Fusión cognitiva: qué es, cómo nos afecta, y trastornos que la causan

La fusión cognitiva es una alteración psicológica que se da en trastornos como el TOC.

Fusión cognitiva

Las personas que experimentan fusión cognitiva no diferencian sus cogniciones de la realidad, es decir, creen que sus pensamientos son la realidad.

Así pues, estas cogniciones crean un gran malestar en quienes las viven en su propia piel, ya que se cree que todos los pensamientos que surgen, que no se pueden controlar, se refieren a acontecimientos presentes o que se cumplirán en el futuro irremediablemente.

Esta confusión entre realidad y pensamiento puede aparecer en sujetos con trastornos mentales como ocurre con los pacientes con trastorno-obsesivo compulsivo.

En este artículo veremos en qué consiste la fusión cognitiva, qué tipos hay, a qué sujetos puede afectar, cómo detectarla, y como mitigarla o tratarla.

¿Qué es la fusión cognitiva?

La fusión cognitiva se define como la no distinción entre realidad y pensamiento; allí donde se da, el sujeto cree que pensar algo comporta que tal pensamiento acontezca o suceda realmente. De este modo, el individuo deja de valorar otras variables que pueden influir en la conducta y solo tiene en cuenta el pensamiento, esta es la única verdad absoluta para él.

Así en la fusión cognitiva la persona sólo valora una única verdad posible y esta es la vinculada con la interpretación subjetiva de la realidad a través de sus pensamientos, creencias, valores… Si estos pensamientos se vuelven negativos, entraremos en un bucle en el que no seremos conscientes de la realidad y nuestro modo de actuar solo se basará en nuestra interpretación, incapacitando y alterando nuestro funcionamiento.

¿Cómo nos afecta este tipo de pensamiento?

Como puedes deducir, este tipo de pensamiento afecta a la persona de manera negativa, puesto que cuando se da en nosotros estamos actuando según lo que ocurre en nuestra mente y no según lo que es verdaderamente real; por tanto, el sujeto puede dejar de hacer cosas o alterar su conducta por factores o creencias que no tienen por qué acontecer. Vemos pues cómo este pensamiento se torna patológico, presentándose en trastornos mentales como es el caso del trastorno obsesivo-compulsivo.

Planteemos un ejemplo para poder entender mejor el concepto: imaginemos la situación en la que un sujeto piensa que es un inútil y lo hace todo mal. Si se diera la fusión cognitiva, sería tal la creencia de este pensamiento que realmente se definiría y creería que la realidad es que no vale para nada sin tener otras variables en cuenta y pese a tener indicios que contradicen esa idea.

Observamos pues la disfuncionalidad de esta cognición que nos limita, nos crea malestar y nos impide hacer cosas o lograr objetivos que en otras circunstancias podríamos conseguir.

Tipos de fusión cognitiva

Fue el autor Adrian Wells, conocido por plantear el modelo metacognitivo que tiene en cuenta las cogniciones de las personas acerca de sus procesos cognitivos como sería el pensamiento, quien propuso distintos tipos de fusión cognitiva. Wells amplía las propuestas hechas por el psicólogo Stanley Rachman y reconoce la existencia de tres fusiones de pensamientos.

1. Fusión pensamiento-acción

El primer tipo sería la fusión pensamiento-acción; este plantea la creencia de que tener ciertos pensamientos conllevan inevitablemente a la comisión de la acción. Dicho de manera más clara, “si pienso que voy a hacer algo este hecho sucederá”. Por ejemplo, hay madres que tienen pensamientos de hacer daño a sus hijos, e interpretan tal pensamiento como una realidad que sucederá, como si fuera un pensamiento premonitor.

Tipos de fusión cognitiva

2. Fusión pensamiento-evento

Otro tipo es la fusión pensamiento-evento. En este caso, aparece la creencia de que tener un pensamiento hará que suceda un acontecimiento o que este hecho está teniendo lugar en el presente o ya ocurrió. Un ejemplo de esta clase de fusión cognitiva consistiría en creer que el hecho de pensar que tenemos cáncer significa que realmente lo tenemos.

3. Fusión de objeto

Por último, la fusión de objeto genera en el individuo que lo sufre la creencia de que los pensamientos, sentimientos, memorias o las propiedades se pueden transmitir a través de los objetos. De este modo, creemos que tocando un objeto que tenga algo malo (como por ejemplo, que esté contaminado) adquiriremos esta propiedad nosotros, nos contaminaremos.

¿Cómo detectar la fusión cognitiva?

Para poder disminuir la fusión cognitiva será necesario primero detectarla y ser consciente de ella. Con este propósito podemos valorar distintos factores que nos ayudarán a identificarla.

Estas áreas psicológicas que debemos analizar son las siguientes: identificar las reglas que rigen nuestro comportamiento (reglas implícitas que hay detrás de cómo actuamos, qué creemos o sentimos); y el razonamiento que nos lleva a actuar o pensar de tal modo (en muchas ocasiones este aparecerá como justificación de nuestro comportamiento o qué juicios tenemos y cómo afectan estos en nuestra vida).

Otras áreas que podemos tener en cuenta son: cómo percibimos o cómo nos afecta nuestro pasado, si nos hemos quedado anclados en este tiempo y cómo este hecho nos repercute, o si vivimos constantemente pensando en el futuro (es típico que los sujetos con fusión cognitiva vivan siempre pendientes o preocupados por lo que puede pasar).

Finalmente, esta afectación cognitiva también influye en la construcción del “Yo”. Es normal tener pensamientos sobre cómo somos pero debemos fijarnos en si establecemos estas autocreencias como algo rígido o como única verdad.

¿En qué trastornos observamos la fusión cognitiva?

Esta disfunción en el pensamiento se produce en distintos trastornos, puede ser que sujetos con distinto diagnóstico presenten los dos fusión cognitiva.

Así, se ha observado en los trastornos de personalidad (TP), patologías que afectan a la personalidad del individuo, quien muestra un pensamiento y comportamiento estable y poco saludable, poco funcional.

En los individuos con esta patología se ha visto una relación directa entre la gravedad de sus síntomas y la presencia de fusión cognitiva. Así pues, observamos que los sujetos con un TP más grave son los que con mayor probabilidad revelarán fusión del pensamiento.

Otro trastorno mental donde también está presente este tipo de pensamiento es el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Estos pacientes muestran obsesiones (que son ideas, pensamientos, que se presentan de manera repetida y mantenida en la mente del afectado) y compulsiones (que son conductas o rituales mentales que realiza el sujeto con la intención de disminuir la ansiedad y malestar que le generan los pensamientos obsesivos).

En los pacientes con TOC sucede que creen que los pensamientos obsesivos que tienen son reales, que están vinculados con la realidad. De esta forma entran en un bucle patológico donde las obsesiones, al ser interpretadas como hechos reales, generan en ellos un malestar que intentan disminuir realizando actos compulsivos que solo solventan el problema durante un corto periodo de tiempo, a corto plazo, pero luego lo perpetúan, haciendo que la ansiedad y por ende el malestar del paciente incremente.

Tratamiento

Dada la afectación y malestar que comporta este pensamiento intentaremos disminuirlo, y la manera de hacerlo consistiría en hacer el proceso contrario, que se conoce como defusión cognitiva. Esta ayuda a que la persona reconozca y distinga entre los pensamientos, sentimientos, y recuerdos.

Este proceso no es ni fácil ni rápido, el individuo deberá trabajar y practicar las distintas técnicas para finalmente lograr su objetivo. Así se han utilizado distintas estrategias para conseguir la defusión del pensamiento.

1. Hacer explícito el pensamiento

Si hacemos explícito el pensamiento negativo (lo formulamos como enunciado), eso nos ayudará a ser más conscientes de él y a percibirlo como lo que es, solo un pensamiento. De esta manera intentaremos que el sujeto diferencie el pensamiento de la realidad.

Por ejemplo, si volvemos a plantear la situación donde la madre tiene pensamientos de hacer daño a su hijo, deberá expresar el pensamiento como “yo no soy una mala madre, yo no tengo que hacer daño a mi hijo”. Vemos cómo contradecimos la idea de creer ser una mala madre y planteamos la posibilidad de no ejecutar tal conducta, esta creencia no es la realidad y es evitable.

2. Exposición al pensamiento

La exposición es una de las técnicas más utilizadas para combatir y tratar los pensamientos intrusivos o negativos. Esta consiste en no intentar eliminar tal pensamiento y dejar que surja para comprobar que tal pensamiento no se cumple; le servirá al sujeto para darse cuenta de que el pensamiento no es la realidad y que pensar algo no significa que acontezca. Enfrentarnos al pensamiento será el único modo de comprobar que este no es real y es ilógico concebirlo como verdadero.

3. Técnica de la flecha descendente

Esta es una estrategia usada para conocer y así poder afrontar las creencias disfuncionales que hay detrás de pensamientos negativos. De esta manera podemos empezar planteándonos cuestiones más superficiales para finalmente destapar y poder trabajar la causa, la creencia, que genera estos pensamientos negativos.

4. Mindfulness

El Mindfulness es una técnica que presenta como objetivo prestar atención a la experiencia presente y aceptarla. De este modo, nos fijamos en nuestros pensamientos sin intentar controlarlos ni modificarlos, simplemente dejaremos que pasen. Así pues, conseguiremos que el sujeto sea más consciente de lo que piensa y lo clasifique como tal, como procesos cognitivos internos producidos por él que pueden no tener relación con la realidad.

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  • Franquesa, A. (2017) Defusión, Mindfulness y Valores Personales. Facultat de Medicina, Universitat Autònoma de Barcelona.
  • Blackledge, J. (2018) La defusión cognitiva en la práctica. Desclée De Brouwer.
  • Antequera, J. (2018) Manual CEDE de preparación PIR: Psicología Clínica Vol.1. CEDE: 5ªEdición.

Psicóloga

Erin Sánchez es graduada en Psicología con mención en Psicología Clínica infantil y de adultos por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente estudia para las oposiciones de Psicólogo Interno Residente (PIR) y es voluntaria en AVAN, asociación que acoge a personas con afectaciones neurológicas, con sede en Sabadell (Barcelona).

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