El Estigma en la Adicción: así funciona

Así es como el estigma ante las adicciones impacta en la sociedad y se reproduce en ella.

El Estigma en la Adicción: así funciona

El concepto estigma ha sido definido de diversas formas a lo largo de la historia. Goffman lo definió como “un atributo profundamente desacreditador” que se le asigna a una persona o colectivo por una característica que lo diferencia de lo que socialmente es considerado normal; por que el estigma vuelve diferente de los demás al que lo posee.

Este término está relacionado con el concepto de prejuicio, como el acto de enjuiciar negativamente las características de otra persona; lo que conlleva la diferenciación y en ocasiones jerarquización, estableciéndose a uno mismo como mejor o superior por no poseer las características desacreditadas.

Este proceso es un fenómeno universal y característico del ser humano; se trata de una construcción cultural de las sociedades y de una elaboración que se basa en creencias y prejuicios sobre los grupos que en esta conviven, pese a causar en ellos un daño y afectar su dignidad y sus derechos.

El origen del estigma ante las adicciones

El estigma es el resultado de un proceso en que se involucran cinco componentes interrelacionados entre sí:

  • Se etiqueta a ciertas personas por ser consideradas diferentes.
  • Las personas etiquetadas son estereotipadas según características indeseables.
  • Se separa a estas personas del resto.
  • Las personas estigmatizadas pierden su condición de sujeto y aparece el rechazo, la discriminación, la devaluación y la exclusión.
  • Por último, se involucra el ejercicio del poder.

El estigma en la persona adicta

Pese a que el trastorno por consumo de sustancias es tratado como una enfermedad desde años atrás, continúa existiendo un gran estigma hacia las personas que lo sufren y estos son calificados habitualmente como pasotas, delincuentes o viciosos, existiendo la creencia de que son personas peligrosas y con las que relacionarse puede conllevar un riesgo y vinculándolos con el narcotráfico o con la prostitución. Además, es habitual que se etiquete al adicto como responsable de su problema y se le asocie con una falta de voluntad.

Debido a este estigma el adicto se convierte en una persona desposeída, cuya definición social se establece por comparación con los no consumidores, lo que fija su posición en alguien que es diferente e inferior y su vida se ve señalada y cargada de atributos negativos. Sin embargo, de forma paradójica, se puede observar como el consumo de ciertas sustancias es aplaudido, publicitado y normalizado, mientras que sus consecuencias son rechazadas.

El auto-estigma de la persona adicta

El estigma proyectado por la sociedad sobre las personas que sufren una adicción es en muchas ocasiones interiorizado y asimilado por las mismas, surgiendo el auto-estigma.

El auto-estigma es un proceso cognitivo y emocional que sufre la persona estigmatizada, cuya creación sigue cuatro fases:

  • El adicto es consciente de los estereotipos negativos que se le asocian.
  • Justifica este estereotipo, busca en sí mismo las características que lo definen y las acepta como propias.
  • Actúa como la sociedad espera que lo haga, ya que ha interiorizado que esas actitudes o comportamientos son los suyos.
  • Sufre problemas de baja autoestima.

Por lo tanto, cuando el adicto interioriza la creencia social actúa en consecuencia alejándose de la vida en sociedad, lo que le conduce a situaciones de marginalidad, al deterioro de sus lazos afectivos, aislamiento etc. Este fenómeno es conocido como la Profecía Autocumplida o Efecto Pigmalión, que consiste en que la persona actúa como la opinión pública espera que lo haga, lo que aumenta el sentimiento de vergüenza, incita el consumo y retrasa la búsqueda de ayuda.

El estigma de los familiares

Los familiares de las personas adictas también se convierten en víctimas del estigma y aquellas que deciden apoyar a su familiar sufren una gran falta de comprensión y de empatía y debido al desconocimiento social pueden ser calificados de forma despectiva; lo que puede llegar a provocarles fuertes sentimientos de culpa, fracaso, ira o vergüenza.

Por lo tanto, es algo común que decidan mantenerlo en secreto, lo que los lleva a minimizar su contacto con los demás y a vivir situaciones de aislamiento.

Consecuencias del estigma

El estigma afecta de manera transversal en la vida de las personas que lo sufren, provoca un impacto en su salud física y mental, en su capacidad para encontrar y mantener un trabajo o una vivienda, en sus relaciones sociales y en el autoconcepto.

A nivel psicológico la persona adicta sufre un sentimiento de culpabilidad y vergüenza, un reproche hacia sí mismos que daña su autoestima y su eficacia, así como síntomas de ansiedad y depresión.

Es habitual que los adictos perciban los centros sanitarios como “territorio hostil” y que traten de evitar que los profesionales sanitarios sean conocedores de su situación real o que directamente eviten acudir a ellos, lo que puede llevar a situaciones de gravedad en cuanto a su salud general, así como un retraso en la detección y el comienzo del tratamiento de la adicción.

Instituto Europeo Alfi

Instituto Europeo Alfi

Centro De Desintoxicación Y Adicciones

Profesional verificado
Madrid
Terapia online

Otro de los grandes problemas asociados a la estigmatización del adicto es que afecta en la búsqueda de tratamiento, retrasándola y convirtiéndose en una barrera para acceder y permanecer en él por una baja adhesión que conduce al abandono. Además, el estigma aumenta la posibilidad de llevar a cabo conductas de riesgo.

  • Arribas, J. R. (2001). Proceso de construcción de un estigma: La exclusión social de la drogadicción. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, 4(2), 233-243.
  • Hammarlund, R., Crapanzano, K. A., Luce, L., Mulligan, L., & Ward, K. M. (2018). Review of the effects of self-stigma and perceived social stigma on the treatment-seeking decisions of individuals with drug-and alcohol-use disorders. Substance abuse and rehabilitation, 115-136.
  • Maldonado, A. M., & Cruz, P. D. B. (2014). El “yo” deteriorado: estigma y adicción en la sociedad del consumo. Espacios públicos, 17(39), 137-157. Matthews, S. (2019). Self-stigma and addiction. In The stigma of addiction: An essential guide (pp. 5-32). Cham: Springer International Publishing.
  • McCann, T. V., & Lubman, D. I. (2018). Stigma experience of families supporting an adult member with substance misuse. International Journal of Mental Health Nursing, 27(2), 693-701.
  • Mollá, M. P., & Pastor, F. P. (2017). El estigma en la persona adicta. adicciones, 29(4), 223-226.
  • Pellicer, M. C. L., & Boronat, M. L. (2010). ¿ Existe el estigma en los drogodependientes?: proceso de construcción de un estigma. Revista de Análisis transaccional y psicología humanista, (62), 115-133.
  • Schomerus, G., Corrigan, P. W., Klauer, T., Kuwert, P., Freyberger, H. J., & Lucht, M. (2011). Self-stigma in alcohol dependence: consequences for drinking-refusal self-efficacy. Drug and alcohol dependence, 114(1), 12-17.
  • Souza, M., & Moreno, L. C. (2008). Acerca del estigma de la enfermedad mental y las adicciones. Revista Mexicana de Neurociencia, 9(4), 290-297.
  • Volkow, N. D. (2020). Stigma and the toll of addiction. New England Journal of Medicine, 382(14), 1289-1290.

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese