Los sujetos que muestran el síndrome de la vida ocupada tienen la necesidad de estar continuamente haciendo cosas, de ser productivos y de no permitir aburrirse.
En la sociedad actual, no hacer nada o tener tiempo para uno mismo parece no ser bueno, no está bien visto aburrirse y la gente rehúye de esta sensación. Por este motivo vemos sujetos que realizan más de una tarea a la vez o intentan rellenar el tiempo para ser más productivos, ya que de no hacerlo, se sienten mal por "perder el tiempo".
En este artículo conocerás en qué consiste el síndrome de la vida ocupada, qué causas y consecuencias se vinculan con él y cómo hacerle frente para lograr disminuirlo y ganar en calidad de vida.
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¿Qué es el síndrome de la vida ocupada?
Actualmente, llevamos un ritmo de vida frenético en el que se nos exige ser los mejores y se nos enseña a estar siempre atareados para ser productivos y atender todo tipo de responsabilidades laborales, familiares, de autocuidado, etc. El síndrome de la vida ocupada es una afectación observada en un amplio número de personas que sienten la necesidad constante de tener que hacer algo, de no poder parar o descansar, de estar continuamente hiperestimuladas.
Este síndrome no aparece de manera oficial en los manuales diagnósticos de Psicología, pero los resultados obtenidos en estudios recientes han marcado la necesidad de tenerlo presente y trabajar en ello.
Esta necesidad de actividad constante la vemos en los distintos ámbitos que constituyen la vida del individuo, siendo muy frecuente en el contexto laboral. Los sujetos que lo experimentan trabajan en exceso, muestran una tendencia a realizar más de una tarea a la vez, sin tomarse un momento de descanso. Los sujetos con síndrome de la vida ocupada no paran nunca e incluso intentarán hacer más de una actividad a la vez, por ejemplo comer mientras trabajan.
Del mismo modo, también lo observamos en distintas edades, como hemos dicho es un modo de vida que aprendemos, aunque también muestra cierta predisposición genética, siendo habitual que desde bien pequeño se le inculque a tener que estar siempre haciendo algo y que aburrirse no es bueno. Veremos cómo son niños que continuamente están haciendo actividades, estando siempre ocupados.
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Causas y factores que predisponen al síndrome de la vida ocupada
Una causa vinculada al síndrome de la vida ocupada es el tipo de sociedad en la que vivimos; se nos pide constantemente estar haciendo algo y se difunde la idea de que aburrirse o estar sin hacer algo es sinónimo de fracaso. El ritmo acelerado que llevamos, queriendo las cosas al instante, y el hecho de contar con menos horas de las que necesitamos para llegar a todos los objetivos que nos fijamos, no nos deja tener un tiempo de respiro de dedicación a nosotros, o de simplemente no hacer nada.
Por otro lado, este afán por estar continuamente ocupados y ser productivos se interpreta también como un modo de sentirnos mejor con nosotros mismos, de ser funcionales y estar haciendo algo útil. Es una manera de proteger nuestro ego de creer necesaria nuestra actuación y de sentirnos más activos y con mayor vitalidad.
Por ello, algunos sujetos no soportan el aburrimiento y harán cualquier cosa con tal de sentirse continuamente productivos y eficaces.
Asimismo, el mantenernos siempre activos ya sea mental o físicamente mantiene ocupada nuestra mente reduciendo así la posibilidad de pensar en otros aspectos que nos abruman. Si estamos distraídos y centramos nuestra atención en algo externo, en una tarea, eso no nos permite tener tiempo para dedicar a conocernos o a ser conscientes y enfrentarnos a nuestras preocupaciones. Es bueno distraerse para poder desconectar, pero no podemos vivir siempre al margen de lo que sentimos y desvinculados de nosotros mismos.
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Consecuencias y efectos del síndrome
Se ha comprobado que los sujetos hiperestimulados y sobreocupados pueden mostrar problemas en algunas de sus funciones cognitivas, afectando principalmente a la capacidad de memoria. Es normal que observemos algunos fallos en nuestra memoria; no es un mecanismo perfecto, y como tal no podemos pretender que funcione siempre bien. Del mismo modo, con el paso del tiempo la memoria se puede ver disminuida a ausa de un proceso de envejecimiento, observando ligeras afectaciones u olvidos que consideramos normales.
Pero no podemos valorar como normal que estos problemas de memoria se presenten de forma habitual en gente joven. En este caso el problema no se debe a un envejecimiento de nuestro cerebro, sino que se relaciona con la excesiva estimulación constante a la que estamos sometidos.
La realización de multitareas, de tener la atención en distintos focos, dificulta que podamos codificar, procesar y almacenar bien la información que recibimos del exterior, imposibilitando o complicando su recuerdo.
Esta dificultad en la memoria se ha comprobado en distintos estudios, llegando a la conclusión que un exceso de información o el repartir nuestra atención en muchas tareas nos genera más olvidos, no pudiendo recordar información tan básica como qué comimos hoy o de qué iba la película que vimos ayer.
Esta actuación multitarea, de querer hacer más de una cosa a la vez, la vemos con más frecuencia en el ámbito laboral, y contrariamente a nuestro propósito de querer ser más productivos, termina agotándose y generándonos el estado que en psicología se conoce como burnout. El querer realizar más de lo que podemos abarcar puede producir en nosotros una sensación de descontrol en el trabajo y de no llegar a alcanzar todas nuestras metas, ocasionando frustración y malestar.
Además, como ya hemos visto, el no querer afrontar o conocer nuestras preocupaciones, pensamientos o sentimientos, nos lleva a actuar casi como máquinas, perdiendo la parte más humana del sentir. No podemos vivir continuamente alejados de nosotros mismos, ya que tarde o temprano tendremos que hacerle frente y el impacto será mucho peor. Conocerte te ayuda a afrontar la vida y solucionar los distintos problemas que puedan surgir de una manera más funcional y eficaz.
Así pues, este estilo de vida constantemente ocupado es un factor de riesgo tanto para afectaciones en nuestra salud física como mental. Para lograr hacer todas las tareas que se han propuesto y estar siempre ocupados, olvidamos satisfacer las necesidades básicas como dormir un mínimo de 7 horas, comer de forma pausada y llevar una alimentación que nos aporten los nutrientes fundamentales; podemos observar también un aumento del riesgo de consumo de sustancias como puede ser el tabaco.
La personalidad que destaca por presentar las características propias de este síndrome es el patrón de conducta tipo A, planteado por Meyer Friedman y Raymond Roseman, descrito en sujetos que viven por y para el trabajo, muy competitivos, impacientes y hostiles y que muestran una predisposición a desarrollar enfermedades coronarias.
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Cómo disminuir el síndrome de la vida ocupada
Ahora que ya conocemos mejor en qué consiste el síndrome de la vida ocupada pasaremos a plantear cómo hacerle frente para poder disminuirlo. Dado el riesgo que supone y las afectaciones que puede comportar es necesario realizar una intervención para ponerle freno a nuestro exceso de actividad y a nuestra frenética vida.
En rasgos generales, las estrategias o técnicas utilizadas para la mejora de nuestro estado, consistirán en establecernos una rutina sana que nos permita un tiempo de descanso.
1. Permítete no hacer nada
Este es un punto muy importante a cumplir si queremos disminuir este síndrome. Debemos fijarnos un tiempo de descanso de no hacer nada y de simplemente descansar. Este parece un ejercicio muy sencillo, pero para los sujetos con esta afectación puede ser muy difícil, ya que va en contra de lo que ellos creen o están acostumbrados a hacer.
Con no hacer nada nos referimos a no activar nuestra mente, sino todo lo contrario, conseguir que se relaje. Permítete aburrirte, la vida no consiste en ser siempre productivo.
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2. Fíjate una buena rutina de sueño y de alimentación
Los hábitos alimentarios y de sueño de los individuos con este tipo de síndrome no son adecuados, y en muchas ocasiones, simplemente no existen, ya que comen o descansan cuando pueden o simplemente no lo hacen.
Debe haber tiempo para todo, para trabajar, para el descanso y sobre todo para satisfacer nuestras necesidades vitales que nos permiten seguir vivos; si las descuidamos nos estamos perjudicando, porque tarde o temprano nuestro cuerpo dirá basta y dejará de funcionar bien, derivando en una afectación que podríamos haber evitado y obligándonos a parar durante más tiempo.
Tener el propósito de mejorar no sirve, crea un horario y escríbelo para que te sea más fácil seguirlo. Cuando comas no hagas nada más y dedícale un tiempo a esta función, de igual modo procura establecer qué menú tendrás cada día para lograr seguir una dieta equilibrada. En el momento previo a ir a la cama deja de hacer cualquier cosa que esté vinculada con el trabajo, no cojas el móvil ni cualquier otro dispositivo electrónico, simplemente relájate para que tu cuerpo se prepare para dormir.
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3. Practica deporte
Hacer deporte también te ayudará a desconectar del trabajo, de las tareas y dedicarte tiempo a ti. Asimismo también reduce la tensión corporal y el estrés, se vincula con el aumento de endorfinas que tienen la función de disminuir la sensación de dolor. Por otro lado, es un hábito saludable que te permite mantener una buena salud física y disminuir el riesgo a enfermar.
4. Establece límites
Sentirse productivo es bueno y nos hace sentir bien, pero debemos saber hasta dónde podemos llegar y dónde están nuestros límites; no podemos decir que sí a todo, ya que es imposible estar en más de un sitio a la vez o realizar correctamente distintas tareas. Saber decir que no, no es fácil y como tal tenemos que practicar y “forzarnos” a hacerlo, porque será el único modo de aprender.