La filogenia y la cladística son ramas de la biología que tienen como fin explorar las relaciones de parentesco entre las especies y los taxones. Anteriormente, los seres vivos se relacionaban en base a sus caracteres morfológicos, pero a día de hoy, los estudios genéticos han abierto diversos caminos y desafiado las relaciones entre muchos grupos animales.
¿Cómo se explica si no que, por ejemplo, un anfibio que era una sola especie, de repente, se divida en cinco subgrupos poblacionales diferentes? Las relaciones filogéneticas son movibles y están sujetas a cambios, no porque los animales evolucionen muy rápido, sino porque los humanos cada vez tenemos más herramientas para conocerlos.
Esto genera que las divisiones terminológicas cada vez sean más y la población general se confunda. Este es el caso, por ejemplo, de las palabras “homínido” y “hominino”, dos términos estrechamente relacionados que pueden generar un batiburrillo de conceptos en una persona que no se dedica de lleno a la antropología.
¿Cuáles son las principales diferencias entre homininos y homínidos? ¿Tienes claro a qué familia animal pertenecemos los seres humanos? ¿Sabes con qué otros seres vivos compartimos grupo taxonómico? Hoy te damos respuesta a todas estas preguntas.
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Diferencias entre homininos y homínidos: cuestión de términos
En primer lugar, es esencial que dejemos claro que el término homínido hace referencia a una “familia”, una unidad sistemática que se encuentra por encima del género, pero por debajo del orden. Dentro de la agregación familiar, las distintas especies pueden agruparse en subfamilias y en infrafamilias, términos recogidos en el “Código Internacional de Nomenclatura Zoológica”, cuyo fin es estandarizar el caótico número de conceptos que tratan de abarcar a todos los animales de la Tierra.
En cambio, el término hominino hace referencia a una “subtibu”, una categoría taxonómica entre la familia y el género, siendo esta palabra más cercana al último. Al ser los homininos una agregación más específica que los homínidos, no es de extrañar que el primer término esté contenido dentro del segundo. No desesperes, pues a continuación lo explicamos de manera más amable.
Tal y como hemos afirmado, los homininos son una subtribu que se encuentra dentro de la familia de los homínidos y se caracterizan por una postura erguida y la locomoción bípeda. Nosotros, los seres humanos, somos homininos y también homínidos. Complejo, pero a la vez sencillo, ¿verdad?
A continuación, te mostramos algunas diferencias entre estos dos grupos (desde luego relativas, al estar uno contenido dentro del otro).
1. Integrantes
Al ser las agrupaciones dos conceptos diferentes, pertenecerán a ellos una serie de animales variables.
Por ejemplo, al ser los homínidos un término que hace referencia a una familia, podemos encontrar englobadas en ella a muchas más especies que si nos fijamos únicamente en los homininos. Dentro de la familia Hominidae se encuentran los seres humanos y los grandes simios, catalogados en estas subfamilias:
- Subfamilia Ponginae:comprende a los orangutanes, los segundos primates más grandes del reino animal.
- Subfamilia Homininae: contiene al ser humano y sus parientes extintos, a gorilas y chimpancés.
Como podemos ver, este término más general no deja fuera a los orangutanes, un género que comprende a tres especies que según estudios sufrieron una divergencia genética entre ellas hace más de 2.5 millones de años. Estos grandes simios, originarios de Indonesia y Malasia, se caracterizan por sus grandes tamaños (1.50 metros de longitud), sus pelajes finos y densos de coloración rojiza, y sus hábitos arborícolas. Estos primates presentan un 3.1 % de diferencias genéticas de ADN con el resto de homínidos agrupados en subfamilias más cercanas.
Los chimpancés y los gorilas también están dentro de esta gran familia, pues se encuentran bajo el paraguas de la subfamilia Homininae. La tribu Gorillini comprende a los gorilas, enormes primates que suelen trasladarse a cuatro patas que comparten el 98 % del genoma del ser humano. Son altamente inteligentes, corpulentos, de pelaje negro y costumbres que se encuentran sorprendentemente cercanas a las de las personas en muchos casos.
Por último, la tribu Hominini también se encuentra dentro de la familia de los homínidos, y esta comprende al género Pan y al género Homo. El género Pan comprende a las especies Pan paniscus y Pan troglodytes, de toda la vida, los chimpancés. Estudios genéticos muestran que estos simpáticos primates sufrieron una divergencia evolutiva de los gorilas hace 7-8 millones de años, y del género Homo hace tan solo 6 millones de años.
Por ello, no es de extrañar que los chimpancés compartan hasta un 99 % del código genético con nosotros, los seres humanos. Estos pequeños primates, de aspecto claramente humanoide, presentan sociedades jerarquizadas, son capaces de engañar y entienden muchas interacciones humanas. Debido a nuestra cercanía filogenética, es imposible mirar a un chimpancé a los ojos y no sentir cierta parte de nosotros mismos en él.
Volvamos a la terminología tras explorar la extensa familia Hominidae. En contraposición, la subtribu Hominina (sí, la cual forma parte de la subfamilia Homininae y de la tribu Hominini) solo contiene a los seres humanos, la especie Homo sapiens. No hay mucho más que contar de esta categoría, pues para esto se ha ideado, para denominar únicamente a nuestra especie.
Siguiendo una pequeña concatenación de términos, la clasificación del ser humano quedaría tal que así:
Orden Primates - familia Hominidae - subfamilia Homininae - tribu Hominini - subtribu Hominina - género Homo - especie Homo sapiens.
Si algo queremos que quede claro en este batiburrillo terminológico, es que todos los grandes primates son homínidos, pero no todos los homínidos son homininos. Solo nosotros, la especie humana, nos encontramos en esta última categoría.
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2. Bipedismo
Como hemos podido ver, hay una característica clave que produce diferencias entre los homininos y el resto de homínidos: el bipedismo. Está claro que un chimpancé puede erguirse sobre sus dos extremidades anteriores en momentos puntuales, pero una locomoción completamente bípeda y un reajuste esquelético para la misma es un privilegio sólo presente en los seres humanos. En la naturaleza, el bipedismo es arriesgado y costoso por diversos motivos:
- La postura bípeda no es apta para escapar de forma rápida en situaciones de peligro.
- Supone enormes tensiones esqueléticas, sobre todo en la columna vertebral.
- Los cambios a nivel pélvico dificultan el periodo del parto.
- Se tarda más en aprender a caminar de forma bípeda que en una modalidad cuadrúpeda.
Claramente, no todo son desventajas. Aunque el bipedismo no surgiera como una respuesta evolutiva a la inteligencia humana, esta forma de locomoción nos permitió utilizar las extremidades posteriores para el uso y el manejo de herramientas, es decir, el desarrollo cerebral.
3. Morfología
Por muchas similitudes que presentemos los homininos con el resto de homínidos, las diferencias morfológicas también son palpables, pues solo basta con comparar la foto de una persona con la de un gorila. Por ejemplo, el resto de primates presentan pies prensiles, pues el primer dedo de estos es más robusto y queda alineado con los cuatro restantes.
La altura, el peso, la distribución del vello y el desarrollo muscular diverso también son diferencias morfológicas que saltan a la vista entre los homininos y el resto de homínidos. Eso sí, por ejemplo, todos tenemos los cerebros relativamente grandes y un aparato bucal formado por 32 dientes. Allí donde se encuentran diferencias, también se tienden puentes.
Conclusiones
Como hemos podido ver en las líneas previas, el término hominino no es más que una apreciación para diferenciar al ser humano del resto de primates hominoideos, es decir, los orangutanes, gorilas y chimpancés.
A pesar de las diferencias que hemos intentado recalcar en este espacio, está claro que al compararnos con cualquier otra especie animal, tenemos mucho más en común que diferente con todos estos primates. Esto no es una cuestión de azar, pues de alguna manera ha de expresarse el 99 % de parentesco genético que mostramos con los chimpancés.
Si algo sacamos en claro de este buceo en la historia filogenética de los primates superiores, es que somos los únicos homínidos homininos vivientes a día de hoy, pero compartimos la familia Hominidae con otras muchas especies de seres vivos. Las diferencias entre homininos y homínidos, a gran escala y teniendo en cuenta la diversidad del reino animal, son mínimas.
Referencias bibliográficas:
- Smith, B. H., & Tompkins, R. L. (1995). Toward a life history of the Hominidae. Annual Review of Anthropology, 24(1), 257-279.
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- Zoológica, N. (1999). Código Internacional de Nomenclatura Zoológica.