El conjunto de enfermedades y trastornos conocidos como demencias son uno de los mayores desafíos a los que a día de hoy se está enfrentando la medicina. Con una población cada vez más envejecida, la prevalencia de este tipo de trastornos va aumentando con el paso del tiempo, siendo cada vez más los casos que llegan a consulta.
Psicólogos y neuropsicólogos, así como cualquier otro tipo de profesional dentro del ámbito de la salud o incluso a nivel social-asistencial, han de estar pues correctamente preparados para tratar con este tipo de pacientes, teniendo en cuenta las posibles dificultades que pueden llegar a presentar.
Entre ellas podemos encontrar un aspecto base que puede hacer muy difícil la interacción, tanto para evaluar sus capacidades como para realizar distintas terapias que ayuden a mantener y potenciar lo máximo posible sus habilidades: la comunicación. Es por ello que en este artículo vamos a mencionar una serie de pequeños aspectos a tener en cuenta a la hora de hablar con pacientes con demencia avanzada.
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Recordando brevemente el concepto de demencia
Entendemos por demencia ante un tipo de trastorno caracterizado por la presencia de la pérdida o deterioro de una o varias facultades mentales cuya alteración genera dificultades en la vida de diaria o un decremento de la calidad de vida del sujeto (provocando una limitación antes inexistente). Por lo general se trata de un deterioro que avanza de manera progresiva e irreversible, si bien existen algunas que son tratables o en algunos casos incluso haber una recuperación completa (como las generadas por infecciones).
Este deterioro es debido por lo general a causas orgánicas, aunque en algunos casos se desconoce el motivo exacto de su aparición (si bien sí se conocen alteraciones neuroquímicas y estructurales que generan o participan en la sintomatología, no porque estas suceden). La evolución puede ser muy variable en cada caso, si bien la tendencia es hacia un deterioro progresivo o bien escalonado en la mayoría de los casos.
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Cómo hablar con una persona con demencia
Existe una gran cantidad de distintas demencias, que pueden afectar a distintas capacidades. En muchos casos se termina por presentar un deterioro en la capacidad de atender, recordar, retener o incluso entender y procesar lo que se les dice puede hacer que sea complejo tratarles e incluso evaluarles. Es por ello que a continuación ofrecemos una serie de indicaciones que pueden ser de utilidad a la hora de tratar a un paciente de estas características.
1. Habla claro y vocalizando
Un aspecto principal a la hora de comunicarse con un paciente con demencia es el hecho de estar dispuesto a ajustarse a las necesidades de la persona. Nuestro tono debe ajustarse a lo que la persona necesite y debe poder entenderse lo que estamos expresando. Vocalizar es fundamental.
2. Frases cortas, ritmo lento
Emplear estructuras excesivamente complejas va a dificultar el entendimiento del paciente. Es necesario utilizar un vocabulario ajustado a la capacidad del paciente (y a su conocimiento y nivel de estudios) y frases cuanto más cortas y claras mejor. Hay que evitar ambigüedades, y emplear un ritmo más lento.
3. Repite las cosas
Tanto si hay problemas para codificar nueva información, retenerla o simplemente prestar atención, puede ser complicado que una persona con una demencia más o menos avanzada capte desde el primer momento lo que se le solicita. Repetir las instrucciones puede ser algo más que necesario dependiendo del caso.
4. Asegúrate de que ha comprendido lo que le dices
Vinculado a lo anterior, es fundamental asegurarse de que el paciente ha comprendido lo que se le solicita. Ello debe hacerse de tal modo que el paciente no se sienta ridiculizado ni mal por requerir nuevas explicaciones.
Y es que hay que tener en cuenta que muchas personas, incluso si mantienen las capacidades suficientes, fingen haber comprendido lo que se les dice por vergüenza o por deseabilidad social, y ello es algo que en realidad está dificultando una comunicación eficiente.
5. Tolera la frustración y no te alteres
El hecho de que una persona no capte lo que queremos decirle, no logre una mejoría o que no se encuentra una vía de comunicación eficiente entre paciente y terapeuta puede resultar frustrante. El trato con este tipo de pacientes puede precisar de cierta dosis de paciencia, además de tener en cuenta que el paciente no lo está haciendo adrede.
6. Sin reproches
Puede parecer obvio, pero a menudo el entorno o incluso algunos profesionales (especialmente aquellos no especializados en este sector) tiende a reprochar de una manera u otra los olvidos o la pérdida de facultades. La persona no olvida las cosas por que sí o por que no valore lo que se le dice: está siendo afectado por un trastorno que no puede controlar y que le provoca que no pueda almacenar la información.
Asimismo, sobretodo en los periodos iniciales de la demencia, los pacientes suelen ser conscientes de la presencia de déficits. Reprochárselos sólo aumentará su malestar y angustia ante el deterioro que ya han percibido.
7. Evita distractores
Para una persona con demencia puede resultar difícil mantener la concentración. Es por ello que resulta recomendable que los intentos de comunicación se lleven a cabo en un contexto en el que haya el menor número de posibles distracciones posible. Un despacho atestado o una radio encendida por ejemplo pueden hacer que se pierda el hilo fácilmente.
8. Encuentra maneras de comunicarte
No es infrecuente que aparezcan graves problemas para comunicarse oralmente. Asimismo, en fases avanzadas, las personas con demencia pueden llegar al mutismo, a no poder seguir una conversación por perder la concentración o incluso a pemanecer en un estado de ausencia. Es importante intentar encontrar una forma de comunicarse, pues la socialización es importante y puede resultarles tranquilizadora.
Si el lenguaje oral no funciona, tal vez pueden utilizarse gestos y mímica, o fotos o dibujos que representen conceptos diversos. También pueden servir canciones que les sean relevantes. Si pierde la concentración, una caricia o darles un pequeño apretón en la mano puede ayudar a que sigan un poco más el hilo de la situación.
9. Inicia la interacción
Si bien puede ser interesante dejar que sea el paciente quien de el primer paso para comunicarse, lo cierto es que puede serles complicado. Muchas demencias terminan afectando a la capacidad de motivación a la acción e interacción, con lo que generalmente va a ser más eficiente que sea el profesional quien intente establecer la interacción y dirigirla.
10. Mejor indicaciones o elecciones concretas que propuestas generales
Este es un pequeño error que algunas personas cometen y que puede alterar la actuación y desempeño de la persona en la tarea que se le pide o la pregunta que se le hace. Hacer propuestas generales hace en primer lugar que tenga que imaginar y generar respuestas, así como que tenga que procesar la idea de si debe hacerlo o no. Ello implica un esfuerzo mucho mayor, así como mayor probabilidad de confusión.
Si queremos que lleve a cabo una acción es importante indicarle qué es lo que se espera que haga, de una manera concreta. No es lo mismo decir a alguien que levante una mano a preguntarle si podría levantarla. Es el primer caso puede hacerlo, mientras que en el segundo se puede interpretar como una mera pregunta a contestar. Asimismo, tal vez la toma de decisiones sea una de las habilidades dañadas. Puede ser útil valorarlo, pero hay que tener en cuenta qué se está viendo en cada momento.una mano.las capacidades decirle que haga algo.
11. Procura utilizar frases en positivo
Es bueno emplear instrucciones y frases que expresen lo que el paciente hace o debe hacer en positivo, evitando el uso de negaciones que resultan más complejas de entender.
12. Dale tiempo
En ocasiones, algo que se interpreta como falta de memoria o de capacidad de razonamiento puede ser en realidad un problema de velocidad de procesamiento. Con ello queremos decir que no hemos de apresurarnos y saltar de una cosa a otra, sino que tenemos que darle un tiempo prudencial al paciente de cara a que procese la información y/o se exprese.
13. La posición, elemento importante
Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de hablar con paciente con demencia es el lugar o espacio que ocupemos. Debemos situarnos frente a la persona, de cara a ella y relativamente cerca, de tal modo que nuestra persona capte su atención y tenga mayor facilidad para observar nuestro lenguaje gestual y escuchar nuestra voz.
14. No corras a identificarlo todo como síntoma de demencia
Hemos de tener en cuenta que no es infrecuente que personas con demencia o simplemente personas de edad avanzada tengan problemas de audición, algo que a su vez hay que valorar a la hora de explorar a un paciente de cara a no confundir un problema sensorial con síntomas de demencia. Asimismo hay que valorar previamente si ha sido o no escolarizado, siendo ello también algo relevante en función de ajustar las pruebas y tratamientos a sus necesidades.
15. Tenerle siempre en cuenta y tratarle como una persona adultas y digna
Una persona con demencia sigue siendo una persona adulta. El trato hacia ella debe respetar siempre su dignidad y debe tratársele con respeto.
Aún si la persona no es consciente de dónde está o con quién, se les debe tratar como adultos y no infantilizarles. Asimismo, no debe hablarse de ellos como si no estuvieran presentes, por mucho que no presenten ninguna reacción a la estimulación o al lenguaje.
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