Los trastornos del estado del ánimo y la ansiedad son dos de los problemas mentales más frecuentes en la población occidental a día de hoy. Afortunadamente existe una amplia variedad de métodos que permiten a quienes las sufren reducir o incluso hacer llegar a desaparecer los síntomas de estos. Sin embargo, en muchos aspectos estas soluciones no son del todo satisfactorias.
A menudo se requiere del uso de psicofármacos, que permiten controlar la sintomatología mientras se realiza la terapia psicológica. Sin embargo en algunos casos los medicamentos que se prescriben para combatir estos síntomas no resultan suficientemente efectivos o tardan mucho tiempo en empezar a hacer efecto, de manera que incluso en la actualidad se siguen investigando los efectos de nuevas sustancias o posibles aplicaciones de elementos no utilizados hasta el momento de manera terapéutica.
Esto es lo que le ocurrió a un psiquiatra retirado, aquejado de trastorno bipolar con una elevada proporción de episodios depresivos, que ante la infectividad de los métodos convencionales decidió intentar tratar su depresión fumando DMT cada día.
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¿Qué es el DMT?
La dimetiltriptamina o DMT es una sustancia de tipo psicodisléptico que genera alteraciones en la percepción en forma de alucinaciones. Dichas alucinaciones son generalmente de carácter breve y a menudo de contenido místico y existencial. Es considerado uno de los alucinógenos más poderosos, y suele consumirse por vía oral o fumada, teniendo efectos prácticamente inmediatos.
Esta sustancia forma parte de la conocida ayahuasca, brebaje que en algunas tribus indígenas de América emplean de manera ritual para experimentar diferentes visiones "místicas". Se trata de una droga ilegal y que tiene potencial para provocar episodios psicóticos, confusión y ansiedad. En la actualidad, el consumo del DMT aparece vinculado al de antidepresivos de tipo IMAO, que permiten que se potencien y alarguen sus efectos (ya que de forma natural es metabolizado rápidamente).
El DMT puede encontrarse en diversas plantas, si bien en pequeñas cantidades también aparece en algunas regiones de nuestro cerebro. A veces llamada molécula mística o de Dios, popularmente se ha vinculado a la vivencia de fenómenos y sensaciones extracorpóreas en experiencias cercanas a la muerte. En ocasiones se ha especulado que también se produce durante el sueño.
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Los posibles efectos antidepresivos de esta droga
Aunque no se considera que produzca sentimientos de euforia como otros psicodislépticos, se ha especulado con la posibilidad de emplear esta sustancia o derivados de ella en el tratamiento de la depresión o de la adicción a otras drogas, y por eso se han realizado diferentes investigaciones al respecto.
Los resultados de algunos de ellos reflejan que el DMT tiene un efecto potenciador de la serotonina, imitando el comportamiento de esta hormona en diferentes receptores cerebrales. Uno de ellos es el 5-HT2C, cuya activación puede generar una mejora del estado del humor. Asimismo, la activación de otros receptores de la serotonina podría explicar la presencia de alucinaciones.
En estudios controlados se ha encontrado que la administración de DMT puede producir relajación y una disminución de la sintomatología depresiva en dosis bajas, si bien este efecto debe replicarse y se deben analizar las posibles complicaciones derivadas de ello (los ensayos tenían muy pocos participantes).
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El caso del ex-psiquiatra que se medicó con DMT
Sufriendo un trastorno bipolar en el que predominaba la existencia de episodios depresivos y ante el que la medicación convencional no resulta efectiva, y en base a los resultados de los estudios previos llevados a cabo sobre la ayahuasca y el DMT, un ex-psiquiatra retirado de cuarenta años de edad decidió intentar tratar sus síntomas depresivos a través del consumo diario de esta sustancia.
Iniciando el tratamiento
El sujeto en cuestión adquirió la sustancia de manera ilegal, a través de la deep web, e inició un tratamiento en el que se administraba diariamente DMT.
Las dosis eran extremadamente elevadas, de alrededor de un gramo diario. A pesar de ello, debido a una leve mejoría de su estado de ánimo el sujeto decidió agregar a su tratamiento la administración de fenelzina, un IMAO o inhibidor de la enzima monoaminooxidasa empleado en el tratamiento de depresiones atípicas a pesar de que requiere de un control exhaustivo de aspectos como la alimentación al poder causar con gran facilidad fallos hepáticos y elevaciones súbitas y peligrosas de la presión sanguínea.
Esta segunda sustancia potencia en gran medida los efectos del DMT. Durante este período, la familia referiría posteriormente que el experimentador empezaba a manifestar comportamientos hipomaníacos y erráticos, así como a mostrar un incremento significativo de su nivel de religiosidad. También presentaba disminución del sueño, que el ex-psiquiatra trató con clonazepam.
Síndrome de abstinencia
Sin embargo, seis meses más tarde de iniciar su automedicación el individuo tuvo que coger un avión fuera del estado y se vio obligado a cesar el consumo durante unos días. Este repentino cese del suministro de la sustancia provocó en él un severo síndrome de abstinencia que haría que fuese llevado al hospital.
El sujeto sufrió un severo episodio psicótico y manifestando también síntomas maníacos, comportamiento agresivo (tuviendo que ser reducido y contenido) y dificultades para comunicarse. Luego colapsó, sufriendo convulsiones e incluso llegando a necesitar ser intubado durante un día mientras se le estabilizaba. Una vez estabilizado pasó a mostrar un comportamiento logorréico, presentando potentes alucinaciones de tipo religioso en cuyo curso llegó a demandar que se le realizara un exorcismo.
Después de la administración de un tratamiento que se prolongó durante una semana, la sintomatología pareció remitir. Finalmente se propuso un seguimiento ambulatorio del estado del paciente, cuya condición actual no ha trascendido.
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Implicaciones del caso
El caso de este ex-psiquiatra tiene importantes repercusiones que cabe considerar. El DMT es una sustancia que debe ser estudiada con detenimiento y que en la actualidad no tiene una utilización terapéutica aprobada, siendo necesaria una mayor exploración de sus efectos y riesgos.
Se ha manifestado que también puede generar episodios maníacos y psicóticos debido a sus efectos alucinatorios en casos en que se padecen psicopatologías previas o se consumen otras sustancias. En el caso que da origen a este artículo, además, la dosis empleada (1 gramo diario) era exageradamente alta, lo que potencia los riesgos.
Además, las investigaciones llevadas a cabo anteriormente trabajaban bajo condiciones controladas en la que los voluntarios manifestaban depresión severa y crónica, pero no un trastorno bipolar. En el trastorno bipolar han existido como mínimo episodios de hipomanía, y en el caso de ex-psiquiatra la historia clínica refleja la existencia de un episodio maníaco previo. Con ello nos referimos a que la utilización de DMT podría provocar un incremento de la sintomatología maníaca (como de hecho ocurriría en este caso).
Del mismo modo, al igual que con otras sustancias se tiene que tener en cuenta que la adquisición de dependencia y tolerancia a una sustancia supone que ante una retirada brusca pueden surgir síndromes de abstinencia de gravedad variable que incluso podrían terminar en la muerte del sujeto. Siempre que se produzca la retirada de una sustancia ésta debe ser gradual y controlada.
Por último, otro de los temas que podemos ver en este caso es el de la automedicación que llevó a cabo este antiguo profesional de la psiquiatría. Si bien en el caso de este sujeto se trataba de alguien que contaba con formación vinculada al mundo de los psicofármacos, la autoprescripción y autoadministración de fármacos puede tener severas consecuencias en aquellos que la lleven a cabo, especialmente si se realiza sin conocimientos en la materia o de los posibles efectos adversos, interacciones o dosis indicadas.
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