Existen diversas técnicas psicológicas para el tratamiento de las fobias, aunque se sabe que las más eficaces son las técnicas que exponen al sujeto al estímulo fóbico (técnicas de exposición).
Hoy conoceremos una de ellas, la terapia implosiva, una técnica de exposición masiva planteada por Thomas Stampfl en 1961.
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Técnicas de exposición
Las técnicas de exposición se utilizan para tratar sobre todo miedos y fobias. Consisten en exponer al sujeto al objeto o situación fóbica, para que se habitúe a la ansiedad (que aprenda a tolerarla) que siente al exponerse a ello.
El objetivo es que aprenda que no existe ningún daño y que por lo tanto el estímulo no es peligroso.
Por ejemplo, se trataría de exponer a una persona a la oscuridad y que entienda que no es peligroso, o exponer a una persona con fobia a los perros a uno y que vea que éste no le muerde.
De todas formas, en la mayoría de las fobias, la persona sabe que ese miedo es irracional, y que el estímulo fóbico (o situación) realmente no es peligroso; sin embargo, la persona es incapaz de eliminar la fobia de forma espontánea si no se expone a ella y entiende esa “no asociación”.
Jerarquía de ítems
Vamos a ver el primer paso de las técnicas de exposición.
Para aplicar una técnica de exposición, primero deberá diseñarse una jerarquía de estímulos en función del nivel de ansiedad que producen.
Posteriormente deberá exponerse al paciente primero a los ítems que menos ansiedad le producen, e ir ascendiendo en la escala de ítems (de menos a más ansiedad). La jerarquía la elaborará el paciente junto al terapeuta.
Diferencia con la desensibilización sistemática
A diferencia de las técnicas de desensibilización sistemática (donde el paciente aplica una respuesta incompatible a la ansiedad, como por ejemplo la relajación, ante la exposición al estímulo fóbico), en la exposición la exposición a los estímulos es menos gradual (la jerarquía es más brusca).
Técnicas de exposición masiva
Dentro de las técnicas de exposición, encontramos diversos tipos según la modalidad de exposición (exposición en vivo, simbólica, mediante realidad virtual…).
Por otro lado, la terapia implosiva se encuentra dentro de la modalidad de exposición masiva, donde las sesiones terapéuticas son de 1 o 2 horas al día durante 7 días consecutivos. En este sentido, las técnicas de exposición masiva son técnicas más eficaces que las técnicas de exposición espaciada (por ejemplo con sesiones 1 o 2 días a la semana).
A su vez, encontramos dos tipos de técnicas de exposición masiva: la terapia implosiva y la terapia de inundación.
La terapia implosiva
La terapia implosiva fue creada por Thomas Stampfl en 1961. Su base teórica se basa en el psicoanálisis y la psicología experimental (a diferencia de la inundación, que veremos más adelante, y que se basa únicamente en la psicología experimental).
La exposición a los estímulos aversivos se realiza únicamente mediante imaginación, y la respuesta de escape no está permitida. En la inundación, en cambio, la exposición puede ser en vivo o imaginada, y la respuesta de escape es posible. El contenido de los estímulos es un contenido dinámico.
Por otro lado, la jerarquía de presentación de estímulos es menos gradual que en la inundación, es decir, se pasa más fácilmente de un estímulo poco aversivo a otro más aversivo, el cambio es más brusco.
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La terapia de inundación
Similar a la anterior, pero con las diferencias comentadas, es la terapia de inundación, creada por Baum en 1968. Como hemos visto, aquí las bases teóricas se centran en la psicología experimental, y la exposición a los estímulos puede ser tanto en vivo como en imaginación. Puede darse o no respuesta de escape durante la exposición, y el contenido de los estímulos es realista.
Tanto la terapia implosiva como la terapia de inundación pueden utilizar la presentación jerarquizada de estímulos, pero ésta es menos exigente y graduada que en la desensibilización sistemática (DS), más brusca.
Pautas de exposición
Cuando un sujeto es expuesto a una situación fóbica mediante la terapia implosiva y éste sigue presentando ansiedad en el momento de su aplicación, se deberá seguir manteniendo el estímulo fóbico. En el caso de que la fobia sea excesiva, entonces se permitirá el escape a una situación tranquila (sólo en el caso de la inundación).
En el caso de la implosión, se seguirá con la presentación del estímulo hasta que la ansiedad se reduzca, y en la próxima sesión se empezará por un ítem anterior en la jerarquía, ya que el último no se considerará superado.
Variantes y su nivel de eficacia
Según las características de la técnica de exposición que vayamos a utilizar, aparecen diferencias en cuanto al grado de eficacia. Vamos a verlas:
Exposición en vivo y simbólica
Como hemos visto, en la terapia implosiva los estímulos fóbicos siempre se presentarán en imaginación. Sin embargo, cabe destacar que la máxima eficacia de las técnicas de exposición son las que presentan el estímulo en vivo (de forma real).
Gradiente de exposición
Se sabe que la eficacia máxima se da cuando el gradiente o intensidad de exposición a los estímulos es tan brusca como pueda tolerar el paciente; en este caso, la terapia implosiva sería una buena opción terapéutica para eliminar fobias, sobre todo si se quieren eliminar rápidamente.
De todas formas, una intensidad gradual también será eficaz, aunque si es brusca ofrecerá resultados más rápidos (pero no tiene por qué ser más eficaz; eso dependerá del tipo de paciente).
Intervalo entre sesiones
Al definir las técnicas de exposición masiva, también hemos visto que la terapia implosiva es de aplicación diaria (el intervalo entre las sesiones es corto). Por tanto será más eficaz que si el intervalo entre sesiones es largo (periodicidad de las sesiones semanal, por ejemplo).
Duración de las sesiones
En la terapia implosiva las sesiones duran entre 1 y 2 horas. Se sabe que la eficacia es máxima cuando la duración es tan larga como sea preciso para facilitar la habitación (entre 30 y 120 minutos). Por lo tanto, en este sentido esta técnica será de las más eficaces.
Sin embargo, cabe comentar que aplicar una sobreexposición desde el momento en que el miedo no desaparece, no mejora los resultados.
Referencias bibliográficas:
- Caballo, V. (1991). Manual de Técnicas de Terapia y Modificación de conducta. S. XXI: Madrid
- Labrador, F.J. y cols. (1993). Manual de técnicas de Modificación y Terapia de conducta. Pirámide: Madrid
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