Esquizotipia: qué es y qué relación tiene con la psicosis

Este concepto está más asociado a la personalidad que a la esquizofrenia y la patología psicótica.

Hombre con la cara embadurnada en chocolate.
El comportamiento extravagante forma parte de la esquizotipia.Pxhere

Esquizofrenia, esquizotimia, esquizoide, esquizotípico, esquizoafectivo, esquizofreniforme… seguro que a la gran mayoría de los psicólogos y estudiantes de Psicología les son familiares estos términos. Pero… ¿qué es la esquizotipia? ¿Es un nuevo trastorno? ¿Es un trastorno de personalidad? ¿Qué tiene de distinto al resto?

En este artículo vamos a adentrarnos en el interesante concepto de la esquizotipia a través de un breve análisis histórico del término, y veremos cómo se trata más bien de un rasgo de personalidad que de un trastorno mental de la esfera psicótica.

¿Qué es la esquizotipia?

Dejando de lado la visión categórica de la psicosis (se tiene psicosis, o no se tiene), la esquizotipia es un constructo psicológico que pretende describir un contínuum de rasgos y características de la personalidad, junto con experiencias cercanas a la psicosis (en concreto a la esquizofrenia).

Debemos aclarar que este término no se utiliza actualmente y no está recogida ni en el DSM-5 ni en el CIE-10, ya que en estos manuales ya constan trastornos de personalidad relacionados con la misma, como el Trastorno esquizotípico de la personalidad. La esquizotipia no es un trastorno de personalidad ni lo ha sido nunca, sino un conjunto de rasgos de personalidad que forman un contínuum de grado.

Breve revisión histórica de la esquizotipia

La concepción categórica de la psicosis tradicionalmente está relacionada con Emil Kraepelin (1921), quien clasificó los distintos trastornos mentales desde el modelo médico. Este psiquiatra alemán mundialmente conocido desarrolló la primera clasificación nosológica de los trastornos mentales, añadiendo nuevas categorías como la psicosis maníaco-depresiva y demencia precoz (hoy en día conocida como esquizofrenia gracias a Educen Bleuler, 1924).

Hasta hace poco, los sistemas diagnósticos que llevamos utilizando los psicólogos a lo largo de los años mantenían la visión categórica de Kraepelin, hasta la llegada del DSM-5, que, a pesar de las críticas que ha recibido, aporta un punto de vista más bien dimensional.

Meehl (1962) distinguió en sus estudios la esquizotipia (organización de la personalidad que tenía el potencial de descompensarse) y esquizofrenia (el síndrome psicótico completo). El enfoque de Rado (1956) y Meehl sobre la personalidad esquizotípica se ha descrito como el antecedente clínico del trastorno de personalidad esquizotípico que hoy conocemos en el DSM-5, alejado de la nomenclatura de esquizotipia.

Sin embargo, el término de esquizotipia se lo debemos en su totalidad a Gordon Claridge, que junto con Eysenck, abogaban por la creencia de que no existía una clara línea divisoria entre la locura y la “cordura”, es decir, apostaban por una concepción más cercana a lo dimensional que a lo categorial. Pensaban que la psicosis no era un reflejo extremo de síntomas, sino que muchas características de la psicosis se podían identificar en diversos grados dentro de la población general.

Claridge denominó a esta idea esquizotipia, y sugirió que ésta se podía descomponer en diversos factores, que abordaremos a continuación.

Factores de la esquizotipia

Gordon Claridge se dedicó a estudiar el concepto de esquizotipia a través del análisis de experiencias extrañas o inusuales en población general (sin trastornos psicóticos diagnosticados) y los síntomas agrupados en personas con esquizofrenia diagnosticada (población clínica). Al valorar la información detenidamente, Claridge sugirió que el rasgo de la personalidad de la esquizotipia era mucho más complejo de lo que parecía en un inicio, e ideó la descomposición en cuatro factores que vamos a ver a continuación:

  • Experiencias inusuales: es lo que hoy en día conocemos como delirios y alucinaciones. Se trata de la disposición para vivir experiencias cognitivas y perceptivas inusuales y extrañas, como creencias mágicas, supersticiones, etcétera.
  • Desorganización cognitiva: la forma de pensar y los pensamientos se vuelven totalmente desorganizados, con ideas tangenciales, incoherencia en el discurso, etcétera.
  • Anhedonia introvertida: Claridge lo definió como comportamiento introvertido, expresiones emocionalmente planas, aislamiento social, disminución en la capacidad de sentir placer, ya sea en general o en el plano social y físico. Es lo que hoy en día corresponde a el criterio de Síntomas negativos de la esquizofrenia.
  • Inconformidad impulsiva: se trata de la presencia de comportamiento inestable e imprevisible con respecto a reglas y normas establecidas socialmente. No adecuación del comportamiento a las normas sociales impuestas.

¿Qué relación tiene con la psicosis y la enfermedad mental?

Jackson (1997) propuso el concepto de “esquizotipia benigna”, al estudiar que ciertas experiencias relacionadas con la esquizotipia, como las experiencias inusuales o la desorganización cognitiva, se relacionaban con tener mayor creatividad y capacidad para resolver problemas, lo que podría llegar a tener un valor adaptativo.

Existen básicamente tres aproximaciones para comprender la relación entre la esquizotipia como rasgo y la enfermedad psicótica diagnosticada (la casi-dimensional, la dimensional y la totalmente dimensional), aunque no están exentas de controversia, ya que al estudiar los rasgos característicos de la esquizotipia se ha observado que no constituye un concepto homogéneo y unificado, por lo que las conclusiones que se pueden extraer están sujetas a muchas posibles explicaciones.

Las tres aproximaciones son utilizadas, de un modo u otro, para reflejar que la esquizotipia constituye una vulnerabilidad cognitiva e incluso biológica para el desarrollo de la psicosis en el sujeto. De esta manera, la psicosis permanece latente y no se expresaría a no ser que se dieran eventos desencadenantes (estresantes o consumo de sustancias). Nos vamos a centrar principalmente en la aproximación totalmente dimensional y dimensional, ya que conforman la última versión del modelo de Claridge.

Aproximación dimensional

Está muy influenciada por la teoría de la personalidad de Hans Eysenck. Se considera que la psicosis diagnosticable se encuentra en el límite extremo del espectro gradual de la esquizotipia, y que existe un contínuum entre gente con niveles bajos y normales de esquizotipia y altos.

Se ha respaldado mucho a esta aproximación porque las puntuaciones altas en esquizotipia pueden encajar dentro del criterio diagnóstico de la esquizofrenia, trastorno esquizoide de la personalidad y el trastorno esquizotípico de la personalidad.

Aproximación totalmente dimensional

Desde esta aproximación la esquizotipia es considerada una dimensión de la personalidad, parecido al modelo PEN (Neuroticismo, Extraversión y Psicoticismo) de Eysenck. La dimensión “esquizotipia” está normalmente distribuida a través de la población, es decir, todos y cada uno de nosotros podríamos puntuar y tener algún grado de esquizotipia, y eso no querría decir que sería patológico.

Además, existen dos continuums con graduación, uno que aborda el trastorno de personalidad esquizotípico y otro relativo a la psicosis esquizofrénica (en este caso, la esquizofrenia es considerada como un proceso de colapso del individuo). Ambas son independientes y graduales. Finalmente, se afirma que la psicosis esquizofrénica no consiste en una esquizotipia alta o extrema, sino que deben confluir otros factores que la hagan patológica y cualitativamente diferente.

Psicóloga Forense y Sanitaria

Psicóloga graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona. Ha realizado el Postgrado en Peritaje Forense y Asesoramiento Psicológico en Derecho Civil, Familiar y Laboral y el Postgrado en Peritaje Psicológico Penal Forense en la UAB.

Cuenta con el Máster Universitario en Psicología General Sanitaria (MUPGS) de la UB y dos años de formación intensiva cognitivo-conductual como psicoterapeuta en la Unidad de Terapia de Conducta de la UB.

Además de haber trabajado con personas que padecían trastorno mental severo, está especializada en terapia en depresión, ansiedad, relaciones tóxicas, baja autoestima, control de la ira, traumas, víctimas de violencia de género, etc. También realiza peritajes psicológicos en materia civil, familiar, laboral y penal.

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