No hay que confundir el hecho de sufrir depresión con la experiencia de “estar depre”. Todos nos sentimos tristes a veces, o pasamos por momentos vitales difíciles donde nos cuesta conciliar el sueño, tenemos pensamientos oscuros, o bajones. Son experiencias humanas normales. Las personas pasamos a lo largo de la vida por una gama de sentimientos que van desde el más triste al más feliz, dentro de este largo espectro se encuentran la tristeza, la frustración, la desesperanza y la irritabilidad.
Sin embargo, si estos sentimientos se presentan de forma persistente y están afectando al funcionamiento normal de la vida cotidiana, tanto en el plano laboral como en el desarrollo de otras actividades habituales, podría significar que más que estar “depre” la persona sufre una depresión.
Es esencial si se reconoce alguno de los síntomas de depresión en uno mismo o en alguien cercano, o si se piensa que se puede estar sufriendo una depresión, consultar lo antes posible con un médico que pueda diagnosticar la enfermedad e indicarnos el camino a seguir para su tratamiento. En este artículo presentaremos una serie de estrategias y rutinas que se han revelado efectivas para combatir la experiencia de "me quiero morir" entendiéndola como vinculada a la depresión, pero hay que tener en cuenta que siempre es el criterio médico el que prevalece sobre cualquiera de estos consejos.
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Me quiero morir: ¿Cómo saber si sufro de depresión?
La depresión es un trastorno del estado de ánimo y en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) se recogen los siguientes síntomas: pérdida de interés o de placer (anhedonia), estado de ánimo deprimido, pérdida de peso, agitación o retraso psicomotor, fatiga o falta de energía, sentimientos de culpa o falta de valía, falta de concentración o disminución de la capacidad intelectual. Para poder hablar de enfermedad, se utilizan una serie de criterios:
- que las modificaciones que presenta el estado de ánimo sean varias y estén bien determinadas.
- que se manifiesten los síntomas (tristeza, desesperanza, falta de motivación, etc.) de forma permanente o casi permanente durante más de 15 días.
- que afecten al desarrollo normal de la vida cotidiana; dificultad o incapacidad para levantarse de la cama, acudir al trabajo, realizar actividades de ocio, etc.
Sin embargo, a veces, algunos de los síntomas típicos de la depresión pueden no aparecer o manifestarse de modo diferente, por ejemplo, la persona deprimida puede no tener un sentimiento que identifica o asocia con tristeza, pero haber perdido todo el interés por el ocio y haber dejado de disfrutar de las cosas que habitualmente le gustaban y solía hacer con ganas y gusto.
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Podría tener una depresión... ¿Qué hago?
Como ya hemos dicho, lo mejor que se puede hacer si se cree que se puede tener una depresión es acudir a un profesional de la salud; médico de cabecera, psiquiatra o psicólogo. Una depresión es un trastorno del estado de ánimo, y sólo un profesional autorizado puede determinar de una manera oficial si se sufre una depresión. Tanto el psiquiatra como el psicólogo tienen la capacidad para diagnosticar y tratar cualquier problema de salud mental. En cuanto a las prescripciones médicas, en el caso de que se necesiten antidepresivos en el tratamiento, las puede realizar tanto un psiquiatra como el médico de cabecera. En el caso del psicólogo, este puede derivar al paciente en el caso de necesitar tratamiento farmacológico.
Sin embargo, aunque solo los profesionales pueden confirmar la depresión, existen algunas herramientas o criterios que pueden ayudarnos a decidir si debemos consultar con un profesional.
Lo primero es entender que si alguien se siente triste todo el tiempo, probablemente esté deprimido. A veces, si el estado de tristeza se corresponde con un hecho, es decir, por ejemplo a la persona le han echado del trabajo, o ha sufrido una ruptura, podemos pensar que realmente no se trata de una depresión, sino que es una respuesta natural a la situación, pero si el estado depresivo dura más de 15 días y la tristeza se acompaña de otros síntomas es importante hacerse cargo.
Sin embargo, si el estado depresivo dura muy pocos días, probablemente no se trate de una depresión, ya que es una enfermedad que suele alargarse entre semanas y meses. Aunque la reacción o los síntomas presentados hayan sido muy exagerados, crisis de ansiedad, autolesiones, estos podrían estar en el origen de otro trastorno y también es necesario recibir ayuda profesional.
Hay que diferenciar bipolaridad y depresión. La bipolaridad es un trastorno maníaco-depresivo, esto significa que las personas bipolares pasan por periodos en los que están deprimidos, y estos pueden confundirse con la depresión. Pero la bipolaridad es otro trastorno, y, por tanto, necesita un tratamiento diferente. Si además de estos episodios depresivos existen periodos donde el nivel de energía es muy alto, se duerme poco, hay mucha agitación, autoestima alta, se realizan compras exageradas, o acciones inhabituales, probablemente se trate de un trastorno bipolar y no de una depresión. Hay que informar al profesional de la existencia de estos episodios para la realización del diagnóstico y recibir la atención médica adecuada.
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Acciones para combatir la depresión
Al margen del tratamiento médico, es importante, al igual que en cualquier enfermedad, cuidarse e informarse sobre la depresión para combatirla. A continuación, listaremos una serie de estrategias que pueden ayudarte a sobrellevarla.
1. Establecer un buen diálogo con el médico
Hay muchos medicamentos distintos para tratar la depresión. El objetivo de un médico es ofrecer siempre el mejor tratamiento posible. En el caso de la depresión, como en otras enfermedades, se suele empezar por el tratamiento farmacológico más seguro o que presenta mayor eficacia. Pero lo que funciona para unos, a veces no funciona para otros, por eso es importante que en el caso de la depresión se establezca un diálogo de confianza con el médico, para saber cómo está funcionando el tratamiento y ajustar las dosis, o cambiar de medicación si es necesario.
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2. Dar tiempo al tratamiento
La paciencia es importante, se haya optado por la psicoterapia, por los antidepresivos o una combinación de ambos como tratamiento; la depresión es una enfermedad que tarda en curarse.
En el caso de los antidepresivos estos tardan un tiempo en funcionar, también se van introduciendo poco a poco hasta llegar a la dosis pautada. Aunque este periodo se ha acortado en los últimos años, no se puede saber con certeza la eficacia de un antidepresivo hasta pasado un mes de tratamiento. Si pasado este tiempo este parece no funcionar, es aconsejable revisar la dosis o cambiar de medicación.
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3. Buscar un buen profesional de la salud mental
La psicoterapia es un tratamiento que se basa en la relación paciente y terapeuta a través del diálogo. Muchas personas pasan por varios profesionales de la salud mental hasta encontrar el más adecuado para ellos. Eso no quiere decir que los anteriores fuesen malos, simplemente que para esa persona no funcionaban. A la hora de elegir un psiquiatra es importante ver si en las primeras citas se genera una relación de confianza y uno se siente cómodo para explicar las cosas o para preguntar abiertamente sobre tu tratamiento, si esto no es así es mejor cambiar de profesional.
4. Dormir bien
Si lo pensamos, intuimos que el estado de ánimo tiene que ver con el sueño. Si una noche dormimos menos de la cuenta, al día siguiente estamos irritables y de mal humor, rendimos menos en el trabajo y controlamos menos los impulsos, por ejemplo, nos cuesta más evitar el chocolate u otro tipo de alimentos que normalmente tomamos con moderación.
La depresión está relacionada con el ciclo natural del sueño, que hace que nos durmamos cuando empieza a oscurecer y nos despertemos con la luz del día. Si este se ve alterado, el estado depresivo puede agravarse, pero la depresión también afecta al ciclo del sueño, hace que se duerman más o menos horas o que se duerma en horas distintas a las de la noche, típicamente los pacientes depresivos sufren de insomnio.
Como vemos, la relación entre depresión e higiene del sueño se convierte en una especie de círculo vicioso del que es difícil salir. Un estudio reciente demostró que la terapia cognitiva conductual aplicada al insomnio aumentaba considerablemente las tasas de recuperación de las personas con depresión. Tratar los problemas del sueño es una vía que se está explorando en el tratamiento de la depresión y que está resultando efectiva.
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5. Hacer ejercicio
El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF en inglés) pertenece a la familia de las neurotrifinas; estas proteínas ayudan a la supervivencia de las neuronas. El estrés disminuye la concentración de neurotrifinas y provoca que las personas deprimidas no tengan esta sustancia en cantidad suficiente. El ejercicio se ha revelado como un buen método para contrarrestar los efectos del estrés; caminar rápido durante media hora, cinco días a la semana, parece ser suficiente para ayudar a la liberación de BNDF y aumentar los niveles.
6. Hacer cosas que te hagan feliz
Las personas con depresión o que han sufrido depresión mencionan comer y dormir bien como los factores claves para mejorar el estado de ánimo y ayudar a afrontar la depresión. Pero en esta lista incluye otras cosas que van más allá de las recomendaciones médicas: escuchar música, cocinar, pasear en bicicleta, ver programas de televisión divertidos o pasar tiempo con una mascota. Son pequeñas o grandes cosas, según como se mire, que podrían funcionar para combatir la depresión.