roles que desempeñamos, de ahí la importancia de la autoobservación, el autocuidado y la autocompasión.
A veces necesitamos tiempo para retomar rutinas de ejercicio, para disfrutar del ocio o retomar cualquier otra actividad placentera. A veces, en cambio, necesitamos explorar aspectos nuevos. Sea cual sea tu caso, recuerda que, si la situación te está resultando abrumadora, puedes pedir ayuda a profesionales de la salud mental especializados en perinatal.