El Homo sapiens, es decir, el ser humano moderno, es una de las pocas especies del mundo que usa exclusivamente el bipedismo para desplazarse. Es verdad que algunos parientes cercanos, como el orangután, son bípedos “intermitentes”, pero su estructura ósea y muscular no les permite caminar largas distancias de esta forma. En este sentido, el bipedismo humano es único entre los primates.
Se han barajado multitud de causas para explicar esta extraordinaria mutación, entre las que se cuentan la desaparición de los bosques y el predominio de la sabana (que implicaba, por tanto, la necesidad de ver a más distancia), la liberación de las manos para la fabricación de herramientas y el ahorro energético que supone caminar erguido. De todas ellas existen partidarios y detractores, y cada año surgen nuevos descubrimientos que arrojan luz al asunto o, por el contrario, lo oscurecen todavía más.
En el artículo de hoy proponemos un acercamiento a las posibles causas del bipedismo de nuestra especie.
Posibles causas del bipedismo humano
A continuación, barajamos una serie de posibles causas que permitirían explicar por qué nuestros ancestros sufrieron semejante mutación genética. Sin embargo, antes de abordar las diversas explicaciones, hagamos un esbozo de cuándo y dónde apareció el bipedismo humano.
¿Los primeros en andar erguidos?
Tradicionalmente, los expertos han establecido la aparición del bipedismo humano hace unos 4 millones de años, en función de los restos óseos encontrados. Sin embargo, a la luz de nuevos descubrimientos, puede que nuestra locomoción actual apareciera mucho antes.
En un estudio realizado en Chad y publicado en la revista Nature en 2022 (ver bibliografía) se amplía la horquilla de años hasta nada menos que 7 millones. En concreto, en 2001 se encontraron en este país africano los restos del Sahelanthropus tchadensis. El equipo de investigación, formado por el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), la Universidad de Poitiers, la Universidad de Yamena y el Centro Nacional de Investigación para el Desarrollo, de Chad, examinó 3 de los huesos hallados, para concluir que el individuo en cuestión presentaba capacidad de locomoción combinada; es decir, era capaz de caminar erguido y de trepar por los árboles.
Este estudio, entre otros muchos, establecen la posibilidad de que nuestros antepasados combinaran durante muchos millones de años ambas locomociones. En realidad, los chimpancés actuales son también capaces de ponerse erguidos, pero también de subirse a las copas de los árboles y trasladarse por sus ramas, por lo que podemos pensar que los ancestros del Homo sapiens también lo harían así. En otras palabras: en principio, el bipedismo no habría sido una locomoción exclusiva.
En 2007, Aaron G. Filler, experto en biología espinal, determinó que los restos del Morotopithecus bishopi hallado en Uganda en la década de 1960 presentaba signos de haber enderezado la columna vertebral. Se trataba de un descubrimiento sonado, puesto que la especie Morotopithecus data nada menos que de hace más de 20 millones de años…
La investigación de Filler abre, pues, una cuestión tan espinosa como interesante: ¿fueron en realidad el ser humano y sus ancestros más directos los primeros en caminar erguidos? ¿O existieron otras especies anteriores y directamente relacionadas que también consiguieron ponerse de pie y caminar? Es más, si lo que antes definía al ser humano era su bipedismo (puesto que lo diferenciaba de sus parientes), a la vista de los nuevos resultados, ¿qué es lo que hace que una especie sea humana…?
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¿Por qué el ser humano es bípedo?
Estas preguntas, como tantas otras, siguen siendo en realidad una incógnita. También lo son las causas por las que estos antepasados empezaron a caminar erguidos. Hemos comentado que se han barajado múltiples explicaciones, que detallamos a continuación:
Aparición de la sabana
Una de las explicaciones tradicionales para la aparición del bipedismo es el retroceso de los bosques y la aparición de amplias zonas sin árboles (lo que denominamos, de hecho, sabana). En un contexto así, un animal que camine a cuatro patas o se apoye en los nudillos de las manos tiene menores posibilidades de supervivencia, puesto que la ampliación del horizonte hace necesaria una mayor altura para ver a la presa o al enemigo a mayor distancia.
Esta parece una causa plausible, pero recordemos que las recientes investigaciones han confirmado que algunos de nuestros ancestros ya se ponían de pie en los árboles, es decir, mucho antes del cambio de clima y de paisaje. Por tanto, existen muchos científicos que hoy en día descartan esta idea.
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Liberación de las manos
Otra de las grandes explicaciones para el bipedismo humano es que, al caminar erguidos, las extremidades delanteras quedan libres, lo que permite la confección de herramientas. Además, esta fabricación de utensilios estimula el cerebro, lo que explicaría no solo el bipedismo, sino también la evolución del cerebro humano. Sin embargo, también esta teoría tiene sus detractores. En 2015, la revista Nature publicó un estudio en el que se afirmaba que la aparición del bipedismo y la aparición de las primeras herramientas de piedra estaban separadas nada menos que por 3 millones de años, por lo que es difícil ver en ello una causa-consecuencia.
Ahorro energético
Un estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) y realizado por diversas universidades estadounidenses, apunta a que el bipedismo pudo originarse para obtener un considerable ahorro energético. Para probarlo, los científicos colocaron a varios humanos y diversos chimpancés en máquinas de caminar del tipo que hay en los gimnasios. Se comprobó que los humanos gastaban solo el 25% de la energía que sus parientes necesitaban para realizar el mismo ejercicio.
El experimento parece probar que, efectivamente, el bipedismo comporta un menor consumo energético, lo que hace millones de años era la diferencia entre vivir o morir. En una entrevista de 2007 para BBC Mundo Ciencia, Salvador Moyá-Solá, director del Instituto Catalán de Paleontología, se mostraba de acuerdo con esta hipótesis, puesto que consideraba que todas las adaptaciones que impliquen un ahorro de energía están vinculadas a una mayor supervivencia.
Pero, de nuevo, existen críticas al respecto. Algunos científicos consideran que, de ser tan ventajoso el bipedismo, existirían muchas otras especies animales que habrían evolucionado hacia él. Y, aunque el ser humano no es el único (otras especies, especialmente de aves, también caminan a dos patas) si realmente el ahorro energético fuera la causa principal del andar de pie, probablemente habría muchos más animales bípedos.
Conclusiones
Así pues, la cuestión sigue siendo un tanto oscura. ¿Por qué evolucionó el ser humano para caminar erguido? ¿Cuál fue la causa principal? ¿Por qué, si consideramos que fue una adaptación a la sabana, algunos ancestros que vivían en los árboles ya podían ponerse de pie? ¿Fue realmente un ahorro energético? ¿O más bien tuvo relación con la creación de herramientas y, por tanto, con la evolución del cerebro?
El asunto sigue cuestionándose. A medida que van apareciendo nuevos resultados y se hacen descubrimientos, se van aclarando estas preguntas… o, más bien, aparecen otras nuevas.
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