La empatía es una cualidad que es necesaria en los profesionales de salud, especialmente los psicólogos, pero ésta se puede convertir en un arma de doble filo.
Esta cualidad se define como la capacidad de una persona de “ponerse en los zapatos” de otra, para entenderla mejor y darle los consejos más apropiados para su situación. Es importante que los psicólogos cuenten con empatía; sin embargo, dado que es un arma de doble filo, el aplicarla en exceso trae repercusiones para el interviniente. En este artículo hablaremos justamente sobre una de estas consecuencias, llamada síndrome de desgaste por empatía, así como sobre sus efectos.
- Artículo relacionado: "Empatía, mucho más que ponerse en el lugar del otro"
¿Qué es el desgaste por empatía?
En los últimos años ha ido aumentando el uso del término burnout para referirse a que una persona ya está “quemada” por tanto trabajo y estrés. Es un agotamiento físico, mental y emocional. Significa que es momento de tomarse un descanso y relajarse. Este síndrome aplica para cualquier persona que tenga trabajo o sea estudiante, puesto que tiene carga de trabajo diaria y está sometido a estrés.
Algo similar sucede en las profesiones de la salud, especialmente con aquellos profesionales que están en contacto constante con pacientes que están o han sufrido experiencias altamente estresantes. Se le conoce como síndrome de desgaste por empatía o fatiga por compasión, término propuesto por el psicólogo Charles Figley dentro de la Psicotraumatología. Es una consecuencia por el residuo emocional de tratar con personas que han o están pasando por situaciones de trauma.
Síntomas
Los síntomas de este síndrome se dividen en 3 grupos.
1. Reexperimentación
Puede surgir una experiencia traumática no resuelta asociada al conflicto del paciente. Aparece la rumiación del pensamiento acerca de un suceso y flashbacks.
- Quizás te interese: "Rumiación: el molesto círculo vicioso del pensamiento"
2. Evitación y embotamiento afectivo
El estrés se puede ir acumulando sesión tras sesión si no se tiene la inteligencia emocional requerida o las situaciones de los pacientes con las que se tiene que lidiar son muy fuertes, esto puede causar saturación emocional, irritabilidad, y frustración. Evitación a ciertos lugares, situaciones o personas que le recuerden al hecho traumático. Puede llevar al aislamiento o descuido de relaciones interpersonales.
En el caso de los psicólogos encargados de proporcionar Primeros Auxilios Psicológicos, es por la alta exposición a factores de riesgo durante su labor.
3. Hiperactivación o hiperarousal
Sentimiento de fatiga, ansiedad, sentimientos de culpa o vergüenza constantes. También se pueden presentar problemas para dormir, dificultad para concentrarse, pánico y exaltación extrema por estímulos pequeños.
Recomendaciones para gestionar esta crisis emocional
El síndrome puede ir apareciendo progresivamente o puede ser súbito, como una bomba que sólo depende de que el tiempo se acabe para estallar. Por lo cual es importante aprender a reconocer los signos y síntomas para poder saber cuándo tomar la decisión de darse un break e implementar pautas de autocuidado. Es sumamente importante, para dar terapia o tratar con pacientes, que los intervinientes tengan buena salud mental.
Algunas recomendaciones para el autocuidado de los intervinientes son:
- Formación psicoeducativa para el desarrollo de resiliencia y herramientas para lidiar con el estrés agregado al cotidiano de estar expuestos a factores de riesgo.
- Tener técnicas de relajación o de meditación.
- Realizar actividades de ocio completamente desconectados del trabajo.
- Saber pedir apoyo en cuanto note sintomatología fuera de lo normal.
- Conocer las situaciones que son detonantes de altos niveles de estrés y que llevan a la vulnerabilidad.
- No sobrecargarse de trabajo ni con casos que saben que no podrán manejar efectivamente.
Como profesionales de la salud es fundamental reconocer y aceptar que también se necesita de vez en cuando apoyo psicológico y un descanso de las actividades diarias. El problema es que muchas veces se lleva una “doble agenda”, sin problema se identifica la sintomatología anormal en cualquier paciente pero no es así cuando se trata de uno mismo. Es por esto que hay que fomentar el autoconocimiento y la implementación de medidas preventivas de autocuidado.