Las adicciones son, a la vez, uno de los trastornos neurológicos y comportamentales más frecuentes, y también forman parte de las patologías que requieren tratamiento urgente debido a su peligrosidad y el modo en el que dañan no solo a quien las desarrolla en propia carne, sino también a las personas de su entorno.
Por suerte, en las últimas décadas se han desarrollado recursos psicoterapéuticos que hacen posible tratar los trastornos de tipo adictivo más allá de la intervención médica. En este artículo nos centraremos en uno de ellos: el Neurofeedback aplicado al tratamiento de las adicciones.
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¿Qué es el neurofeedback?
El neurofeedback es un método de intervención psicológica que se basa en la idea de ofrecer información en tiempo real acerca de la actividad cerebral al propio sujeto del cual se extrae esa información. Es decir, se crea un bucle de información que va de la actividad nerviosa de la corteza cerebral de la persona al sistema de percepción de la persona, la cual a su vez altera los patrones de actividad del cerebro.
Es un procedimiento no invasivo y totalmente indoloro, dado que aunque se registre la actividad que tiene lugar dentro del cráneo, ni siquiera hay que atravesar la piel para conseguir eso. Es suficiente con colocar una serie de sensores sobre la cabeza, los cuales responden a la actividad eléctrica a distancia. La información recogida por los sensores es procesada por un software especializado y representada en una pantalla frente a la mirada de la persona en la que se aplica la intervención.
Este procedimiento, que como veremos tiene potencial como recurso psicoterapéutico, forma parte de una categoría más general de métodos de intervención psicológica y médica que se conoce como Biofeedback. La particularidad del neurofeedback es que la información que se registra en este proceso es siempre de la actividad neuronal del cerebro, mientras que en el resto de formas de Biofeedbak se puede optar por otro tipo de registros aplicando sensores a otras muchas partes del cuerpo, no solo la cabeza.
Su aplicación a los casos de adicciones
Estos son los beneficios del neurofeedback usado en el contexto del tratamiento de las adicciones.
1. Ayuda a la persona a detectar las sensaciones de vulnerabilidad
El neurofeedback hace que las personas con adicciones se familiaricen con aquellas sensaciones que preceden a un mayor riesgo de recaída, dado que este proceso implica recibir un “entrenamiento” en fijarse en los procesos psicológicos que tienen lugar en uno mismo.
2. Ayuda a reconocer la eficacia de las técnicas de gestión del malestar
Como en el neurofeedback es posible ver en tiempo real las consecuencias de las técnicas psicológicas aplicadas en uno mismo (dado que se ven los cambios en la actividad cerebral al instante, sin demoras), es mucho más fácil determinar qué es lo qué funciona, cómo funciona, y de qué manera se van extendiendo sus efectos.
3. Permite mantener a raya las situaciones que tientan
Durante las sesiones de neurofeedback, la persona realiza varios ejercicios de imaginación relacionados con la presencia o ausencia del elemento al que se ha vuelto adicta. Esto ayuda a ver cuáles son los contextos más arriesgados, y cuáles son aquellos en los que se puede estar manteniendo el control, sin ver comprometida la propia capacidad de ceder al impulso de recaer.
De este modo, se va siguiendo una curva de dificultad ascendente empezando por situaciones relativamente sencillas de gestionar, y terminando por aquellas que, en caso de que no generen una perturbación muy intensa en la actividad mental de la persona, indican que la adicción está en clara remisión.
Eso sí, hay que tener en cuenta que técnicamente las adicciones nunca llegan a desaparecer del todo (aunque es posible que no se vuelva a recaer nunca), y ser conscientes de esto es clave precisamente para no dejar que avance o que las situaciones de riesgo de recaída nos cojan con la guardia baja.
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Referencias bibliográficas:
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