Contar hasta cien cada vez que escribo una palabra. Dar siempre tres vueltas a la manzana antes de poder entrar en casa. Tocar o preguntar lo mismo siete veces seguidas.
Cepillarse los dientes exactamente 35 veces antes de escupir y aclararse la boca. Todas estas situaciones tienen algo en común: por algún motivo se realiza una acción un determinado número de veces. Se trata de algo frecuente para las personas con obsesión numerológica, un tipo de obsesiones típicas de sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo.
El trastorno obsesivo-compulsivo
Para comprender el funcionamiento de las obsesiones numerológicas, en primer lugar es necesario hacer una breve síntesis del trastorno en el que aparece: el trastorno obsesivo-compulsivo.
El trastorno obsesivo-compulsivo o TOC es un trastorno psicológico estrechamente vinculado a la ansiedad y caracterizado por la presencia de obsesiones, pensamientos intrusivos y recurrentes que escapan al control de la persona y le causan un elevado nivel de ansiedad, a pesar de que son reconocidos como propios y de que se intentan neutralizar.
Generalmente, de cara a reducir la ansiedad el sujeto termina por empezar a realizar algún tipo de acción sea física o mental, una actividad que al aliviar la ansiedad se ve reforzada y repetida cada vez que el pensamiento vuelve a surgir, estableciéndose como compulsión. Este crea una espiral continua entre pensamiento obsesivo y mecanismo regulador de ansiedad, que ocupa una gran parte del tiempo del paciente y lo sume en un estado de ansiedad permanente de la que sólo puede escapar temporalmente mediante las compulsiones (un escape que a su vez refuerza la ansiedad), produciendo un malestar continuo.
Entrando en un bucle de pensamientos
El proceso que sigue este trastorno suele ser el siguiente: de manera fortuita, un día aparece un pensamiento que a la persona le parece aberrante e inaceptable. El hecho de que esa idea haya cruzado por su mente le genera un elevado nivel de malestar y ansiedad, intentando a toda costa eliminar el pensamiento y evitarlo en lo posible. Sin embargo el hecho de intentar evitarlo provoca una fijación en él, haciendo aún más probable su reaparición y generando una ansiedad aún mayor que se intentará evitar con mayor ahínco. Para ello emplea generalmente las anteriormente citadas compulsiones, que producen un alivio temporal del malestar.
Se trata de un trastorno que causa a quien lo sufre un hondo sufrimiento vital: La persona sabe que los pensamientos y las acciones que lleva a cabo no tienen ningún sentido lógico o práctico y las vive como algo absurdo, pero sin embargo tiene que llevarlas a cabo para reducir su nivel de ansiedad. Lo mismo ocurre con los pensamientos obsesivos.
El continuo ciclo entre obsesión y compulsión no hace más que retroalimentarse y agravar el estado del sujeto, ocupando una gran parte de su tiempo diario y siendo un elemento que inhibe en gran medida su vida en diversos aspectos. Además no es raro que aparezcan variaciones dentro del círculo vicioso, pudiendo agregarse nuevos pensamientos generadores de ansiedad.
Las causas de la aparición de los pensamientos obsesivos y la fijación en ellos se debe a causas múltiples, habiendo una cierta predisposición genética al respecto. Se ha encontrado que muchos de estos pacientes tienen una hiperactividad frontal junto con problemas en los ganglios basales. También es frecuente que aparezcan en personas fuertemente inhibidas a nivel vital, restringidas en uno o varios aspectos de su persona por la sociedad o educación recibida.
Existe una gran variedad de obsesiones y compulsiones que las personas con trastorno obsesivo-compulsivo, como los de limpieza o comprobación. Una de ellas son las obsesiones que tienen que ver con números, u obsesión numerológica.
Obsesión numerológica: números que se instalan en la mente
Contar hasta diez. Eso es algo que una gran mayoría de la población ha hecho alguna vez, generalmente para tranquilizarse después de que algo o alguien haya provocado nuestra ira, enfado o ansiedad. Y es que contar y ordenar hace que ocupemos nuestra mente en algo concreto y que exige nuestra atención, pudiendo ser una vía de escape para evitar hacer algo de lo que nos arrepintamos o dejar de lado algo que nos altera.
Volviendo al trastorno obsesivo-compulsivo, en las personas que tienen obsesiones numerológicas el mecanismo empleado como ritual tranquilizador de la ansiedad se basa precisamente en esto. Pero entonces, ¿por qué hablamos de obsesión numerológica y no de rituales o compulsiones numerológicas?
Un mecanismo para calmar la ansiedad... o la propia ansiedad
Esto es debido a que las personas con obsesión numerológica no usan únicamente los números como mecanismo para tranquilizar la ansiedad, sino que en ellas los propios números son el motivo de ansiedad. Este tipo de casos reviste de una gran complejidad, ya que en ellos la persona se encontraría totalmente bloqueada, hasta el punto de haber olvidado ya el motivo que lo condujo a usar los números como vía de tranquilización y transformando lo que fue compulsión en obsesión. Esto no quiere decir que la idea original se haya desvanecido sino que se ha enmascarado el tema que produce obsesión.
La forma en que los números son aplicados resulta muy variada. Hay personas que tienen que contar mentalmente hasta cierto número, realizar una acción determinado número de ocasiones, disponer de una cantidad concreta de objetos o evitar el contacto con nada vinculado a uno o varios números en cuestión. De hecho puede aparecer relacionado con otras obsesiones y compulsiones como las de limpieza, pero en el caso de la obsesión numerológica lo que primará será el número y no la acción per se (es decir, si no se lavan X número de veces, su ansiedad no disminuye).
Hay numerosos casos de TOC con obsesiones numerológicas, siendo frecuente la obsesión con números concretos o con agrupaciones de ellos que tengan características comunes (por ejemplo con los números pares o impares). Un ejemplo muy conocido es el famoso inventor Nicholas Tesla, el cual presentaba obsesión con el número tres en múltiples aspectos de su vida.
Tratando el TOC numerológico
El tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo ha sido a lo largo de la historia algo complejo, siendo un trastorno tradicionalmente difícil de tratar. Así, el TOC (incluyendo las obsesiones numerológicas).
Uno de ellos es el proveniente de la farmacología, la cual permite tratar y reducir lo síntomas con cierto nivel de eficacia. Especialmente eficaces son los antidepresivos que inhiben la recaptación de serotonina, los ISRS.
Generalmente, desde la vertiente cognitivo-conductual el trastorno obsesivo-compulsivo es tratado a través de las técnicas de exposición con prevención de respuesta, provocando que el paciente poco a poco vaya desasociando el pensamiento obsesivo y la compulsión. Dado que la repetición de la compulsión mantiene por reforzamiento negativo el círculo vicioso de la obsesión-compulsión, se trata de una de las terapias más aplicadas para tratar la sintomatología.
En el caso de la obsesión numerológica, este tipo tratamiento se encuentra con el problema de que resulta más complicado encontrar el pensamiento origen que causa la ansiedad y trabajar con ello. A pesar de ello, trabajar en la prevención de respuesta es posible y puede facilitar que disminuyan conductas manifiestas.
Junto a ello se aplican intervenciones para hacer ver de modo realista el nivel de responsabilidad del paciente en los hechos que se imagina podrían acaecer el no cumplimiento de los rituales, hacer visible que intentar negar un pensamiento provoca que reincidamos en él y que pensar algo negativo no implica hacerlo. De nuevo, en la obsesión numerológica este tipo de tratamiento resulta de gran complicación al no ser visible qué pensamiento concreto produce el problema. Es necesario un profundo análisis del caso y las circunstancias que lo rodean por tal de descubrirlo
Otras terapias de corrientes tales como la psicodinámica ponen de manifiesto que si bien el tratamiento del síntoma es de gran utilidad para mejorar el estado del paciente y pueden conducir al éxito, el tratamiento debería centrarse en modificar la causa primera que provocó la estructura obsesiva del paciente. En este aspecto reducir la inhibición y destapar y dirigir la energía interna a lo que el individuo realmente desea pueden ayudar en gran medida a provocar un cambio estructural en la persona, cosa que puede contribuir en gran medida a la recuperación de la persona.
Referencias bibliográficas:
- American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
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