Método histórico: qué es y cómo se aplica en el estudio de la historia

Un resumen del proceso que sigue el historiador para sus investigaciones.

Método histórico

Como cualquier ciencia, el estudio de la historia debe seguir unas fases concretas, que garantizarán un correcto desarrollo de nuestra tesis.

Todas y cada una de las fases del método histórico de investigación son importantes. En este artículo os presentamos cuáles son estas fases de desarrollo, además de algunos consejos útiles para que vuestro trabajo sea lo más profesional posible.

¿Cómo aplicar el método histórico de investigación?

A continuación, encontraréis 7 puntos imprescindibles que corresponden a las distintas fases que debe seguir el proceso de investigación histórica.

1. Concreción de una hipótesis

La primera fase de cualquier investigación científica es el establecimiento de una hipótesis. ¿Qué idea deseamos investigar? Por ejemplo, una hipótesis en materia de historia podría ser: la pervivencia de la cultura clásica en el arte medieval.

A partir de esta hipótesis, se nos plantean una serie de preguntas relacionadas: ¿pervivieron los modos de realización del arte clásico en el mundo medieval? En caso afirmativo, ¿dónde y cómo aparece esta influencia? Y, lo que es más importante: ¿se dio realmente una ruptura entre el mundo clásico y el medieval? ¿Se trata solo de una simple réplica de modelos, o existe una base de conocimiento de la cultura clásica a la hora de realizar estas obras?

Qué es el método histórico

Ya tenemos sentada la hipótesis (¿pervivieron los modos de realización del arte clásico en el mundo medieval?). De esta hipótesis penden ideas secundarias, que son las que hemos ido enumerando y que están relacionadas con esta hipótesis principal. Estas ideas secundarias nos servirán de apoyo a la hora de desarrollar nuestra investigación, ya que se establecerán como coordenadas para delimitar el proceso.

Un punto importante en este primer paso es delimitar al máximo el tema de investigación. Cuanto más concreto sea el tema, más facilidad tendremos a la hora de manejar la información, y también podremos conseguir un mayor grado de profundización en la cuestión. Por tanto, mucho mejor si la hipótesis inicial es: pervivencia de los modos clásicos en la portada medieval del monasterio de Ripoll.

El segundo punto importante para tener en cuenta es el grado de implicación que podemos ofrecer. Es decir; si el objeto de nuestra investigación se encuentra en Estados Unidos, y no tenemos posibilidades económicas ni disponemos de tiempo para viajar hasta allí, será francamente difícil que podamos culminar el trabajo de forma satisfactoria. Por lo tanto, en el proceso de establecimiento de la hipótesis, hay que tener en cuenta no solo nuestros intereses personales o profesionales, sino también las posibilidades reales de llevar a cabo la investigación.

2. Estado de la cuestión: ¿cuál es la bibliografía existente sobre el tema?

Una vez tenemos delimitado el tema que queremos desarrollar, es hora de investigar cuál es la bibliografía existente. Para ello tendremos que hacer un vaciado bibliográfico de todos los autores que han tratado el tema. ¿Qué entendemos por vaciado bibliográfico? Es la realización de una lista de los trabajos existentes y, posteriormente, la lectura y análisis de los mismos. Esto nos dará una idea de cuál es el estado de la cuestión, es decir, en qué punto se encuentran las investigaciones. De esta forma, tenemos un punto de partida para desarrollar nuestra propia tesis.

3. Consulta de las fuentes: fuentes primarias y fuentes secundarias

El tercer paso es dirigirse a las fuentes. Estas pueden ser primarias o secundarias. Vamos a detenernos brevemente en qué es cada una de ellas.

3.1. Fuentes primarias

Son los testimonios directos que nos darán información del hecho estamos investigando. Es decir, fuentes contemporáneas de la época sujeta a investigación. Un ejemplo de fuente primaria relacionada con la tesis que hemos comentado en el punto 1 serían los relieves de la portada del monasterio, así como, en el caso de existir, los contratos de los diferentes artistas que trabajaron en la misma.

Es importante recalcar que no todas las fuentes son escritas; como hemos apuntado antes, una imagen o un resto arqueológico puede también aportarnos información.

3.2. Fuentes secundarias

Son las fuentes que no son contemporáneas a la época que estudiamos; por ejemplo, libros sobre el tema, documentales, estudios arqueológicos, etc. Es esencial para el trabajo de investigación que, siempre que estemos ante una fuente secundaria donde se transcriba un documento coetáneo al objeto de la investigación, deberemos acudir al documento original, es decir, la fuente primaria. Este paso es muy importante porque, en ocasiones, ya sea de forma consciente o inconsciente, el texto en cuestión ha podido ser modificado.

4. Estructuración del trabajo

Un buen desarrollo implica una estructuración previa. Una vez tenemos toda la información recopilada y contrastada, el siguiente paso es guionizarla. Para ello, debemos tener claro cuáles son las ideas importantes y cuáles las secundarias. Es importante también evitar la reiteración de la información, así como perdernos en detalles que nos dispersen del objetivo central de la tesis.

5. Redacción de la tesis

Una vez analizado el estado de la cuestión y las fuentes, y después de haber guionizado el trabajo, es el momento de redactar. En este punto hay que tener en cuenta el lenguaje que se va a utilizar, que dependerá del tipo de trabajo que se esté realizando. No es lo mismo una tesis doctoral que un artículo de divulgación científica, o que otro dirigido al público general. Por supuesto, en este último caso, el lenguaje usado deberá ser claro y conciso y deberemos evitar conceptos demasiado técnicos, aunque siempre tienen que expresar correctamente la idea que deseamos transmitir. De igual forma, la longitud de nuestro trabajo también dependerá del público al que esté dirigido.

En la redacción tenemos que argumentar qué aspectos de nuestra hipótesis han sido confirmados por las fuentes consultadas; y, en caso de que existan aspectos que no coincidan con el planteamiento inicial, tendremos que añadir la nueva idea y citar de igual forma la fuente de la que la hemos extraído.

6. Elaboración de las conclusiones

Una vez redactada nuestra tesis, tendremos que elaborar unas conclusiones que supondrán el resumen de todo el proceso de investigación, así como de los resultados obtenidos. En estas conclusiones debemos incluir, antes que nada, cuál es la principal aportación de nuestra investigación, además de nuestras recomendaciones para futuros trabajos sobre el tema.

7. Bibliografía

Es indispensable en cualquier trabajo de investigación científica incluir la bibliografía consultada, así como citar las fuentes a las que hemos acudido. Si nuestro trabajo contiene citas, tendremos que reseñar la fuente de las mismas.

  • Alonso, M. Guía para la elaboración del trabajo final de grado.
  • Ruiz Berrio, JU. El método histórico en la investigación histórica de la educación.
  • Lara Martínez, M. (2018). Historia del ser humano. De las ciudades -estado a la aldea global. Madrid: CEF
  • Eco, U. (2014). Cómo se hace una tesis. Barcelona: Gedisa.

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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