La dificultad para tener hijos, en los casos en los que existe un claro deseo de tenerlos, es una de las situaciones más difíciles a las cuales se debe enfrentar una pareja. Además, es usual que acudir a un centro de reproducción asistida conlleve unos niveles de sufrimiento emocional elevados, junto con la aparición de sentimientos de angustia, pérdida y frustración.
Por todo ello y por las complejas relaciones existentes entre los factores psicológicos y la fertilidad, se hace necesario la figura del psicólogo en los centros de reproducción asistida con la finalidad de ofrecer un acompañamiento psicológico durante los tratamientos de infertilidad.
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Objetivos del acompañamiento psicológico en tratamientos de infertilidad
Independientemente del marco teórico dentro del cual se realice al acompañamiento o la intervención, el objetivo final de dicho acompañamiento psicológico es ayudar al paciente, o pacientes, a conseguir una mayor calidad de vida y salud mental.
Sin tener en cuenta el tipo de apoyo psicológico que finalmente se le ofrezca al paciente, es aconsejable que todos los pacientes acudan a la primera visita con el clínico. Y en el caso de ser un tratamiento en pareja, que acudan con estas.
La meta de cualquier acompañamiento psicológico es asegurar que los pacientes entiendan el alcance de sus opciones de tratamiento, reciban el suficiente apoyo emocional y sean capaces de enfrentarse a las consecuencias de la experiencia de un tratamiento de infertilidad.
Las técnicas utilizadas dentro de la intervención terapéutica se centran en los siguientes aspectos:
- Facilitar la expresión de emociones.
- Identificar la causa de la dificultad emocional.
- Educar a la persona o a la pareja en infertilidad, asegurándose que cuentan con la información suficiente para tomar una decisión sobre el tratamiento.
- Intervenir para minimizar los efectos del estrés y ayudar a los pacientes a manejar correctamente las estrategias de afrontamiento.
A quién va dirigido el acompañamiento psicológico
Estudios recientes indican que entre el 25-65% de los pacientes que acuden a centros de infertilidad presentan varios síntomas psicológicos que resultan significativos, estando estos principalmente relacionados con la ansiedad.
Es necesario establecer unas pautas correctas que permitan detectar aquellos síntomas que denoten la necesidad de un abordaje psicológico, y clasificar qué pacientes requieren el acompañamiento de un profesional en psicología durante el tratamiento de infertilidad.
Existen una serie de factores que pueden predecir un mal ajuste de los pacientes al tratamiento de reproducción asistida. Entre estos factores se encuentran las características personales del paciente, su situación social y factores relacionados con el tratamiento como los efectos secundarios que este pueda tener sobre la persona.
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Problemas más comunes y tratamiento
Entre las afecciones más habituales en la población con problemas de infertilidad se incluyen el trastorno adaptativo, los estados de ansiedad, los estados de ánimo depresivos, los problemas de pareja, el rechazo a acudir a psicoterapia por infertilidad, y el afrontamiento de los resultados o del final del tratamiento.
1. Trastorno adaptativo
Este trastorno se caracteriza por la aparición de síntomas emocionales tales como ansiedad o depresión, síntomas comportamentales como cambios en la conducta, o síntomas que surgen en respuesta a un factor estresante externo como por ejemplo la pérdida de un empleo, problemas económicos, etc.
Los síntomas se manifiestan de la siguiente manera:
- Malestar en respuesta al elemento estresante.
- Deterioro significativo de la actividad social, familiar, laboral o académica.
A pesar de que este tipo de trastornos generan un alto grado de malestar no impiden que la persona siga con sus rutinas diarias. Generalmente son las relaciones de pareja, sociales o familiares las que se ven más afectadas.
La intervención psicológica en pacientes infértiles se realizará en función de la sintomatología que estos presentes. Asimismo, también se abordarán, de forma independiente, las dificultades en la relación de pareja.
2. Estados de ansiedad
Las técnicas cognitivas y conductuales de manejo de la ansiedad y del autocontrol son de gran utilidad tanto para los pacientes que se encuentran dentro del proceso, como para posteriores afrontamientos de situaciones estresantes.
Otras alteraciones somáticas o psico-fisiológicas derivadas de los estados de ansiedad tales como los trastornos de la alimentación, del sueño o la fatiga, también se pueden tratar mediante técnicas de control de la activación fisiológica; así como a través de técnicas de relajación.
Los tipos de intervención recomendados para este tipo de alteración son:
- Técnicas de relajación muscular progresiva.
- Entrenamiento en habilidades sociales y técnicas de comportamiento asertivo.
- Terapia de pareja.
- Terapia sexual.
- Programación de actividades gratificantes.
3. Estado de ánimo depresivo
La depresión parece ser el problema emocional más frecuente que sufren las personas ante el conocimiento de su infertilidad, y tras los intentos fallidos de tratamiento. Estos problemas suelen darse más en mujeres que en hombres, los cuales muestran una mayor predisposición a presentar problemas de ansiedad reprimida.
El primer paso es normalizar y legitimar los sentimientos y emociones que embargan a la pareja, haciéndoles entender que la mayoría de las personas que están en su situación sienten lo mismo que ellos.
La terapia centrada en soluciones se ha establecido como una terapia afectiva a la hora de trabajar las emociones negativas asociadas a estos procesos, tanto a nivel individual como de pareja.
4. Problemas de pareja
Durante los primeros contactos con los pacientes, es necesario que el profesional valore los niveles de comunicación y las estrategias para la solución de conflictos que poseen las parejas. Asimismo, debe explorar qué tipo de mecanismo de defensa están utilizando cada uno para hacer frente a la situación, y así identificar los aspectos disfuncionales de dichos mecanismos.
Dentro del marco de la terapia se les enseñará a exponer su dolor y sus necesidades, así como a escuchar y atender las preocupaciones de su pareja.
La comunicación dentro de la pareja puede verse afectada durante el tratamiento. Es frecuente que los sentimientos de uno no lleguen al otro, guardándose las emociones con la posible intención de proteger a la pareja. Sin embargo, esta falta de comunicación puede aumentar los sentimientos de angustia y de culpa, y generar una mayor tensión en la relación de pareja.
5. Pacientes que rechazan la intervención psicológica
Debido a los altos niveles de estrés, estas personas pueden negarse a acudir al psicólogo o a aceptar cualquier tipo de ayuda psicológica. Muchos de estos pacientes no reconocen la necesidad de acudir a terapia.
La función del psicólogo en estos casos será la de concienciar a los pacientes sobre los efectos psicológicos que las terapias de reproducción asistida tienen sobre la persona y la relación de pareja.
6. Afrontamiento de los resultados o del final del tratamiento
Para algunos pacientes el fracaso de los tratamientos de infertilidad puede suponer una crisis existencial con fuertes reacciones emocionales. Estos pacientes, sobre todo aquellos con una esterilidad sin causa, llegan a creer que su esterilidad tiene un origen psicológico.
El psicólogo debe ser consciente que la aflicción debida a un tratamiento de esterilidad fallido es difícil de superar. Y debe alentar a los pacientes a buscar el apoyo tanto profesional, como familiar y social.
Una vez que la pareja decide finalizar los tratamientos de reproducción, debe construir una nueva identidad como parejas sin hijos. Y para ello es conveniente reevaluar las bases de su relación. Cabe la posibilidad que ante esta nueva situación ciertas cuestiones que anteriormente no eran tan importantes cobren relevancia llegando a generar nuevas dificultades en la relación.
Como solución habrán de discutir sus prioridades como pareja para el futuro, y recordar las actuales razones para seguir funcionando como pareja sin hijos. Una opción es ver esta nueva situación como una posibilidad de poseer mayor independencia y privacidad como pareja.