Sea porque en alguna ocasión nos la han administrado, por cultura general o porque lo hayamos leído o visto en en alguna ocasión, la mayor parte de la población sabe qué es la morfina. Esta sustancia derivada de los opiáceos produce una anestesia profunda a la vez que suele generar sensaciones placenteras. Sin embargo, la mayoría de las personas suele tener una idea vaga y general de sus efectos.
En este artículo se van a presentar los efectos de la morfina, tanto a corto como a largo plazo.
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La morfina como sustancia psicoactiva
La morfina es una sustancia psicoactiva derivada de la planta del opio o adormidera. Esta droga es como el resto de los derivados del opio un potente agente depresor del sistema nervioso, formando parte del grupo de sustancias psicolépticas.
De este modo, la morfina tiene efectos que principalmente se asocian a la disminución de la actividad cerebral y que provocan un poderoso efecto relajante, analgésico y narcótico. De hecho su propio nombre evoca estos efectos, pues proviene de la figura griega de Morfeo.
Además, al margen de este efecto narcótico también provoca sensaciones placenteras, como la sensación de estar flotando y una cierta euforia.
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Su utilización
El uso de la morfina es muy extendido a nivel médico como anestésico y analgésico a la hora de combatir los dolores propios de algunas cirugías o de enfermedades como el cáncer.
También se ha utilizado en ocasiones para tratar la adicción y el síndrome de abstinencia a la heroína, droga derivada de la morfina. Sin embargo, se corre el riesgo de adquirir dependencia y adicción a esta sustancia, por lo que su uso debe estar muy regulado.
Por otro lado, en algunos casos se ha llegado a utilizar de manera recreativa. El consumo suele ser a través de vía intravenosa, aunque existen presentaciones en forma de tabletas ingeribles.
Hay que tener en cuenta que su consumo puede generar poderosos efectos secundarios que pueden incluso poner en riesgo la vida de los sujetos si no se controla adecuadamente la dosis.
Mecanismo de acción
La morfina, al igual que la mayoría de derivados del opio, presenta su acción en el organismo debido a su interacción con los receptores de opioides endógenos presentes en nuestro organismo, de los cuales es agonista.
Del mismo modo provoca un efecto en la síntesis y transmisión de noradrenalina, produciendo una menor transmisión de esta sustancia.
Efectos de la morfina a corto plazo
Los efectos a corto plazo de la morfina son muchos y variados, siendo por lo general el motivo por el que son aplicados tanto a nivel médico como en otras situaciones. Sin embargo, también pueden generarse efectos secundarios o nocivos si la dosis resulta excesiva. Algunos de ellos son los siguientes.
1. Analgesia
La morfina es uno de los analgésicos más potentes que se conocen, provocando la ausencia de percepción de dolor en la mayor parte de los casos. El dolor que producen cánceres, traumatismos, infartos o cirugías puede ser tratado médicamente con morfina o algún derivado de ésta.
2. Sedación
Otro de los principales efectos de la morfina es la sedación, que puede ir desde una leve relajación a una somnolencia excesiva y prolongada. De hecho, tal es su potencia en este sentido que la administración excesiva podría causar el coma del paciente.
3. Euforia inicial
Los derivados del opio como la morfina genera inicialmente un elevado nivel de euforia para posteriormente pasar a provocar sensaciones de relajación y somnolencia.
4. Alteraciones gastrointestinales y del tubo digestivo
No resulta extraño que las personas que consumen morfina presenten malestar gastrointestinal, así como estreñimiento, boca seca, náuseas y vómitos.
5. Efectos en los músculos: sensación de pesadez, calor o rigidez
Es habitual que uno de los efectos de la morfina sea la sensación de pesadez en los músculos de las extremidades. Sin embargo cuando las dosis son elevadas, la morfina puede provocar una elevada rigidez en los músculos abdominales y torácicos, así como en otros grupos musculares.
6. Efectos en el sistema respiratorio
Como hemos dicho, la morfina provoca una depresión del sistema nervioso la cual cosa genera la analgesia y la sedación anteriormente descritas. Uno de los núcleos que reduce su actividad es el vinculado a la respiración, la cual se vuelve más lenta y superficial.
También puede causar una depresión de la función cardiorrespiratoria que puede llevar a la muerte del consumidor si no se controla la dosis empleada.
7. Reduce la presión arterial
Otro de los efectos de la morfina se produce a nivel de presión arterial, la cual reduce mediante la reducción de la actuación del sistema nervioso autónomo. También puede producir bradicardia o arritmias.
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8. Miosis pupilar
Al igual que ocurre con la heroína, la morfina suele causar alteraciones como la miosis o contracción de las pupilas.
9. Alucinaciones
En ocasiones el consumo de morfina produce la percepción de elementos que no encuentran correlato en el mundo real.
Sin embargo, fuera de contextos hospitalarios en los que se esté controlando la dosis este efecto suele indicar la presencia de una intoxicación grave.
10. Convulsiones
En ocasiones, y especialmente en caso de sobredosis, pueden generarse reacciones en forme de agitación, temblor e incluso convulsiones descontroladas.
Efectos a largo plazo
Generalmente el uso de la morfina se da en contextos específicos y controlados en los que no se emplean una gran cantidad de dosis, o bien se emplea como elemento paliativo en pacientes terminales. En estos casos no suelen considerarse la existencia de efectos graves a largo plazo.
Sin embargo, en ocasiones el consumo de morfina ha de prolongarse por algún tiempo, o bien el usuario la emplea de manera frecuente independientemente de las indicaciones profesionales. En estos casos además de los posibles efectos a corto plazo deben agregarse los que tienen el consumo acumulado a lo largo del tiempo, siendo el principal riesgo la adquisición de tolerancia y dependencia a la sustancia. En este aspecto podemos considerar los siguientes efectos.
1. Dependencia
Uno de los posibles efectos de la morfina a largo plazo si se presenta un consumo más o menos frecuente, al igual que ocurre con el resto de opiáceos, es la adquisición de dependencia hacia ella. La morfina es una sustancia con un potencial adictivo elevado, al igual que la heroína, que puede provocar graves consecuencias tanto mentales como conductuales.
2. Efectos cognitivos y del control de los impulsos
Uno de los efectos de la morfina a largo plazo en aquellos casos en que se hace un uso prolongado y continuado y se produce dependencia es la de provocar alteraciones como la disminución de la capacidad de juicio, disforia y disminución del control de los impulsos.
3. Estreñimiento severo
Uno de los efectos de la morfina es la presencia de molestias intestinales y dificultades en la excreción. A largo plazo, puede producirse un estreñimiento severo para el consumidor habitual.
4. Problemas sociales y conductas de riesgo
La dependencia y la abstinencia de esta sustancia o otros tipos de opiaceos puede generar comportamientos impulsivos y antisociales, que pueden llegar desde la desconexión y pérdida de relaciones hasta la comisión de robos o incluso delitos de sangre con el fin de obtener recursos para conseguir una dosis.
También pueden realizarse conductas de riesgo como el uso compartido de jeringuillas entre personas dependientes, cosa que puede provocar el contagio de enfermedades como el VIH y la hepatitis.
5. Síndrome de abstinencia
El cese de consumo en consumidores dependientes, si se realiza de forma brusca, puede generar graves efectos sobre la salud. A nivel fisiológico suele producir disforia o malestar emocional, ansiedad, craving o deseo de consumo, vómitos y diarrea, dolores, midriasis o dilatación pupilar, insomnio, fiebre e incluso convulsiones.
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Alteraciones en embarazadas y lactantes
La morfina puede ser transmitida a través de la sangre o de la leche materna, de manera que no debe emplearse en embarazadas o lactantes. Puede generar dependencia en la prole, con lo que además de los posibles efectos a corto plazo puede tener repercusiones serias para el desarrollo del bebé.
Referencias bibliográficas:
- Santos, J.L. ; García, L.I. ; Calderón, M.A. ; Sanz, L.J.; de los Ríos, P.; Izquierdo, S.; Román, P.; Hernangómez, L.; Navas, E.; Ladrón, A y Álvarez-Cienfuegos, L. (2012). Psicología Clínica. Manual CEDE de Preparación PIR, 02. CEDE. Madrid.