En nuestra vida actual, viajar en avión se ha convertido en una experiencia más común y accesible para muchas personas. Volar en avión es considerado por muchos una experiencia increíble y excitante; sentir que de alguna manera “vuelas”, poder ver los paisajes desde arriba, y desplazarte a una velocidad tan elevada, son algunas de las opiniones positivas sobre volar. Sin embargo, otro grupo de personas tienen al pensar en ello una sensación abrumadora de miedo e incomodidad: fobia a volar.
Las fobias se conciben como temores intensos e irracionales con un potencial enfermizo y debilitante a una cosa, situación o persona. La fobia a volar, o aerofobia, se caracteriza principalmente por el miedo irracional y abrumador a viajar en avión. Es normal sentir nervios o ansiedad antes de volar porque es una experiencia alejada de la cotidianidad y que puede asustar el sentir que estás “flotando” en el cielo. Sin embargo, las personas que padecen una fobia a ello experimentan un nivel extremo de temor que puede tener interferencias significativas en su vida cotidiana.
Si crees que sufres esta alteración psicológica, sigue leyendo. En este artículo vamos a explorar en profundidad cómo saber si vives con una fobia a volar y cómo identificar los síntomas de esta condición. Afortunadamente, las fobias son tratables y con un muy alto porcentaje de resolución en consultas terapéuticas. Por ello, es importante darte cuenta de esta situación para que puedas pedir ayuda y consigas superar esta (u otras) fobia.
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Síntomas de la fobia a volar
La fobia a volar puede entenderse como ese miedo irracional y muy elevado a subirse a un avión, pudiendo experimentar episodios de ansiedad o ataques de pánico de forma asociada a pensarlo o hacerlo. Esto puede suponer cambios conductuales en torno a viajar en avión, evitándolo a toda costa y cerrando así la puerta a vivir muchas experiencias gracias a volar en avión.
La fobia a volar puede manifestarse de diversas formas, y sus síntomas pueden variar de una persona a otra. Reconocer estos signos es crucial para identificar si realmente se padece esta fobia y buscar la ayuda adecuada. A continuación, se presentan algunos de los síntomas más comunes asociados con la fobia a volar:
1. Ansiedad y nerviosismo extremo
Antes y durante un vuelo, las personas con fobia a volar pueden experimentar una ansiedad abrumadora. Esto puede manifestarse como nerviosismo constante, sensación de inquietud o preocupación intensa.
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2. Reacciones físicas intensas
El cuerpo puede responder a la ansiedad con síntomas físicos como palpitaciones rápidas del corazón, sudoración excesiva, temblores, mareos o sensación de opresión en el pecho.
3. Evitación activa
Las personas con fobia a volar pueden evitar los viajes en avión en su totalidad o buscar alternativas, como viajar en coche o tren, aunque esto implique más tiempo y esfuerzo.
4. Pensamientos catastróficos
Imaginar situaciones terribles durante el vuelo, como accidentes o secuestros, es común en personas con fobia a volar. Estos pensamientos negativos pueden aumentar la ansiedad.
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5. Hipersensibilidad a los estímulos del vuelo
Los ruidos, movimientos y turbulencias propias del vuelo pueden intensificar la ansiedad en quienes padecen esta fobia. Durante el uelo, cualquier estímulo difícil de interpretar es percibido como una señal inequívoca de que se va a producir un accidente aéreo.
6. Malestar emocional
Sentimientos de angustia, desesperación, miedo irracional y desasosiego pueden acompañar la fobia a volar, afectando el bienestar emocional general.
7. Evitar situaciones relacionadas con el vuelo
Además de evitar los vuelos en sí, las personas con esta fobia pueden evitar lugares como aeropuertos o incluso evitar hablar sobre el tema.
Consecuencias de la fobia a volar
La fobia a volar puede tener un impacto significativo en la vida de quienes la padecen, y sus consecuencias pueden extenderse más allá de los momentos de vuelo. Al evitar enfrentar el miedo, las personas con esta fobia pueden experimentar una serie de desafíos y limitaciones que afectan su bienestar general. Algunas de las principales consecuencias de la fobia a volar son las siguientes:
1. Restricción de oportunidades
La incapacidad para volar puede limitar considerablemente las oportunidades personales y profesionales. Desde perderse vacaciones familiares hasta perder oportunidades laborales que requieren viajar en avión, esta fobia puede obstaculizar el crecimiento y desarrollo personal.
2. Deterioro de la calidad de vida
La constante preocupación y ansiedad relacionada con el vuelo pueden afectar negativamente la calidad de vida. Las personas con fobia a volar pueden experimentar altos niveles de estrés y malestar emocional, lo que puede influir en su salud física y mental en general.
3. Aislamiento social
La evitación de situaciones relacionadas con el vuelo puede llevar a quienes padecen esta fobia a aislarse socialmente. La incapacidad de participar en eventos familiares o viajes con amigos puede generar sentimientos de soledad y exclusión.
4. Desarrollo de otras fobias
La fobia a volar también puede desencadenar o contribuir al desarrollo de otras fobias o trastornos de ansiedad, como la agorafobia (miedo a los espacios abiertos o situaciones que generan ansiedad).
Una fobia no son solo nervios
Como hemos visto, la fobia a volar se compone de un temor intenso y paralizante que puede llegar a influir de forma significativa en tu vida. Como ya sabemos, sentir nervios antes de un vuelo es normal, pero hay que entender que la fobia a volar no se define por este nerviosismo.
Centro Psicológico Cepsim
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Psicólogo
El nerviosismo es temporal y manejable, mientras que la fobia a volar implica un miedo intenso y persistente que puede afectar la vida diaria. Mientras que el nerviosismo es tolerable durante el vuelo, la fobia puede llevar a evitar volar y restringir oportunidades de vida. Además, los síntomas de la fobia pueden persistir incluso después del vuelo. Reconocer estas diferencias es importante para abordar el problema y buscar la ayuda adecuada en caso de tener una verdadera fobia a volar.