El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una psicopatología con una increíble capacidad para “infiltrarse” en el día a día de las personas sin que estas se den cuenta, durante bastante tiempo, de que algo va mal.
Por suerte, una vez la psicopatología ha sido detectada e identificada como tal, es posible superarla a través de la psicoterapia; tras años de investigación en el ámbito de la psicología, se han ido desarrollando programas de intervención eficaces ante todas las variantes de este trastorno.
En este artículo vamos a centrarnos en una de estas opciones de intervención en casos de Trastorno Obsesivo-Compulsivo: la terapia EMDR.
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¿Qué es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo?
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo, normalmente abreviado como TOC, es una psicopatología que, como su nombre indica, incluye dos elementos disfuncionales que se retroalimentan entre sí: las obsesiones y las compulsiones.
Las obsesiones consisten en pensamientos recurrentes e intrusivos que, en el momento en el que emergen en la consciencia de la persona, generan un profundo malestar. Pueden consistir en recuerdos o en escenas basadas en la pura imaginación y que nunca han ocurrido (o que la perona tiene la sensación de que podrían ocurrir) y que producen angustia y sentimientos asociados, como la culpa, la vergüenza, etc.
Las compulsiones, por el otro lado, son patrones de conducta que la persona se acostumbra a realizar para aliviar el malestar causado por la obsesión y que, de algún modo, lleva ese ciclo de malestar a su fin, aunque sea por el momento. Las compulsiones tienden a ser secuencias de acciones muy estructuradas y que deben ser realizadas siempre del mismo modo para que la persona no se sienta mal en ese momento y tenga que volver a empezar; el único cambio que puede producirse e esta cadena de conductas consiste en añadirle más elementos, haciendo que se vuelva cada ez más compleja y con capacidad para consumir esfuerzos y tiempo.
Pero aunque las compulsiones produzcan sensación de alivio y hagan posible que la obsesión “se aleje” de la mete de la persona, eso o significa que sean la solución. A medio y largo plazo, el hecho de involucrarse de una manera tan metódica y obsesiva en la mitigación de las obsesiones hace que estas queden reforzadas, dado que adoptamos una mayor predisposición a atraerla a nuestra consciencia y a experimentar una intensa reacción emocional cuando esto ocurre, la cual sentimos que solo podemos remediar a través de las compulsiones.
Y de esta manera se entra en una dinámica de círculo vicioso, que constituye el elemento que mantiene “con vida” este trastorno con el paso del tiempo, e incluso hace que se vuelva más dañino.
Por suerte, el Trastorno Obsesivo-Compulsivo puede ser tratado eficazmente en psicoterapia, y uno de los recursos terapéuticos más útiles en este sentido es la terapia EMDR. Veamos cómo se usa en estos casos.
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¿Qué es la terapia EMDR y cómo se aplica a los casos de TOC?
La terapia EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) tiene como objetivo “deshacer” las rutas de pensamiento problemáticas que hemos consolidado en nuestro cerebro para procesar determinados recuerdos. Dicho de un modo resumido, nos permite hacer un “reset” mental e integrar determinados recuerdos y contenidos mentales en nuestra memoria partiendo de cero, y de un modo que no desencadene en nosotros una respuesta emocional excesiva.
Debido a la naturaleza e esta intervención la terapia EMDR se usa mucho en casos de traumas (basados en recuerdos que han quedado “registrados” en nuestro recuerdo de una manera emocionalmente muy dolorosa) y también ante alteraciones como el TOC.
El motivo de esto es que en el Trastorno Obsesivo-Compulsivo hay una especial sensibilidad a las obsesiones que desencadenan las compulsiones, y mediante la intervención en EMDR se logra que esos contenidos mentales pasen a ser algo más neutral para la persona, pensamiento que puede dejar pasar para ver cómo se van del mismo modo que llegaron. Es decir, que sin llegar a dejar nuestro sistema de memoria tal y como estaba antes de la aparición del TOC, se logra que los contenidos de las obsesiones dejen de llevar a la persona a un fenómeno de pérdida de control e intenso dolor emocional incapacitante.
Además, las sesiones de EMDR implican la realización de tareas que desde el punto de vista del paciente son sencillas (aunque realmente movilicen muchos elementos psicológicos), y de hecho, la terapia EMDR puede ser aplicada en menores de edad, porque o es necesario contar con una gran capacidad de pensamiento abstracto.
Una vez iniciado el proceso de terapia con frecuencia semanal, los resultados aparecen en pocos meses, y se mantienen una vez finalizado el proceso de psicoterapia.
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