Laura se encontraba con una amiga -las dos madres primerizas con sus bebés- en el parque. En un momento vio que el bebé de su amiga le hacía un gesto curioso, como tirándole un beso pero desde la barbilla. Cuando le preguntó a su amiga, la respuesta le sorprendió. El niño le estaba diciendo “gracias” en baby sign. Se trata de una técnica de comunicación con bebés cuya traducción al español es “señas para bebés” y que pretende mejorar el desarrollo del lenguaje en bebés. Se basa en enseñar a los pequeños gestos sencillos del día a día que los bebés aprenden a reproducir con sus manos entre los seis y los diez meses aproximadamente y que tiene su origen en la lengua de signos para sordos.
Así, Laura se puso a investigar y comenzó a practicarla con su pequeña de seis meses. “Empecé con el signo de ‘leche’ porque me preocupaba el tema de las tomas y que se quedara con hambre. Luego introduje el de ‘más’ y luego ‘agua’, ‘mamá’, ‘papá’, ‘gracias’ y ‘plátano’. Antes del año ya signaba todas esas palabras”, relata.
Los resultados fueron muy gratificantes para Laura. “Para mí fue súper útil para entenderla y mitigar su nerviosismo cuando se ponía a llorar y no entendía lo que le pasaba”, cuenta. “Empezamos a entenderla mucho antes de que pudiera hablar y eso me parece maravilloso”.
Y ¿cómo funciona esta técnica? Consiste en enseñar al bebé gestos simples que corresponden a palabras o conceptos comunes y habituales. Mientras el adulto hace el gesto, pronuncia la palabra correspondiente. Con la repetición, el bebé comienza a asociar el gesto con la palabra y aprende a utilizarlo para comunicarse. «Es una pasada», resume Laura.
Marta Serra, bioquímica de profesión, también conoció el baby sign por una amiga y le fascinó tanto que se puso a estudiarlo en una academia estadounidense y fundó The Baby Sign Academy, donde imparte cursos a familias y escuelas. “El Baby Sign Language nace de la observación de algo muy natural en los bebés: su capacidad innata para comunicarse a través de gestos mucho antes de poder hablar. Desde levantar los brazos para pedir que los cojan hasta señalar objetos que les llaman la atención, los bebés ya tienen un lenguaje no verbal que utilizan de forma espontánea”, explica Serra.
Así, el baby sign es una herramienta valiosa tanto para bebés como para niños pequeños, apoyando el desarrollo comunicativo en una etapa crucial del neurodesarrollo, “cuando las ganas de interactuar y compartir son enormes pero los recursos verbales aún se están construyendo”, apunta esta experta a Psicología y Mente.
Beneficios para bebés y cuidadores
Serra explica que el baby sign ofrece beneficios globales que impactan en varias áreas del desarrollo infantil, “pero si tuviera que destacar uno fundamental, sería el refuerzo del vínculo afectivo entre el bebé y sus cuidadores”. La comunicación temprana a través de los signos permite que los pequeños se sientan escuchados, comprendidos e incluidos desde sus primeros meses de vida, lo que fortalece enormemente la relación y el apego seguro. “No se trata solo de entender lo que quiere, sino de construir un canal de comunicación bidireccional”, afirma.
Los expertos señalan que también reduce la frustración y los llantos, hecho que mejora el bienestar familiar. Ayuda a la gestión emocional puesto que hay signos para expresar tristeza, enfado o felicidad y a la vez estimula la motricidad fina puesto que los signos implican movimientos precisos de las manos y los dedos. También supone, aseguran, una ayuda a las familias bilingües porque los signos funcionan como un puente entre idiomas y permite a los pequeños identificar palabras que, aunque suenen distinto, como leche o milk (en inglés), significan lo mismo.
Qué dice la ciencia
Lejos de algunos mitos que apuntan a que los signos podrían retrasar el inicio del habla, investigadores de Estados Unidos como Joseph Garcia, Linda Acredolo y Susan Goodwyn (2000) demostraron que los niños que usaban signos tenían un vocabulario más amplio y una puntuación superior en pruebas de desarrollo cognitivo a los dos y tres años, e incluso un mayor cociente intelectual verbal a los ocho años. Otros estudios subrayan que no retrasa la adquisición del habla. Al contrario, actúa como un puente que facilita el desarrollo del lenguaje verbal, reforzando la asociación entre palabras y conceptos.
Sin embargo, tambien hay otras voces más prudentes, como la de Elizabeth Kirk, profesora de Psicología del Desarrollo en la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido). Tras hacer estudios empíricos durante años, Kirk explica a Psicología y Mente que llegó a la conclusión de que “si bien los bebés aprendieron y usaron las señas (a menudo antes de poder hablar), esto no tuvo un impacto significativo en su desarrollo lingüístico. Los bebés que usaron señas no empezaron a hablar antes, ni su desarrollo lingüístico fue más rápido que el de los bebés del grupo control”.
Como conclusión, Kirk señala que esto no significa que el lenguaje de señas para bebés no pueda ser divertido. Muchos padres y sus hijos disfrutan mucho aprendiendo y usándolo juntos. “Pero debemos alejarnos de la ficción y ceñirnos a los hechos: no hay evidencia que respalde la afirmación de que el lenguaje de señas para bebés acelere el desarrollo infantil”, concluye.
Consejos para empezar
En cualquier caso, desde que irrumpió en Estados Unidos en la década de 1990 miles de padres y madres afirman observar enormes beneficios. Así que si estamos decididos a implementar el baby sign, he aquí algunos consejos de Marta Serra, fundadora de The Baby Sign Academy:
- El primer consejo es escoger con qué signos queremos empezar. Una buena forma de decidirlo es fijarse en aquellos que sean útiles en el día a día del bebé, como "leche", "dormir" o "más" y también observar sus intereses (en caso que ya los tenga) como por ejemplo "pelota", "plátano" o "perro".
- La clave está en ser constantes, acompañando siempre la palabra hablada con el signo, en el contexto adecuado. Por ejemplo, al ofrecer el pecho o el biberón, hacer el signo de "leche".
- Es importante entender que el bebé necesita tiempo para asimilar los signos y, a pesar de que veremos que los entienden, algunos pueden empezar a devolverlos a partir de los 9-12 meses y otros un poco más tarde. Pero siempre y cuando se enseñe bien, todos los bebés devuelven signos.
- Otro consejo es incorporar los signos en situaciones cotidianas, sin que se convierta en una tarea o presión. El aprendizaje debe darse de una forma divertida y no complicada y es fundamental la repetición y la paciencia, como explica Serra en sus cursos y su libro “¡Por fin mamá me entiende!”.