Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son alteraciones psicológicas graves, que influyen en todos los aspectos de la vida de la persona afectada. Aunque lo más visible es la relación con la comida, esto solo es la punta del iceberg. Sus causas son múltiples y variadas, pero siempre hay un denominador común: baja autoestima.
Se estima que hay más de 70 millones de personas afectadas en el mundo por este tipo de trastornos. Cuando hablamos de esta cifra, no estamos contabilizando a los familiares y el entorno, quienes también sufren día a día de manera indirecta por los TCA.
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La relación entre los Trastornos de la Conducta Alimentaria y la familia
Si echamos la vista atrás, el papel de la familia en el tratamiento de los TCA ha ido evolucionando a lo largo del tiempo.
En los primeros tratamientos aplicados (antes de los años setenta) se excluía a la familia porque se consideraba que era un factor causal o parte importante del trastorno. De esta manera, se aislaba a la persona que padecía la enfermedad entendiendo que de este modo mejoraría.
Sin embargo, a finales de los años 70, autores como Minuchin o Palazzoli comienzan a ser conscientes de que esta separación no es beneficiosa, por lo que empiezan a aplicar terapia familiar.
También desde la Psicología se ha tenido la pretensión de identificar un “Perfil de la familia TCA” que se repita de un caso a otro. Esto no es del todo posible, ya que como se ha comentado con anterioridad, este trastorno responde a etiología multicausal.
En la actualidad, cada vez se tiene más en cuenta el papel de las familias en el tratamiento. Desde mi punto de vista, es fundamental que contemos con los familiares del paciente como agentes activos en el proceso terapéutico.
¿Cómo llegan las familias a la consulta?
En general, su estado psicológico ed el siguiente:
Desorientadas y perdidas
No entienden qué ocurre ni cómo han podido llegar a esa situación. En muchas ocasiones no son conscientes de lo que está sucediendo, en otras sospechaban que algo pasaba pero no sabían qué o la gravedad del asunto. Algunas Incluso niegan el problema.
Asustadas y angustiadas
Al no tener el control de la situación, se sienten mal.
Culpabilizadas
Muchas veces, los familiares se sienten culpables de la situación de su ser querido.
Con el papel de padres desdibujado
Han perdido el rol de padres, o no saben cómo ejercerlo. A veces la situación les lleva a convertirse en “policías o detectives” tratando de buscar envoltorios o restos de comida por la habitación de su hijo, o escuchando detrás de la puerta del baño.
¿Qué podemos hacer por las familias?
Algunas recomendaciones a seguir ante los familiares de personas con TCA son las siguientes.
1. Escucharles
Darles un espacio donde puedan expresarse. Quizá en la consulta sea la primera vez que puedan expresar todo lo que sienten ya que previamente es posible que lo hayan ocultado o lo vean como un tabú.
2. Informarles
Darles información sobre el estado de su ser querido, sobre la enfermedad que padece, cuáles son los síntomas y el pronóstico.
3. Apoyarles
Es importante que encuentren en el psicólogo un apoyo. Es fundamental que les ayudemos a desprenderse de la culpa que sienten, incidiendo en la diferencia entre culpa y responsabilidad.
4. Enseñarles herramientas
Proporcionar pautas necesarias en el día a día. Es apropiado trabajar con ellos asertividad para que puedan tener una buena comunicación en casa.
5. Animarles a recuperar el rol de padres
Por un lado, deberán poner los límites necesarios y proporcionados a la situación y edad de su familiar. Y por el otro, es importante que recuperen la relación que tenían antes de que se instaurase la enfermedad.
6. Cuidar del cuidador
El TCA no puede dominar toda su vida. Deberán cuidarse y mimarse a sí mismos, teniendo tiempo para ellos y sus aficiones.
7. Motivarles y fomentar su paciencia
El tratamiento de un TCA es complicado y son frecuentes los altibajos, por lo que podemos ayudarles a que estén preparados.
Niveles de intervención
Según Walter Vandereycken y sus colaboradores, existen cuatro niveles de intervención psicológica a tener en cuenta.
- Aconsejamiento educativo y orientación: psicoeducación a familiares sobre qué es el TCA y cómo afrontarlo.
- Terapia familiar: terapia con todos los miembros de la familia. En algunas ocasiones el psicólogo debe actuar de mediador.
- Terapia de pareja: si existiese una crisis.
- Terapia individual para familiares: en aquellos casos cuya gravedad lo requiera.
En definitiva, debemos ver en los familiares y el entorno unos aliados en el tratamiento del TCA. De este modo remaremos todos en la misma dirección para lograr una mejor evolución y pronóstico de su ser querido.
Autora: Laura Martín Pato, Psicóloga General Sanitaria, miembro de Centro de Psicología Matía y Centro de Terapia Online.