Kintsugi: la psicología de la resiliencia en la cultura japonesa

Te contamos en qué consiste este arte centenario de reparar objetos y convertirlos en arte.

Kintsugi: la psicología de la resiliencia en la cultura japonesa

Si existe una característica que distingue a Oriente de Occidente es la falta de prisa. Al menos, en el Oriente más genuino, no aquel que ya se ha contaminado de la fiebre consumista y productiva del mundo occidental. Así, en la cultura japonesa encontramos una importante filosofía basada en la aceptación y la resiliencia, que, desde hace cinco siglos, los japoneses traducen en uno de sus artes más reconocidos: el Kintsugi.

¿En qué consiste este arte centenario? ¿Qué relación tiene con la percepción oriental de la existencia? En el artículo de hoy te contamos en qué consiste el Kintsugi, el arte de reparar objetos que constituye un ejemplo de la psicología de la resiliencia en la cultura japonesa.

El Kintsugi: el arte de reparar objetos que encandiló a un señor feudal

El Kintsugi es una tradición que se remonta nada menos que al Japón del siglo XV. Cuentan que un shogun (un señor feudal) envió sus dos tazas de té preferidas a China, pues se habían roto y el dignatario confiaba en que sus vecinos podrían recomponer los objetos de forma que no se notara la rotura. Es decir, como si nunca hubiera existido el golpe.

Sin embargo, cuando los emisarios regresaron con las dos tazas, el shogun observó horrorizado que habían unido los trozos burdamente con unas espantosas grapas. No solo se notaba la rotura de sus preciosas tazas, sino que, además, el resultado era un artefacto decididamente antiestético.

El señor feudal no tuvo más remedio que pedir a unos artesanos japoneses que se hicieran cargo de la reparación. Su sorpresa fue grande cuando los artesanos le trajeron, al cabo de unas semanas, las dos tacitas grácilmente engarzadas por una fina laca dorada. El resultado final no escondía las roturas, pero las dotaba de una belleza única que el shogun nunca hubiera imaginado encontrar en dos tazas rotas.

La belleza de las cicatrices

Cuenta la tradición que, desde entonces, los artesanos japoneses se han esmerado en perfeccionar la técnica del Kintsugi. El vocablo quiere decir reparación o carpintería dorada en japonés, y hace referencia a las hermosas vetas de color dorado que permanecen en los objetos rotos tras su restauración.

Este concepto está muy alejado de la idea occidental de reparación. Cuando nosotros, en Occidente, deseamos reparar algo que se ha roto, lo que queremos es que no quede rastro de la rotura. En otras palabras, nada que indique que ese objeto sufrió un accidente y se rompió.

El Kintsugi japonés basa su filosofía en una idea muy diferente: la idea de que los daños causados por las embestidas de la vida no son algo vergonzoso que la persona deba ocultar. Por ello, los objetos restaurados con Kintsugi lucen orgullosos sus cicatrices que, además, han renacido con una belleza única.

El resultado es tan espectacular que muchos objetos aumentan su valor tras pasar por un artesano Kintsugi, y llegan a valer más que antes de su rotura. Una auténtica metáfora de la vida: las heridas también son hermosas, porque hablan de tu resistencia y tu tenacidad. Es más, a través de las cicatrices, te conviertes en una persona nueva, mucho más sabia, mucho más auténtica y, por tanto, mucho más hermosa.

¿Cómo se reparan los objetos rotos con el Kintsugi?

Esta técnica centenaria requiere tiempo y paciencia. En realidad, se trata de otro símbolo de la vida: si quieres correr, si vas con prisas, nada te saldrá bien. Debes mantener la calma y caminar despacio, paso a paso, en busca de tu objetivo, sin importar los obstáculos que encuentres en el camino.

El arte del Kintsugi

Un objeto reparado con la técnica del Kintsugi puede tardar semanas o incluso meses en estar listo. Ello es debido a que la laca que se usa para rellenar las grietas que se forman una vez recompuestos los pedazos necesita mucho tiempo para secarse adecuadamente.

En concreto, se trata de la resina del árbol de la laca, que el artesano mezcla con polvos de oro, plata o platino y, posteriormente, aplica cuidadosamente sobre el objeto con un pincel llamado kebo. El resultado es un objeto absolutamente renovado, devuelto a la vida con una belleza extraordinaria e inaudita.

Lo imperfecto es bello

Vemos así que tras la técnica del Kintsugi se esconde una filosofía de vida que pregona el amor propio incondicional. No importan tus defectos, no importan tus cicatrices: tu valor no disminuye con los golpes que te propina la vida. No, al contrario: sigue intacto, como cuando naciste.

No solo eso; cada golpe, cada cicatriz, es una oportunidad para reinventarte y sacar lo mejor que hay en ti. De la misma forma que el objeto embellece con la reparación a la que lo somete el artesano, la persona puede volverse más bella (moralmente hablando) si acepta sus heridas y no se resigna a la destrucción. Se trata de ver lo imperfecto como algo genuinamente bello, algo a lo que, por descontado, en Occidente no estamos acostumbrados.

La filosofía occidental de la productividad y la búsqueda constante de perfección conlleva un vacío y una soledad que enferma al individuo y a la sociedad. Nos deshacemos rápidamente de lo roto, de lo que ya no sirve; parece que la “utilidad” sea lo único en lo que basamos el valor de algo (incluso de las personas). ¿Cuántos de nosotros se han dedicado a pegar su taza rota, si esta ha caído accidentalmente al suelo? Es mucho más probable que nos dirijamos a la tienda y adquiramos una taza nueva…

Conclusiones

El Kintsugi es una de las técnicas más admiradas y valoradas de Japón. No solo porque da como resultado objetos de gran belleza (a menudo, más codiciados que antes de su rotura) sino también porque es el reflejo de la psicología de la resiliencia japonesa, según la cual, los obstáculos y las heridas que estos nos dejan no son más que posibilidades para encontrar una nueva belleza en nosotros. Y puede que, tal y como sucede con los objetos del Kintsugi, nos gustemos más con nuestras cicatrices.

  • Rebón, M., Kintsugi, la belleza de las cicatrices de la vida, en El País, 10 de diciembre de 2017
  • Santini, C. (2019), Kintsugi: el arte de la resiliencia, Libros Cúpula
  • VV.AA., El arte del Kintsugi, en https://www.elartedelkintsugi.com/

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Sonia Ruz Comas. (2024, octubre 25). Kintsugi: la psicología de la resiliencia en la cultura japonesa. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/cultura/kintsugi-psicologia-de-resiliencia-en-cultura-japonesa

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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