El conjunto de entidades diagnósticas, conocidas como “trastornos neurocognitivos”, aparecen clasificadas en los manuales diagnósticos de trastornos mentales más usados, y se caracterizan principalmente porque las personas que padecen cualquiera de ellos presentan una afección cognitiva.
Esta afección cognitiva está caracterizada por un deterioro en diversos procesos psicológicos básicos como la percepción, la atención, la memoria y en otras habilidades cognitivas. Este declive, cuando es pronunciado, causa malestar y dificultades para llevar a cabo las tareas cotidianas.
A continuación veremos las principales características de los trastornos neurocognitivos, así como los diferentes cuadros clínicos en los que se pueden presentar.
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¿Qué son los trastornos neurocognitivos?
Los trastornos neurocognitivos se componen de un conjunto de condiciones fundamentadas en un déficit pronunciado en diversos procesos cognitivos, que además son de índole neurobiológica. En caso de que fuera un ligero declive en estos procesos cognitivos, podría considerarse que es una consecuencia evolutiva del envejecimiento.
En cambio, si se dieran dificultades para un desarrollo cognitivo normal por trastornos como el delirium o síndrome confusional, la demencia o el síndrome amnésico, podríamos hablar de un trastorno neurocognitivo, el cual suele provocar desazón en la persona que lo padece e interferir en sus actividades de la vida diaria.
Las señales de alerta más comunes que suelen darse son las siguientes:
- Problemas de memoria notables (p. ej., no recuerda el lugar en el que deja las cosas).
- Cambios en el humor y en la manera de comportarse (p. ej., se muestra más enfadado de lo normal).
- Entorpecimiento notable a la hora de realizar las tareas básicas de la vida diaria (p. ej., hacer la compra, cocinar, vestirse, etc.).
- Dificultad para expresarse (p. ej., está contando una historia y de repente bloquea y se le olvida).
Por tanto, si se diagnosticara algún tipo de trastorno neurocognitivo, sería idóneo que los allegados a la persona afectada estuvieran alerta de las señales de alarma y buscaran ayuda profesional de inmediato, con el fin de que un profesional pueda hacer un diagnóstico adecuado y así poder realizar un tratamiento acorde con sus necesidades para retrasar el declive lo máximo posible y, de esta manera, se mantenga lo más independiente que pueda y durante más tiempo.
En el campo de la psicología y la psiquiatría clínicas, con respecto a los trastornos neurocognitivos o las demencias, hay una denominación conocida como “senilidad o vejez patológica”, diferenciada de la vejez normal, conocida como “senescencia”. Aunque, bien es cierto, que estas denominaciones llevadas a la práctica clínica no resultan tan fáciles de distinguir porque no hay unos criterios normativos que puedan ayudar a diferenciarlas.
Esta dificultad para distinguir un trastorno neurocognitivo de una senescencia o vejez normal se debe a que las aptitudes que se encuentran en declive (como la memoria, la atención o el grado de independencia) no son dicotómicas (tenerlas o no), sino que se encuentran desarrolladas a lo largo continuo en el que resulta muy difícil trazar una línea que separe la senilidad de un declive cognitivo normal asociado a la edad.
Por ello, no es fácil diferenciar los casos con leves dificultades cognitivas de otros con unas aptitudes cognitivas funcionando a un rendimiento usual, así como tampoco es fácil distinguirlos de un caso de demencia que está empezando a manifestarse.
Es importante destacar que el deterioro cognitivo y, sobre todo los trastornos neurocognitivos, no son sinónimo de estar envejeciendo debido a que no todas las personas experimentan un declive notable de sus facultades físicas ni tampoco mentales; además, por medio de los últimos avances médicos, se han podido detectar casos en personas más jóvenes, lo que facilita un mejor pronóstico en su tratamiento.
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Tipos de trastornos neurocognitivos
El término más coloquial que se suele emplear para denominar los trastornos neurocognitivos es el de “demencia”, y es definida como “declive de forma progresiva de las distintas aptitudes mentales y funcionales causando alteraciones en el comportamiento y limitando la autonomía de la persona que lo padece”.
A continuación veremos los trastornos neurocognitivos y sus principales características y criterios diagnósticos.
1. Delirium
Es también conocido como “síndrome confusional” y se caracteriza fundamentalmente por un desorden en el estado de conciencia, que afecta a la atención y su sintomatología fluctúa a lo largo del día. Este trastorno suele aparecer de forma brusca y su duración es breve.
Los síntomas prodrómicos o precedentes del delirium son: apatía, inestabilidad en el estado de humor, cambios bruscos en la atención, sensibilidad a la luz y a los ruidos, y dificultades para dormir.
En este síndrome confusional suele haber una alteración cognitiva caracterizada por varios de los siguientes síntomas:
- Desorientación espacio-temporal.
- Dificultad para distinguir la realidad vivida de un sueño.
- Ilusiones o alucinaciones, principalmente visuales.
- Dificultades en el lenguaje.
- Síntomas de ansiedad, depresión, irritabilidad, entre otros.
- Taquicardias y sudoración.
- Agitación, inquietud, etc.
- Problemas de insomnio.
Puede haber estado de hipoactividad, siendo más común en personas de la tercera edad; aunque es más frecuente que en el delirium se den síntomas hiperactivos, como consecuencia de los efectos secundarios de determinadas drogas o algunos medicamentos.
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2. Trastorno neurocognitivo menor (DSM-5)
Los trastornos neurocognitivos son trastornos mentales que tienen un origen orgánico a nivel cerebral (como una pérdida gradual de neuronas) y están desarrollados por diversas causas que veremos más adelante.
Estos trastornos se componen de varios síntomas que se citan a continuación, por lo que influirá notablemente en la vida de la persona que los padece.
A. Un trastorno neurocognitivo se caracteriza principalmente por un declive cognitivo de manera leve con respecto a uno o a los dos siguientes dominios cognitivos:
- Preocupación por un deterioro de sus aptitudes cognitivas (p. ej., nota que pierde su capacidad de memoria).
- Deterioro cognitivo detectado en un test de evaluación neuropsicológica.
B. Además este declive interfiere significativamente en el normal desempeño de la persona de las actividades de la vida diaria, que antes solía realizar sin ninguna dificultad.
C. Este declive no ocurre en el transcurso de un delirium.
D. Este declive cognitivo no está causado por otro trastorno mental como, por ejemplo, la depresión mayor o la esquizofrenia.
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3. Trastorno neurocognitivo mayor (DSM-5) o Demencia (DSM-IV-TR, CIE-10 y CIE-11)
Los síntomas del trastorno neurocognitivo mayor son los mismos que los del trastorno neurocognitivo menor, pero con la diferencia de que en el mayor se presentan con un mayor grado de deterioro cognitivo que interfiere aún más en la independencia de la persona, por lo que necesita mayor ayuda.
- Los síntomas cognitivos más comunes de los trastornos neurocognitivos son:
- Declive de la memoria, siendo normalmente de los primeros síntomas en estos casos.
- Problemas para orientarse en el tiempo y en el lugar en el que está.
- Incapacidad para reconocer a sus familiares.
- Dificultades a la hora de comunicarse y de utilizar las palabras (ej., dificultad para recordar nombres de objetos).
- También dificultad para reconocer objetos que antes eran familiares (ej., una silla)
- Problemas para realizar tareas simples.
- Dificultades para caminar, por lo que pueden sufrir caídas.
- Cambios fluctuantes de humor.
- Problemas a la hora de planificar la ejecución de una tarea.
- Puede sufrir cambios en los rasgos de la personalidad.
Causas del desarrollo del trastorno neurocognitivo mayor o demencia
Los trastornos neurocognitivos tienen diversas causas etiológicas para su posterior desarrollo. A continuación se enumeran de forma clasificada, en función de los factores comunes por los que fueron originados.
1. Enfermedades que son neurodegenerativas (causas más comunes)
En este grupo se encuentran las siguientes: Alzheimer, enfermedad de Parkinson, enfermedad por cuerpos de Lewy, demencia frontotemporal, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad priónica familiar, parálisis supranuclear progresiva, demencia mixta Alzheimer-cuerpos de Lewy, atrofia olivo-ponto-cerebelosa y enfermedad de Huntington. Se trata de patologías en las que hay una destrucción progresiva del tejido nervioso.
2. Enfermedades que no son neurodegenerativas
Dentro de este grupo se encuentra la demencia vascular (multi-infarto, enfermedad de Binswanger).
Causas adquiridas
Entre estas causas están las enfermedades metabólicas (tiroideas, hepáticas, altos niveles de calcio), intoxicación por algunos tipos de medicamentos, alcoholismo, déficits nutricionales (vitamina B12), vasculitis, tumores, hidrocefalia, traumatismo craneal grave y síndrome Wernicke-Korsafoff, producido por alcoholismo crónico junto a un déficit de tiamina (vitamina B1).
3. Causas infecciosas
Las enfermedades que se encuentran dentro de este grupo son la enfermedad priónica esporádica, la neuosífilis, el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y la meningitis.
Como se puede comprobar, hay una gran diversidad de causas de los trastornos neurocognitivos o demencias, que a su vez se pueden clasificar de la siguiente forma:
- Demencias primarias: su causa es desconocida.
- Demencias secundarias: son desarrolladas como consecuencia de otra patología.
La anterior clasificación se puede subdividir entre:
- Demencias reversibles: suelen ser las que han sido causadas por una enfermedad endocrina o metabólica.
- Demencias irreversibles: son las enfermedades neurodegenerativas (p. ej., Alzheimer)
Tratamiento
Dadas las dificultades a la hora de elaborar un diagnóstico, es preciso que para ello se necesite la evaluación de profesionales de diferentes disciplinas, al igual que ocurre a la hora de llevar a cabo un tratamiento adecuado.
La primera revisión suele ser realizada por el médico de cabecera, que realiza una primera exploración y, en caso de detectar síntomas compatibles con una demencia, derivará al paciente para que lo examine el neurólogo o el psiquiatra con el fin de realizar un diagnóstico especializado y, en caso de detectar demencia, estos especialistas comenzarán las sesiones de tratamiento, junto con la ayuda de psicólogos, con el fin de que, se consiga retrasar el declive cognitivo que se está desarrollando; siendo posible que haya variaciones en el proceso de tratamiento según el modelo de intervención que considere más oportuno cada clínica u hospital.
En dicho tratamiento se combinará la prescripción de medicamentos por parte del médico junto con la intervención psicosocial que realizará el psicólogo, cuyo objetivo principal es mantener y, a ser posible, mejorar el desenvolvimiento de manera autónoma del paciente, entrenando las aptitudes del paciente que se encuentren en declive.
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